El aislamiento artificial
A solo 650 kilómetros de las costas de Santa Cruz, las islas Malvinas forman parte de la geografía del litoral atlántico argentino, siendo el emergente de la plataforma continental americana que se asoma por sobre el nivel del mar en el archipiélago malvinense. Como tal, su devenir estuvo siempre vinculado con los aconteceres de la tierra de la que forma parte: la Argentina1.
Sin embargo, a partir de la ocupación británica, las islas entraron también en la historia mundial del imperialismo, que las llevó a desconectarse forzadamente de sus dinámicas de vinculación histórica y natural con el continente. En este breve artículo buscaremos poner de manifiesto cómo su separación artificial del continente del que forman parte se debe al aislamiento promovido por el Imperio británico como estrategia colonial para sostener la ocupación ilegítima de nuestro territorio.
La integración natural
Las Malvinas forman parte de la historia argentina incluso desde antes de la conformación del Estado nacional, ya que eran una de las dependencias del virreinato español del Río de la Plata. Los primeros gobiernos de las Provincias Unidas del Río de la Plata tuvieron en cuenta a las islas Malvinas2 en diversos actos administrativos, y enviaron al oficial de Marina David Jewett a tomar posesión formal de las Islas en 18203. De allí en adelante, los sucesivos gobiernos argentinos realizaron diferentes actos demostrativos de su soberanía, incluyendo la designación de gobernadores, la sanción de legislación sobre recursos pesqueros y el otorgamiento de concesiones territoriales4.
En ese marco, el 10 de junio de 1829 se creó la Comandancia Político Militar de las Islas Malvinas a cargo de Luis Vernet, que se asentó en Puerto Soledad con su familia y nuevos colonos, con un plan de desarrollo para la zona que incluía la isla de los Estados y la costa de Tierra del Fuego, desde la cual se proveía de madera y otros insumos a la población malvinense.
Escudo de la Comandancia de las Islas Malvinas y Adyacentes. Fuente: Wikimedia.
La definición política del gobierno argentino no solo buscaba consolidar la integridad de todo el territorio antes dependiente del virreinato, sino también ampliar y desarrollar la zona que ya era considerada un punto importante del tráfico marítimo. A su vez, tenía el objetivo de evitar la depredación de las especies nativas y usufructuar los derechos económicos de la explotación de los recursos de la zona que hacían terceros países5.
Sin embargo, todo ese desarrollo se vio truncado debido a la ocupación de las islas Malvinas por parte de la Corona Británica en 18336, expulsando de forma violenta a las autoridades constituidas y a la población que habitaba el territorio incluso desde la época española. Esto significa que las familias criollas que vivían en Puerto Soledad y otras partes de las islas, fueron forzadas a abandonar sus hogares y todo lo que habían construido allí.
De esta forma, se escindió a las islas de la Argentina naciente, particionado nuestro territorio nacional y aislando su devenir del resto del continente.
En estos primeros tiempos, Argentina exigió de forma constante la devolución de las islas, haciendo diversas propuestas, pero los británicos se negaron rotundamente a aceptar siquiera hablar sobre la cuestión de la soberanía. Sin embargo, Argentina nunca ha dejado de considerar a las islas como parte integrante del territorio nacional7.
Una perdida dependencia de la Corona Británica
A partir de la ocupación en 1833, las islas Malvinas funcionaron como dependencia colonial dentro del Imperio británico y su red de conexiones marítimas globales. Para sostener la colonia que acababa de conseguir, el Reino Unido alentó la migración desde otras zonas de su Imperio, y las islas se repoblaron con súbditos británicos que venían de lugares tan lejanos como Filipinas, Zimbabue, Australia o Nueva Zelanda. La promoción de la inmigración se debía a la necesidad de mantener presencia en esos puestos destacados de su estrategia naval, pero en general los asentamientos fueron precarios y se mantuvieron escindidos de la comandancia militar o gobernación.
Imagen costera de las islas hacia 1833. Fuente: Observatorio Malvinas, Legislatura de Río Negro.
La población británica de las islas no tuvo prácticamente participación en la vida política del asentamiento hasta mediados del siglo XX; de hecho, esta influencia se dio recién después de la guerra de 1982, paradójicamente al mismo tiempo que se redobló la inversión militar en las islas8.
Debido a los esfuerzos argentinos, en los años que siguieron a la ocupación de las Malvinas, se reestablecieron algunos vínculos con el continente, especialmente a raíz del poblamiento del sur del país. El Territorio Nacional de Santa Cruz —creado en 1884 y convertido en provincia en 1957— desarrolló una relación muy estrecha con las islas, especialmente con la fundación de Río Gallegos, su capital, a solo 783 km de Puerto Argentino. Navas9 (2016) sostiene que la movilidad entre las islas y el continente fue activa por las propias limitaciones de crecimiento que el asentamiento británico en las islas proporcionaba. Al momento de iniciarse el poblamiento de Santa Cruz, las tierras de las islas Malvinas estaban ocupadas en su totalidad y la demanda laboral se encontraba estancada. Por lo tanto, el desarrollo poblacional no tenía más estímulo económico de significación que la ganadería lanar, la cual se encontraba en un nivel satisfactorio ya que la actividad estaba dominada de manera monopólica por la Falkland Islands Company (FIC), mientras que, por el contrario, las propuestas de arrendamiento en Santa Cruz incluían opciones muy beneficiosas de compra de tierras y promesas de una vida mejor10. Pierini y Beecher lo resumen de esta manera:
La concentración de la tierra en manos de la Compañía hizo que “prácticamente todos los campos pertenecieran a la misma y no había futuro promisorio para los empleados” por lo que —de acuerdo con los testimonios de los descendientes de los primeros pobladores— muchos de sus habitantes fueron “empujados” a emigrar a Santa Cruz.11
Efectivamente, desde la segunda mitad del siglo XIX comenzó a gestarse un fuerte vínculo entre las islas y el continente que iría transformándose y abarcando una diversidad de dimensiones, desde las actividades e intercambios económicos que generaron y fortalecieron vínculos sociales hasta los acercamientos religiosos y culturales. Un ejemplo es la experiencia de la misión salesiana12 desarrollada entre 1888 y 1942 a cargo del padre Mignone, un uruguayo que no solo fue el promotor de la primera usina eléctrica en las islas, sino que sostuvo fervientemente la soberanía argentina sobre las Malvinas13.
De esta articulación se desprende que, si bien el asentamiento colonial británico en las islas había trasplantado población de otras partes del Imperio, la tierra que habitaban seguía íntimamente conectada con su patria, la Argentina, y dicha conexión terminó empujando la vinculación de la población británica del asentamiento con la Argentina continental.
Mapa oficial del Instituto Geográfico Argentino del año 1885 mostrando el «Canal Beagle» y sus límites. Fuente: Wikimedia Commons.
La cortina de niebla
Lamentablemente, el fluido intercambio inicial fue decayendo a lo largo de los años14, y la negativa del gobierno británico a dar lugar al reclamo de soberanía sostenido por Argentina limitó las posibilidades de articulación.
Durante el siglo XIX, las islas se constituyeron en una posta obligada de una de las principales rutas de navegación del mundo que unía los diferentes puntos del planeta pasando alrededor del Cabo de Hornos. A esta fuente de trabajo inagotable como resultado de la reparación de los barcos que hacían la peligrosa travesía del estrecho, se sumaba la industria foquera y ballenera en alza, conformando una red comercial e industrial alrededor del pequeño asentamiento15. Aprovechando esta breve pujanza, el gobierno británico bregó por minimizar la conexión con el continente, negándose a mantener vías de comunicación marítima estables y a efectuar intercambios comerciales.
Estación ballenera abandonada en Georgias del Sur. Fuente: Oceanwide expeditions.
Sin embargo, para comienzos del siglo XX, el escenario comenzó a cambiar, la navegación a vapor con barcos construidos en hierro y acero, y la apertura del canal de Panamá en 1914, impactaron fuertemente en el tránsito por aquella zona. Si bien los cazadores de ballenas y focas continuaron con sus actividades, el nivel indiscriminado de la explotación estaba poniendo en riesgo la supervivencia de las especies.
Avanzando en el siglo XX, la situación de las islas no mejoró. Lo que quedaba de la industria foquera/ballenera, ya con base en las Georgias, finalizó sus actividades en 1965. Por otro lado, el aumento del uso de fibras artificiales en la industria textil provocó una rápida caída en el precio de la lana, que se había convertido en la principal fuente de ingresos de las islas. Además, la mayor parte de las tierras y los rebaños de ovejas pertenecían a la FIC, cuyos beneficios se destinaban a pagar dividendos a los accionistas en Londres, en lugar de ser invertidos en las islas16.
Sin la afluencia de barcos de las épocas pasadas, con poca movilidad en su población, las islas fueron desarrollando características de una población aislada. Careciendo de aeropuerto, los viajes debían realizarse por barco, las noticias llegaban con retraso y las provisiones directamente desde el Reino Unido por catálogo.
En 1963, la revista argentina Panorama publicó un reportaje gráfico realizado en las islas Malvinas por el fotógrafo Francisco Vera titulado “Detrás de esa cortina de niebla”. Acompañando las fotografías, se publica un texto de Mario B. de Quirós denominado: “Una cortina de niebla y silencio envuelve a este archipiélago, jirón irredento de nuestro territorio”17. El reportero relata que en esa época los habitantes de Malvinas se reducían a 1195, la única forma de llegar (o salir) era por barco desde Montevideo y se requería de un permiso especial otorgado en Londres por el Foreign Office que aprobaba el ingreso de todo extranjero, por lo que la circulación era mínima. Si bien la posición geográfica de las islas había demostrado ser de un gran valor estratégico durante las dos guerras mundiales, esto no se correspondía con una ponderación sobre el asentamiento civil que vivía una época de aislamiento.
Tapa del número de revista Panorama cuyo título principal es "Detrás de la cortina de niebla: las Malvinas". Fuente: Ahira.
Como correlato de esta situación, a finales de los años 60 la tasa de natalidad de las islas bajó pronunciadamente, mientras que aumentaba la emigración hacia el Reino Unido y la Commonwealth. Este fenómeno migratorio comenzó a darse en la mayor parte de las colonias británicas como espejo del proceso de descolonización impulsado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Como respuesta, el Reino Unido modificó la ley de inmigrantes disponiendo que no pudieran emigrar a territorio británico quienes no fueran nativos o que tuvieran por lo menos un abuelo nacido en el Reino Unido. Estas medidas impactaron fuertemente en las islas reforzando el sentimiento de abandono: “Hacia 1970 sólo la mitad de los isleños de Malvinas cumplían con los requisitos de la misma. Sólo 140 habitantes tenían pasaporte que les permitiría emigrar y 862 estaban sujetos a la aplicación de la nueva ley de inmigración”18.
En este contexto, el inicio de negociaciones entre el Reino Unido y la Argentina proveyó el marco para volver a interconectar las islas con el continente. Las negociaciones bilaterales que se dieron a finales de los 60 decantaron en una serie de acuerdos que modificaron la situación de las islas Malvinas y sus habitantes. Los más importantes fueron los vinculados a la provisión de energía por parte de las empresas estatales “Gas del Estado” e YPF, y la conectividad mediante la construcción de una pista de aterrizaje realizada por la Fuerza Aérea Argentina y operada por Líneas Aéreas del Estado (LADE). La cooperación también incluyó la implementación de la denominada white card: una tarjeta blanca que reemplazaba el pasaporte para facilitar el ingreso de los isleños al continente. Esto promovió que los mismos pudieran recibir asistencia médica de complejidad y asistir a los colegios y universidades del continente.
Gracias a la cooperación desarrollada, una pequeña comunidad de argentinos continentales vivía en las islas: desde 1975 se designaron dos maestras para la enseñanza del idioma español en las escuelas malvinenses. También daban clases optativas a adultos y, dos veces por semana, clases por la radio local para los habitantes de áreas rurales. A su vez, se proporcionó el suministro de productos comerciales para el consumo en las islas, especialmente productos alimenticios frescos.
Depósito de YPF en Malvinas. Foto: Miguel Durán, tomada de La Voz (https://www.lavoz.com.ar/politica/malvinas-36-anos-despues/).
Según el testimonio de Alejandro Betts volcado en el libro de Uriel Erlich:
[…] aunque al principio hubo resistencias, muy pronto se vieron los enormes beneficios que implicaban los acuerdos: se rompió el aislamiento en el que se encontraba “la colonia” hasta ese momento. Entonces hubo una gran aceptación de los pobladores.19
Sin embargo, no hay que olvidar que el acercamiento también convivió, sobre todo en plena campaña en la ONU, con las manifestaciones de britanidad isleñas. La más destacada se produjo en 1968 en el marco de la visita de Lord Chalfont, quien tuvo la misión de llevar la propuesta del memorándum de entendimiento a las islas y fue recibido con carteles que rezaban: “Keep The Falkland British”.
No es de extrañar la resistencia local a la vinculación con el continente, mientras muchos isleños recibían agradecidos las mejoras en su calidad de vida provenientes de la articulación, muchos otros veían perjudicados sus intereses personales con los cambios en el statu quo:
Comida, combustible y transporte interisleño eran proveídos por la FIC. De ahí que la compañía fuera una activa opositora a los acuerdos de Londres con la Argentina. Obviamente estos afectaban sus intereses, empezando por el establecimiento de los vuelos de LADE entre Comodoro Rivadavia y Stanley. Se alertaron además por la competencia que les presentaba la provisión de combustible al archipiélago por parte de Yacimientos Petrolíferos Fiscales”.20
Tierra de confinados: el aislamiento artificial
Después de un largo periodo de aislamiento, las islas habían mejorado enormemente su calidad de vida a través de los acuerdos con la Argentina, que permitieron el acceso a salud, educación, provisión de energía, servicios básicos y conectividad.
A partir de los acuerdos de comunicaciones, lazos no solo económicos y comerciales sino también familiares entrelazaron las islas con el continente. Según narra Natasha Niebieskikwait, Peter Robertson, habitante de las Malvinas, no solo tiene un bisabuelo argentino continental sino que su esposa también lo es, dos de sus tres hijos nacieron en Río Gallegos y los tres estudiaron en la Universidad Nacional de Córdoba, “pero sus nietos no conocen el espíritu argentino, ni tienen vínculos con el continente”21.
La guerra fue la excusa perfecta para el gobierno británico, que previamente había negociado con la Argentina con una mano, mientras que con la otra alentaba las manifestaciones de britanidad de las islas con la otra mano, la misma con la que sostenía los informes sobre la gran cantidad de recursos naturales (ictícolas e hidrocarburíferos) presentes en las aguas circundantes.
Edificio histórico de la Falkland Islands Company en Puerto Argentino. Fuente: Wikimedia Commons.
Materialmente, el impacto del aislacionismo efectuado por los británicos después de la guerra fue muy importante. El analista británico Klaus Dodds sostiene que:
El cambio que vivió la colonia a partir de 1982 fue significativo: en su corazón se encuentran las decisiones de construir una base aérea británica en Mount Pleasant e iniciar un régimen de licencias de pesca a mediados de la década de 1980. Si el primero ofrecía seguridad militar, el segundo brindaba seguridad económica y permitía al Falkland Islands Government [el gobierno local] realizar inversiones sustanciales en comunicaciones internas, educación, salud y bienestar.22
El cambio en la economía de las islas fue sustancial, ya que pasaron en muy poco tiempo de la subsistencia y dependencia de la ayuda británica, a tener uno de los ingresos per cápita más altos del mundo. Esta transformación se debe fundamentalmente al inicio de la explotación de los recursos ictícolas de forma unilateral definida por el Reino Unido luego de la guerra, pero también a la forma en la cual se realiza esa explotación en manos de la FIC.
La Falkland Islands Company responde a su matriz que es la Falkland Islands Holding (FIH), un conglomerado británico que ha diversificado sus intereses a la pesca, el turismo y el petróleo y en la que los isleños pudieron comprar acciones. De hecho la FIH cotiza en el mercado de inversión alternativo de Londres […].23
Guillermo Makin24 sostiene que el Reino Unido había mantenido una desatención constante hacia los isleños antes de la guerra; sin embargo, después de la guerra la actitud cambió 360º. La construcción de un nuevo aeropuerto, esta vez dentro de la base aeronaval proyectada en Monte Agradable, tuvo dos objetivos: mantener el contacto de los habitantes de las islas con el Reino Unido y como potencial elemento de disuasión hacia la Argentina. La diversificación en la provisión de energía se consiguió mediante la inversión en energía eólica y la instalación de turbinas de generación de electricidad en Puerto Argentino. Los avances en la tecnología de las comunicaciones también han contribuido a mejorar la conexión de las islas con el resto del mundo.
Aeropuerto y base militar de la Real Fuerza Aérea británica en Monte Agradable. Fuente: Wikimedia Commons.
En este sentido, Marcelo Kohen y Facundo Rodríguez sostienen que es un objetivo británico evitar que haya relaciones entre el territorio continental argentino y las islas Malvinas.
Por eso buscan y obtienen contactos con nuestros países vecinos en materia de comunicaciones, comercio, cultura y deportes. Hablan de un “bloqueo” impuesto por el gobierno nacional, cuando la realidad es que se auto-bloquean y rechazan todo ofrecimiento del mismo.25
Tal y como se ha relatado en estas páginas, las islas Malvinas siempre han sido parte del continente americano y su historia está estrechamente entrelazada con el devenir de la Argentina continental. Incluso bajo la ocupación británica, los lazos persistieron de tal forma que los británicos impulsaron un aislamiento artificial de la colonia para reafirmar su autoridad sobre la misma.
En diversos periodos de la historia, la voluntad argentina ha logrado traspasar la cortina de niebla y reanudar las relaciones generando un impacto positivo sobre el desarrollo de las islas y en la calidad de vida de su población, lo demuestra que es mucho más lógico que las islas estén integradas al continente del que forman parte que a una metrópoli lejana. A pesar de esto, y por las razones expuestas, la administración colonial ha persistido en su tesitura de bloquear el intercambio. Sin embargo, las dinámicas de la historia volverán a darnos la oportunidad de revincular nuestras islas con su patria, como ya ha sucedido en el pasado, y esperemos que esta vez sea de forma definitiva.

2. Heredadas de España “uti possidetis juris”.
3. Lorenz, F. (2014). Todo lo que necesitas saber sobre Malvinas. Buenos Aires: PAIDOS.
4. Poó, C. M. (2013). Malvinas: Decálogo de un despojo. Malvinas en la universidad 2012 (págs. 220-247). Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación.
5. Dario, L. (2015). La segunda Guerra de Malvinas: la disputa por los recursos pesqueros. Buenos Aires: Tesis para acceder al título de Magister en Relaciones y Negociaciones Internacionales de las Universidades de San Andres, Flacso Argentina y de Barcelona.
6. La ocupación de Malvinas es relatada por Groussac (1936), Arnaud (2014), Poó (2013) y otros autores.
7. Kohen, M., & Rodríguez, F. (2016). Las Malvinas, entre el derecho y la historia. Buenos Aires: EUDEBA.
8. Para el Reino Unido las Islas Malvinas son un territorio británico de ultramar que se autogobierna, pero cuyas relaciones exteriores y asuntos de defensa están delegados en el gobierno británico.
9. Navas, P. (2016). Malvinas y Patagonia. La historia de un vínculo construido durante más de cien años (1850-1982). Buenos Aires: Cámara de Diputados de la Nación Argentina.
10. Erlich, U. (2015). Malvinas: Soberanía y vida cotidiana. Buenos Aires: Nuestras Malvinas.
11. Pierini, M. d., & Beecher, P. G. (2013). Malvinas y Santa Cruz: una relación histórica quebrada por una guerra. En Anónimo, Malvinas en la UNIVERSIDAD: (págs. 38-63). Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación. pág. 41
12. Desde la prefectura apostólica de Tierra del Fuego.
13. Nicoletti, M. A. (1999). Una misión en al confín del Mundo, la presencia salesiana en las islas Malvinas (1888-1942). 215-234.
14. Las posibles vinculaciones locales que hubieren podido permanecer no han sido documentadas hasta el momento.
15. Incluyendo las actividades de “raqueo”: el rescate y la recuperación de los restos de los naufragios.
16. Colombo, R., & D´Elia, D. (2019). Caso Malvinas: el estrepistoso fracaso del memorandum de entendimiento de 1968. Boletín del Centro Naval, 80-87.
17. El texto completo del artículo publicado por Quiroz en la revista Panorama se recupera de la trascripción del mismo que hace el historiador Felipe Pigna en su sitio web: https://www.elhistoriador.com.ar/las-malvinas-en-los-sesenta-un-retrato-de-aquella-estancia-lanera-en-decadencia/
18. Ciccione, C. S. (2013). Malvinas: Dulce de Leche estilo colonial. Malvinas en la universidad. 94-114. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la Nación. Pág. 100.
19. Erlich, Op Cit, pág. 39.
20. Niebieskikwiat, N. (2014). Kelpers. Buenos Aires: Sudamericana.
21. Niebieskikwiat, Op Cit, pág 206.
22. Dodds, K. (2012). Stormy waters: Britain, the Falklands Islands and de UK-Argentine relations. International Affairs 88: 4 (2012) 683–700, 88(4), 683–700. Pág. 697.
23. Niebieskikwiat, Op Cit, pág. 174.
24. Entrevista a Guillermo Makin. Ciudad de Buenos Aires. 11 de septiembre de 2018.
25. Kohen, M., & Rodriguez, F. (29 de junio de 2021). Malvinas: a 50 años del acuerdo de comunicaciones. Diario Perfil, págs. https://www.perfil.com/noticias/elobservador/malvinas-a-50-anos-del-acuerdo-de-comunicaciones.phtml
Imagen de portada: Télam.