China, el litio y la diplomacia de la adaptación en América Latina

En la segunda entrega sobre el litio y la política exterior latinoamericana, la autora lleva a cabo una caracterización del modelo de diplomacia de la República Popular China y sus consecuencias para la región.
Por Magalí Gómez *

 

No es noticia que la República Popular China se ha consolidado como una potencia que pisa fuerte y pone en jaque el orden mundial establecido. Tampoco es casualidad que el próximo inquilino de la Casa Blanca esté obsesionado con frenar el avance asiático, elaborando estrategias para arrinconarlo. Mientras tanto, en este hemisferio, el presidente argentino mantiene con China una relación de idas y vueltas digna de un culebrón: grita a los cuatro vientos que no la quiere, pero, a la hora de los hechos, la sostiene a como dé lugar.

Un ejemplo de la preeminencia china lo constituye el liderazgo que esta nación sostiene en materia tecnológica en relación al mercado del litio: es el país con mayor consumo del mineral, tercer productor global, primer destino de la mayoría de las exportaciones y líder en materia de electromovilidad y de desarrollo de energías renovables. Así es que, quienes venimos estudiando los recursos estratégicos en nuestra región, no podemos soslayar el papel de China, así como tampoco podemos dejar de estudiar la influencia del gigante en nuestros procesos de (des)integración. Hoy es el país, entonces, con mayor incidencia en toda la cadena de valor del litio, mineral clave en la transición energética global y muy relevante para nuestra región, dado que los países del Triángulo del Litio (TDL) Bolivia, Argentina y Chile concentran el 54% de los recursos totales.

En la anterior entrega de esta serie recorríamos los intereses trasnacionales en relación a la producción del mineral, advirtiendo sobre la creciente demanda global y el rol de nuestros países. La infografía que sigue a continuación pone bajo la lupa la intrincada red de presencias e influencias que envuelve al litio, y permite entender quiénes son realmente los jugadores de mayor peso en esta partida geopolítica.

 

Fuente: elaboración propia en base a fuentes oficiales y periodísticas, 2023. Diseño: Bianca Selene Calle, Patricia Macarena Álvarez.

 

China y su apuesta estratégica por el litio

El actual mandatario Xi Jinping, recuperando el camino trazado por anteriores gobiernos, propuso para China el modelo del socialismo con características chinas de la nueva era, que consistía en alcanzar una sociedad medianamente acomodada para 2021 año del centenario de la creación del Partido Comunista estableciendo como meta duplicar el ingreso per cápita y el PBI respecto de 2010. Mientras que, para el centenario de la fundación de la República Popular China, se propicia concluir la transformación de China en un país socialista moderno, próspero, poderoso, democrático, civilizado y armonioso, haciendo así realidad el sueño chino de la gran revitalización de la nación (Xi, 2014: 70, citado en Rosales, 2020).

La implementación de esta estrategia consta de dos fases: 2020-2035, y 2035-2049. Para 2035, el objetivo será fortalecer la posición tecnológica, convertirse en un “país de innovadores”, en pos de mejorar el desarrollo, para finalmente, en 2049, dejar de ser la fábrica del mundo para consolidarse como líder tecnológico. Así, el modelo se completa mediante el logro de la “nueva normalidad”, que implica el abandono de la producción a corto plazo hacia niveles más sostenibles en el tiempo. Bajo un modelo de planificación estatal centralizado y desarrollando una diplomacia económica, avanza hacia el sueño chino, que radica en liderar la carrera tecnológica a nivel global. Ese es el fondo de la cuestión en su disputa con los Estados Unidos.

Los planes quinquenales son clave para instrumentar dichas finalidades, así como las iniciativas de inserción global que implementa. Para operativizar su estrategia hacia el exterior, extiende dos iniciativas, la de Going Out o Going Global, y la iniciativa de la Franja y de la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés), las cuales incentivan a la expansión de sus empresas, siempre orientadas hacia las áreas que la planificación estatal considera prioritarias. La estrategia de internacionalización de las empresas privadas y el robustecimiento del sector en el país asiático, promueve que las compañías privadas inviertan en el extranjero. Para ello, se las subsidia, regula y beneficia. La BRI también se orienta en el mismo sentido, ofreciéndoles a las empresas la plataforma para que puedan ampliar y fortalecer sus mercados en el exterior. Los países productores de litio, Chile, Bolivia y Argentina, son blanco de ambas estrategias.

Adquirir litio es una determinación que responde al objetivo de autosuficiencia endógena, esto es, disminuir la dependencia de insumos del exterior, consolidando la producción interna de componentes y materiales. Para hacerse del mineral, China se acerca a la región del TDL mediante inversiones, adquisiciones y una diplomacia bilateral y pragmática que hoy lo posiciona como el país con mayor potencial para dominar dicho mercado. El gigante asiático es el primer o segundo socio comercial para los países de la región, y sostiene con ellos relaciones bilaterales que son prioritarias para las economías latinoamericanas.

 

Proyecto Pozuelos-Pastos Grandes de la minera canadiense Millennial Lithium Corporation, con participación de la china Ganfeng Lithium, en la provincia de Salta, Argentina. Foto: Argentina Mining 2024.

 

En el caso del litio, las empresas chinas que llegaron a los países del Triángulo son privadas, trasnacionales, cotizan en bolsa y generan proyectos de inversión, ejecutan adquisiciones y realizan distintos tipos de transacciones. Así, progresivamente, van tomando posición en los distintos yacimientos del TDL, distribuyéndose los territorios junto a capitales de otras potencias que también se asientan en nuestros yacimientos1.

 

Política exterior y diplomacia de la adaptación

Las diferentes iniciativas y visiones que atraviesan al gobierno de Xi Jinping y que persiguen la concreción del sueño chino pueden resumirse en una propuesta de un nuevo modelo de globalización alternativa, bajo una retórica que se basa en la tradición cultural china y que se sostiene discursivamente sobre principios como el impulso de la paz y cooperación, la apertura e inclusión, el aprendizaje conjunto, los beneficios mutuos, y la estrategia de ganar-ganar. Este modelo incluye las iniciativas mencionadas, tales como la de la Franja y la Ruta, la internacionalización de las empresas y una batería de iniciativas, planes, programas y proyectos que, finalmente, sustentan una visión e inserción global que redunda en el beneficio propio.

En ese marco, el pragmatismo y la preeminencia de las relaciones bilaterales caracterizan el vínculo del gigante con nuestra región, estableciendo lazos con los países sin importar su orientación política. Basta observar las oscilaciones en la relación con el actual presidente argentino o el ejemplo de Sebastián Piñera, quien en 2019 se convirtió en el primer latinoamericano en recibir un doctorado honoris causa de la prestigiosa Universidad Tsinghua.

El acercamiento de la potencia asiática hacia América Latina se desarrolla tanto desde el campo educativo-cultural, en lo vinculado a la promoción de intercambios científicos y académicos y la diversificación de la estratégica cultural, así como del económico y productivo. En ese sentido, ha establecido relaciones con América Latina de largo aliento, con el objetivo de que la región le provea alimentos y minerales. Para ello, ha financiado proyectos de inversión relacionados a recursos agrícolas, mineros y energéticos, transporte y logística, destinando sus recursos principalmente hacia los sectores primario-extractivos.

 

Megapuerto de Chancay, en Perú, construido por la china Cosco Shipping Company. Foto: El Cronista.

 

China funda su proyección en estrategias de cooperación que permiten la puesta en marcha de la infraestructura necesaria, habilita la posibilidad de ampliar los destinos de exportación de los productos latinoamericanos, y propicia que los acuerdos firmados revistan una dimensión vinculada a la innovación y al intercambio en materia científico tecnológica. Es decir, valida su presencia mediante estrategias de seducción que a los países latinoamericanos también les comporta réditos.

Partiendo de su rol en el sector del litio, se puede afirmar que China adapta sus estrategias a las particularidades de cada país, teniendo en cuenta sus marcos y contextos específicos. Por ejemplo, en Argentina, su relación con las provincias propietarias del mineral refleja esta flexibilidad: China ha impulsado vastos acuerdos e inversiones en distintos proyectos de litio en Catamarca, Salta y Jujuy, adaptándose a la normativa provincial. A su vez, se ha establecido la modalidad de ciudades hermanas y firmas de MOU de cooperación minera, que contienen intercambios de visitas, realización de eventos, promoción de la investigación, entre otros.

Además, financia comunidades. Empresas chinas (aunque también canadienses) han otorgado donaciones a las poblaciones originarias presentes en las zonas de extracción de litio para iniciativas de tipo comunitarias. Esto no ha evitado ciertos conflictos como denuncias por parte de las comunidades por la ausencia de consultas previas, manifestaciones públicas, entre otras acciones dirigidas a reclamar por los impactos ambientales y sociales que implican este tipo de proyectos en sus territorios.

China también participa en licitaciones públicas en Chile y Bolivia, ajustándose a las necesidades y requisitos de cada país con ofertas atractivas. La nación asiática despliega una diplomacia que abarca a todos los actores clave involucrados en las decisiones sobre el modelo de explotación del litio, adaptándose con precisión a cada escenario.

Esto permite afirmar que China desarrolla una diplomacia de adaptación. Si bien en la dimensión macro de las relaciones bilaterales, se encuentran gran cantidad de elementos en común en los tres países del TDL (la BRI, las asociaciones estratégicas, los distintos acuerdos), cuando se analiza en detalle, se halla una vinculación a partir de las dinámicas de cada actor con el que negocia: estados nacionales, subnacionales, empresas privadas o estatales, universidades y comunidades locales. Hasta se propone negociar con la CELAC, que, sin embargo, no ha podido institucionalizarse como un interlocutor válido con quien unificar negociaciones de carácter regional.

Pero, ¿por qué esta diplomacia de adaptación es viable? Parte de la respuesta puede encontrarse en el histórico lugar subordinado de América Latina a los centros de poder, ocupando un rol de proveedora de materias primas funcional al modelo de acumulación capitalista y la tradición de fragmentación y balcanización que caracteriza a la región, con oligarquías que se identifican más con lo extranjero que con el interés nacional o regional. China se favorece, en suma, del lugar periférico en el sistema-mundo que los países latinoamericanos han ocupado históricamente; y además profundiza esta dinámica.

Así, se beneficia de los marcos normativos y de las opciones que le da cada país mediante una diplomacia activa de adaptación. Sus recursos diplomáticos y bilaterales le permiten conocer al detalle los modelos con los que debe negociar para alcanzar sus objetivos. Contribuye entonces a desfavorecer las posibilidades de integración, porque acuerda con cada país y según sus propios modelos.

 

Reunión de la iniciativa "Belt & Road" en Hong Kong, China, durante septiembre de 2023. Foto: REUTERS.

 

Sin embargo, también las compañías trasnacionales presentes en el TDL influyen en la menguada perspectiva regional, como explicamos en la entrega anterior. Las empresas privadas de origen chino se comportan de la misma manera que las otras empresas presentes. Se organizan para definir las reglas sobre el mercado, generan alianzas para la adquisición de yacimientos, presionan sobre actores estatales para defender sus intereses de capital. Si bien se puede afirmar que existe una disputa entre ellas en la carrera por adquirir salares para la exploración y explotación del litio, lo cierto es que, en un sistema mundial globalizado, los actores económicos actúan de manera interdependiente, generando reglas propias. Esta capacidad de intervención que adquieren los capitales privados en el devenir de la industria del litio, condiciona también las perspectivas regionales. En definitiva, se convierten en actores políticos de incidencia a escala nacional y trasnacional.

Más allá de estas definiciones, como mencionamos al inicio de este apartado, China sostiene una política exterior basada en la cooperación y el beneficio mutuo. Considerando estas características y sus propuestas en el despliegue internacional, podemos afirmar que su enfoque difiere del de las tradicionales potencias tales como Europa o Estados Unidos, cuya historia de saqueo es ampliamente conocida. La República Popular está planteando propuestas financieras y de desarrollo alternativas al modelo occidental. La iniciativa de la Franja y la Ruta da cuenta de ello, ya que, aunque algunos críticos pueden verla como trampa de la deuda, también representa una oportunidad para los países de Nuestra América. Será responsabilidad de estos países aprovechar los planes vinculados a la infraestructura regional, la innovación en tecnologías, la ruta verde o digital, entre otras posibilidades que propone esta nueva arquitectura global alternativa.

Entonces, ¿qué debemos hacer como región? América Latina es clave en el tablero global: concentra los recursos esenciales que el modelo de acumulación capitalista demanda. Las modalidades de vinculación económica y política deben inscribirse en un proyecto nacional y regional que priorice la soberanía sobre nuestros recursos estratégicos. Esto implica diseñar modelos que no solo promuevan inversiones, sino que también establezcan límites claros para prevenir la depredación ambiental y la fuga de capitales. En el caso argentino, el Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones (RIGI) es un síntoma del típico sistema extractivo que compromete la soberanía nacional. Más que aceptar estas reglas como inevitables, debemos asumir el desafío de construir alternativas que resguarden el futuro de nuestra región y de nuestros pueblos.

 

* Docente investigadora CEIL-UNLa y Mg. en Relaciones Internacionales (FLACSO). Directora del proyecto de investigación: Geopolítica, recursos estratégicos y (des) integración suramericana: el litio y sus procesos de industrialización.
1. Si bien China ha asumido compromisos internacionales en materia ambiental, las cifras aún demuestran que sigue siendo el principal emisor de gases contaminantes; a pesar del gran desarrollo de políticas de transición energética y de liderar en esta materia, todavía es ínfimo en relación a la expansión y uso de energías fósiles. Además, en relación a las inversiones, los proyectos de energías renovables son cuantiosamente menores a los relacionados con los hidrocarburos. Sin embargo, esas inversiones están orientadas en mayor proporción hacia América Latina que hacia otros continentes y el litio puede ser un factor que explique parte de esa orientación.