Las rosas de Pallarols y la subordinación fundante
Más influencia y territorios conquistó Inglaterra con su diplomacia que con sus tropas o sus flotas. Nosotros mismos, argentinos, somos un ejemplo irrefutable y doloroso. Supimos rechazar sus regimientos invasores, pero no supimos resistir la penetración económica y a su disgregación diplomática… La historia contemporánea es en gran parte la historia de las acciones originadas por la diplomacia inglesa.
Raúl Scalabrini Ortiz, 1940.
En los últimos años, argentinos, a lo largo y a lo ancho del país, han multiplicado y fortalecido el proceso de producción de marcas de la memoria de la causa de Malvinas en el territorio y en sus propios cuerpos, consolidado a partir de la guerra de 1982. En simultáneo se desarrollan diferentes acciones que, en nombre de la paz y el amor entre los pueblos, promueven el olvido de la guerra y de la defensa de la soberanía argentina y la aceptación de la ocupación extranjera de la tercera parte de nuestro suelo y nuestro mar y la expoliación de nuestros recursos naturales. La dimensión simbólica de los fenómenos sociales no es una dimensión menor, secundaria, no es algo que se les agrega o superpone como capa ornamental, superficial, sino que los constituye. Como decía Sun Tzu, los mejores generales no son los que ganan todas las batallas sino los que convencen a los rivales de que no tiene sentido pelear (Sun Tzu, 2003: 8). La disputa por el significado de Malvinas tiene al espacio urbano como un escenario fundamental, un campo de batalla de una guerra cultural en desarrollo. Por el camino trazado por nuestros maestros nos abocamos aquí a la tarea de “seguir los hilos de la marioneta”.
Las rosas por la paz de Juan Carlos Pallarols se presentan como obra colectiva de la que participan ciudadanos de todo el mundo y a través de la cual se busca unir a los argentinos. Están inspiradas en “La rosa homenaje a Lady Di” del mismo escultor. Así relata Pallarols el origen de las rosas en su obra escultórica en un homenaje a la princesa británica Lady Diana:
Recuerdo como si fuera hoy, cuando gracias a la gestión del ahora amigo Juan Archibaldo Lanús, entonces Embajador de Francia, se reunieron amigos de Diana Spencer para rendir un homenaje por su dolorosa desaparición. Todos coincidieron en que merecía ser recordada con un objeto tan puro y bello como su persona. Esa fue la primera vez que me tomé la dedicada tarea de deshojar un pimpollo inglés y observar cada uno de sus pétalos. Así nació esta técnica que me acompaña hasta la actualidad, en la que cada rosa se asemeja cada vez más a una rosa natural. También en esa ocasión, buscamos en mi Taller, la manera de acercar el color y el tono de la rosa a lo que la inspiraba, que era el adiós para siempre a esta inolvidable princesa.
Podríamos decir que más allá de esa primera rosa que realizó mi Abuelo José para una sobrina, esta rosa, la de Lady Di, fue el primer paso para una obra que ya ha cobrado identidad propia: La Rosa Pallarols. (Pallarols, s.f.)
“Dos rosas por la paz” se llama la obra que nos ocupa. Fue realizada con material bélico proveniente de la guerra de Malvinas (vainas servidas de plomo, restos de aviones argentinos e ingleses fundidos). Así como en el proceso de fundición desaparece la singularidad de los restos de material bélico que resultan piezas de valor histórico, reliquias dignas de veneración en el marco de otros monumentos, este proyecto, a partir de la idea presupuesta de la guerra de Malvinas como aventura absurda y criminal, resignifica los instrumentos de combate en símbolos de unión y paz. De alguna manera, funde, borra la recuperación de la soberanía argentina sobre las islas como motivo de la guerra, los hace desaparecer al transformar sus restos materiales en otra cosa. Esta otra cosa son representaciones de rosas. La rosa es un símbolo británico, la Rosa Tudor, también conocida como rosa inglesa es la flor nacional británica.
El monumento consiste en la figura de dos flores de bronce de tres metros de altura, que lleva inscriptos los nombres de los casi mil soldados argentinos y británicos que murieron durante la guerra. Está emplazado en la ciudad de González Chaves, al sur de la provincia de Buenos Aires. En él se equiparan y se honran tanto los caídos argentinos como los británicos y, además, se reconocen y legitiman las cuestionables cifras oficiales británicas sobre sus muertos.
Otras cinco rosas de tamaño normal (82 cm, por el año de la guerra) fueron realizadas como ofrenda a los caídos en combate cuyos restos mortales están en los cementerios de las Islas Malvinas. Dos rosas para los cementerios de Darwin, donde yacen los soldados argentinos y, para el de San Carlos, donde descansan los caídos británicos, otra para el cementerio local de las islas en memoria de tres civiles muertos durante el conflicto, una para tirar al mar donde fue hundido el ARA General Belgrano y la última para Bahía Agradable, allí el 8 de junio de 1982, los aviones cazas argentinos se lanzaron sobre el desembarco inglés y provocaron el mayor daño a la flota británica durante la guerra.
El esfuerzo material y simbólico de transformar elementos de guerra y muerte en la imagen de las flores, como símbolo de vida, amor y paz, el acto de homenaje a los caídos de uno y otro lado, incluso a los civiles habitantes de las islas, la equiparación del hundimiento del Manuel Belgrano con la Batalla de Bahía Agradable, proponen la reconciliación entre argentinos, británicos y habitantes de las islas, el olvido de la guerra y la disputa por la soberanía que la desencadenó. Una especie de borrón y cuenta nueva. Las rosas metálicas ofrecidas a los británicos pueden entenderse como gesto de buena voluntad y hasta como un pedido de perdón por la guerra y por los muertos que, desde esta perspectiva, es exclusiva responsabilidad del gobierno militar argentino de ese momento. En las antípodas, esto es percibido, como un acto de subordinación y humillación nacional frente al poder invasor. Estas rosas artificiales de metal, de Pallarols son así la antítesis de las 649 rosas reales con que los familiares de los caídos argentinos los honran y homenajean cada año, el 2 de abril, en la misa de la Catedral Metropolitana. Las rosas de Pallarols son producto del modelo interpretativo centrado en los combatientes concebidos como víctimas a partir del “punto de vista del loco” (la idea repetida hasta el cansancio de la guerra como aventura absurda y criminal producto de la decisión del general borracho con un único objetivo: perpetuarse en el poder). Acá se borra la disputa por la soberanía y las distintas estrategias desplegadas por Gran Bretaña para controlar el Atlántico Sur y sus recursos y las acciones argentinas por defender lo que nos pertenece.
La teoría de la insubordinación fundante, del profesor Marcelo Gullo, constituye una herramienta fecunda y eficaz para el análisis del pasado y la intervención en el presente. La idea central es “una actitud de insubordinación ante el pensamiento dominante que permite un impulso estatal eficaz para lograr un umbral de poder necesario para convertirse en un actor internacional independiente” (Gullo, 2015). Las rosas de Pallarols expresan el contrario absoluto, una actitud de subordinación ante el pensamiento dominante que consolida la dependencia de la Argentina, la subordinación fundante.
Invitamos a los lectores a subir imágenes de tatuajes y otras marcas de la memoria de Malvinas al Muro de la Memoria Malvinera: http://memoriamalvinera.unla.edu.ar/
Bibliografía
Gullo, Marcelo (2012), “La historia oculta. La lucha del pueblo argentino por su independencia del imperio inglés”, Buenos Aires, Biblos.
Gullo, Marcelo (2015), “La insubordinación fundante. Breve historia de la construcción del poder de las naciones”, Caracas, El perro y la rana.
Pallarols, Juan Carlos (s.f.), “Rosa homenaje a Lady Di”, Buenos Aires. Recuperado de: http://pallarols.com.ar/portfolio/rosa-homenaje-a-lady-di/
Scalabrini Ortiz, Raúl (2001), “Política británica en el Río de la Plata”, Buenos Aires, Editorial Sol 90.
Tzu, Sun (2003), “El arte de la guerra”, Biblioteca Virtual Universal. Recuperado de: http://www.biblioteca.org.ar/libros/656228.pdf