La política exterior de Evo Morales Ayma (2006-2014): cambio de rumbo y pragmatismo

El trabajo describe las relaciones bilaterales de Bolivia durante los dos primeros gobiernos de Evo Morales, explicando cómo el nuevo modelo de Estado priorizó una política exterior autónoma y soberana, sin por ello dejar de lado el pragmatismo.
Por Micaela Cavadini* y Maximiliano Zuccarino* *

 

Introducción

El siguiente artículo releva algunos aspectos de la política exterior llevada adelante por Evo Morales Ayma durante sus dos primeros mandatos (2006-2010/2010-2014) al frente del Poder Ejecutivo boliviano, entendiendo que la llegada al poder del candidato del Movimiento al Socialismo (MAS) significó un cambio en el paradigma que guiaba las relaciones internacionales del país en función de un objetivo concreto y mucho más amplio: sentar las bases de un nuevo modelo de desarrollo centrado en la búsqueda de autonomía y protección de los principios de nacionalismo y soberanía, a partir de la revisión de sus relaciones bilaterales con los países de la región y las principales potencias del planeta, es decir, con aquellos que representan las principales vinculaciones externas del país. Esta es, pues, la hipótesis principal que guía la presente investigación y el motivo que justifica la elección de determinados actores para el análisis.

En aras de ello, se parte de entender a la política exterior como el conjunto de decisiones y actuaciones mediante las cuales se definen los objetivos y se utilizan los medios de un Estado para generar, modificar, o suspender sus relaciones con otros actores de la sociedad internacional. Esto, a partir de considerar que dicha política no puede disociarse de la política interior de los Estados puesto que ambas se interfieren mutuamente, siendo dos facetas de una misma realidad política —la del Estado— tanto en su dimensión institucional como en su base social (Calduch, 1993). En línea con ello, Roberto Miranda (2005) señala que la definición metodológica para analizar la política exterior es posible a partir de dos dimensiones: el discurso de política exterior y la realidad de lo que efectivamente pasó cuando la política fue aplicada. En lo que respecta al análisis del discurso de la política exterior, su objetivo no es otro que tratar de comprender los distintos aspectos que hacen a los fundamentos de dicha política. Asimismo, también es vital conocer la realidad de lo que efectivamente hizo la política exterior cuando fue aplicada, es decir las consecuencias de la relación entre los contextos de la política —externo y decisional— y las acciones diplomáticas desarrolladas por el actor estatal.

 

Ministerio de Relaciones Exteriores del Estado Plurinacional de Bolivia. Foto: Archivo ABI.

 

Por otra parte, también se tomará en consideración el concepto de relaciones bilaterales, dado que este artículo realiza una descripción de este tipo de vinculación para el caso boliviano entre 2006 y 2014. El Ministerio de Educación de Colombia (s/d), define a estas últimas cómo “aquellas en las que participan dos países o las instituciones de dos países (…)”, señalando además que “estas relaciones se efectúan de gobierno a gobierno, a través de las embajadas y cancillerías”. También pueden participar de las mismas, agencias o instancias de coordinación técnica.

Cabe señalar, asimismo, que se abordará la temática propuesta a partir de la metodología denominada “enfoque descriptivo-explicativo”, el cual es desarrollado por Carlos Sabino (1992). Por un lado, la perspectiva descriptiva es aquella que busca dar cuenta de algunas características fundamentales de determinados fenómenos, proporcionando información sistemática para poner de manifiesto la estructura o comportamiento de los fenómenos en estudio. Por otra parte, la perspectiva explicativa centra la preocupación por determinar los orígenes o causas de un conjunto de fenómenos. Su objetivo, por lo tanto, es conocer por qué suceden ciertos hechos, analizando las relaciones causales o condiciones en que se producen.

Asimismo, se propone complementar esta perspectiva con la investigación comparativa, esto es, siguiendo a Hintze y Dadani (2018), el examen de patrones de parecidos y diferencias entre un número moderado de casos, que se encuentran vinculados entre sí, con el fin de comprender la diversidad. Esto, siempre de acuerdo a estas autoras, resulta útil, ya que al trabajar con un número acotado de casos seleccionados a partir de ciertos atributos, la estrategia comparativa se presta a la interpretación de las transformaciones contextuales (sociales, políticas, económicas) y permite revelar las diferentes combinaciones de configuraciones causales que producen determinados resultados, permitiendo captar la complejidad del fenómeno estudiado.

Tomando en consideración estos conceptos y definiciones teóricos, cabe ahora contextualizar brevemente el proceso histórico que precedió a la llegada de Evo Morales al poder en Bolivia. En este sentido, vale la pena remontarse un par de décadas atrás en el tiempo en relación a dicho acontecimiento, y señalar que, con el retorno de la democracia y ante la debilidad institucional en la que se encontraba el país andino, se estableció a partir de 1985 una alternancia en el poder entre una serie de partidos políticos que impulsaron un alineamiento con los principios promovidos por el Consenso de Washington y, por ende, con Estados Unidos, siendo funcionales a los intereses de las elites bolivianas y sectores empresariales, donde la participación de la sociedad civil y de los pueblos originarios era prácticamente nula. Tales relaciones estaban fuertemente influenciadas por el factor económico, lo que permitía asegurar la vigencia del modelo neoliberal, acentuando el proceso estructural de dependencia y dejando de lado la defensa de la soberanía y los intereses del propio Estado (Minerante, 2014).

 

Gonzalo Sánchez de Lozada, expresidente boliviano y emblema de las políticas neoliberales en el país andino. Foto: Agência Brasil, tomada de Wikimedia Commons.

 

Con el advenimiento de la administración Morales, la lógica de la proyección externa de Bolivia fue adquiriendo nuevos matices, que permitieron al líder masista imprimir un nuevo sesgo a las relaciones político-económicas y al lugar asignado por el componente ideológico, asentando la nueva inserción internacional del país en las nociones de “cambio y vivir bien” (Ceppi, 2014). Esto resulta clave para entender las particularidades y el rumbo impreso por Morales a la agenda interior y exterior boliviana bajo su mandato. Tal como afirma Martínez (2016), “el paradigma del Vivir Bien —filosofía de los pueblos originarios campesinos bolivianos— en el proyecto político de Evo Morales (…) procura recuperar la cultura de la vida y las vivencias de las comunidades indígenas ancestrales para generar relaciones armónicas en la sociedad y entre el hombre y la naturaleza, buscando el consenso y la complementariedad como una alternativa al modelo de desarrollo ortodoxo”. En este sentido, la presencia de David Choquehuanca como Ministro de Relaciones Exteriores durante todo el periodo bajo análisis representa la búsqueda por aplicar estos principios rectores en las decisiones en materia de política internacional, lo que llevó a una revisión de las vinculaciones establecidas durante la era Morales con algunos países de la región (Argentina, Brasil, Chile y Venezuela), el cambio de rumbo experimentado respecto a los Estados Unidos y la Unión Europea, y el establecimiento de nuevas relaciones con China y Rusia.

 

David Choquehuanca. Foto: ABI, tomada de www.aspb.gob.bo.

 

Primer mandato (2006-2010)

Evo Morales llega a la presidencia de Bolivia el 22 de enero del año 2006 en medio de una inusitada expectativa a nivel nacional e internacional. Esto se debió principalmente a que se trataba del primer representante de pueblos originarios en llegar a ocupar el puesto más alto del Poder Ejecutivo en un país como Bolivia, donde la mayoría de la población es descendiente o parte de comunidades indígenas, las cuales históricamente habían sido relegadas de la toma de decisiones respecto al rumbo que debía adoptar el país.

Desde su llegada, el exlíder sindicalista comenzó un proceso de transformación, cuyo fin era la reforma total del Estado, que se afianzó con el establecimiento de una nueva Constitución para el país, la cual entró en vigencia en el año 2009, dando lugar así al nacimiento del Estado Plurinacional. Este cambio de paradigma sentó las bases de un nuevo modelo de desarrollo que estuvo centrado en la búsqueda de autonomía y protección de los principios de nacionalismo y soberanía, que de aquí en adelante pasarían a guiar la política exterior del país.

Cabe mencionar que esta política se desarrolló en un escenario particular caracterizado por el progresivo acercamiento entre los países latinoamericanos en función de la afinidad ideológica que nucleaba a los principales líderes de la región en torno a discursos y posturas anti-imperialistas y de fuerte rechazo al reciente pasado neoliberal, situación que se mantendría durante todo el primer período presidencial de Morales, y parte del segundo. Como correlato de lo anterior, en lo que respecta a la vinculación global del país, se vislumbró un temprano alejamiento por parte de Bolivia en relación a las principales potencias occidentales (particularmente los Estados Unidos), motivado principalmente por la defensa de la autonomía en un contexto de redefinición de la identidad nacional, lo que propició un acercamiento a otras potencias alternativas dentro del sistema internacional.

 

Evo Morales Ayma en 2006. Fuente: Wikimedia Commons.

 

En consecuencia, y como se mencionó en la introducción, la política exterior boliviana durante el periodo bajo estudio será abordada teniendo en cuenta tres puntos centrales: primeramente, el establecimiento de relaciones bilaterales estratégicas con algunos países que resultaron claves en el desarrollo del país y en la creación del Estado Plurinacional, siendo los más importantes Venezuela, Argentina y Brasil. En segundo lugar, los intentos de Morales de acercamiento con Chile, con la finalidad de negociar una salida al mar para Bolivia y poner fin a décadas de conversaciones infructuosas. Finalmente, se estudiará la construcción de nuevas relaciones político-comerciales con China y Rusia, y el consecuente alejamiento de Estados Unidos y la Unión Europea.

A partir de la llegada de Morales al poder, la relación entre Bolivia y Venezuela se intensificó notablemente debido a la cercanía político-ideológica del mandatario boliviano con su par venezolano, Hugo Chávez, y a las posibilidades de diversificar la cooperación entre ambos. De acuerdo con Mesa Gisbert (2011), el apoyo moral y material que Chávez brindó a la campaña presidencial de Evo Morales marcó un punto de inflexión en el vínculo bilateral y en la política exterior en general. En palabras del autor, Morales optó por un “segundismo” de la política exterior venezolana, aceptando en los tres primeros años de su gobierno una suerte de padrinazgo político de Chávez y por extensión —más simbólico que efectivo— del mandatario comunista cubano Fidel Castro.

En este sentido, “Morales ha visto con beneplácito —y también lo ha tomado como referencia— el carácter altermundista, contra-hegemónico y el fuerte discurso antiimperialista que ha marcado la política exterior llevada adelante por las administraciones Chávez” (Lorenzini, 2012 en Ceppi, 2014: 134). Esta coincidencia de principios fue plasmándose en las críticas sobre las acciones militares de Estados Unidos —particularmente en Medio Oriente—; en el rechazo de los postulados neoliberales promovidos por los organismos financieros internacionales y en la adhesión de Bolivia a la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) (Canelas y Verdes, 2011 en Ceppi, 2014).

En cuanto a las relaciones económicas, estuvieron caracterizadas por el financiamiento venezolano a cuestiones sociales, cuyo objetivo era el de atender a las problemáticas de salud y educación en los sectores excluidos de Bolivia, como fue el caso de la campaña “Evo Cumple” (2006-2011) (Ceppi, 2014).

 

Evo Morales junto a Hugo Chávez y Lula da Silva. Fuente: Wikimedia Commons.

 

Al igual que en el caso de Venezuela, las relaciones de Bolivia con Argentina y Brasil estuvieron marcadas por la cercanía ideológica. La asunción de Morales fue coincidente con las administraciones de Néstor Kirchner (2003-2007) e Inácio Lula da Silva (2003-2011), quienes recibieron con beneplácito la victoria presidencial del líder indígena.

Sin embargo, más allá de esta afinidad política, el eje central de la vinculación entre estos tres países estaría marcado por el aspecto económico y, dentro de éste, específicamente la cuestión del gas. En el caso de Argentina, desde abril de 2004 ambos Estados se habían comprometido, mediante la Declaración de Buenos Aires, a un contrato de compra-venta de gas natural boliviano, el cual fijaba los montos de exportación del recurso en 4 millones de metros cúbicos diarios por año, que fue aumentado luego de seis meses a 7,7 millones. Tras la nacionalización de los recursos naturales llevada adelante por Morales en el año 20061, el acuerdo fue renegociado (Zapata, 2011), sentando las bases para el acuerdo entre Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y la empresa estatal Energía Argentina Sociedad Anónima (ENARSA), suscripto el 19 de octubre del mismo año (Ceppi, 2014). Sin embargo, en 2008 la cuestión del gas tensó las relaciones entre ambos países a causa del incumplimiento por parte de Bolivia de los contratos pactados en torno al volumen de sus exportaciones, pero esta situación encontró rápidamente una respuesta favorable al año siguiente, cuando se descubrió un nuevo yacimiento de gas en Chuquisaca. A pesar de este desencuentro, es necesario tener en cuenta que durante todo el periodo que comprendió la primera presidencia de Morales, Argentina evidenció, a nivel diplomático, un alto espíritu cooperativo, apoyando a Bolivia en múltiples ocasiones (Zuccarino, 2012).

Como con Argentina, la nacionalización de los recursos naturales produjo ciertos desajustes en las relaciones con Brasil. Zapata (2011) señala que la toma simbólica de las refinerías de la estatal brasileña PETROBRAS en territorio boliviano por las fuerzas armadas y la negativa a otorgar un trato preferencial a dicha compañía ocasionaron una serie de desacuerdos, resueltos tras varias reuniones entre los líderes de YPFB y PETROBRAS, que lograron llegar a un acuerdo contemplando la nacionalización a cambio de US$ 112 millones, en lo que fue un paso clave en la consolidación del modelo de “Estado empresario” impulsado por el MAS. Entretanto, Lula da Silva y Morales concretaron un encuentro con la finalidad de coordinar los nuevos parámetros de compra-venta de gas. En dicha ocasión, las pretensiones del gobierno boliviano en cuanto al precio fueron satisfechas, lo que significó para Bolivia un incremento de U$S 144 millones anuales, y para Brasil un reaseguro en la continuidad del suministro diario (26 millones de metros cúbicos, que alimentaban a la mitad de la industria del Estado de San Pablo).

 

Pintada en una calle de Uyuni referida a la nacionalización de los recursos naturales (enero de 2007). Fuente: Wikimedia Commons.

 

Por su parte, las relaciones chileno-bolivianas constituyen un caso especial, marcadas por el peso de un pasado conflictivo y con la particularidad de que desde 1978 —año en que Bolivia rompió relaciones diplomáticas con Chile al ver nuevamente frustradas sus aspiraciones de acceso al Océano Pacífico— las relaciones entre ambos países se sostienen a nivel consular, es decir, sin embajadas respectivas. En este contexto, con la llegada del MAS al gobierno se inició un periodo de “buen clima” en las relaciones diplomáticas bilaterales, en parte debido a la relativa cercanía ideológica de Morales con la presidente chilena Michelle Bachelet (2006-2010). Durante los años en que ambos mandatarios coincidieron en el poder se lanzó una agenda de trece puntos (denominada “agenda sin exclusiones”), destinada al tratamiento de la cuestión del acceso al mar para Bolivia y al aprovechamiento de las aguas del río fronterizo Silala, lo cual evidenciaba una clara predisposición al diálogo, con el objetivo de encontrar mecanismos de superación de las diferencias existentes entre ambos Estados (Lorenzini y Ceppi, 2019). En esta línea, las reuniones del Mecanismo de Consultas Políticas Bolivia-Chile2 se llevaron adelante sin ningún inconveniente; no obstante, para Bolivia los resultados no fueron los esperados, ya que esa instancia no arrojó soluciones prácticas (Ceppi, 2017), lo cual se profundizó con la llegada de Sebastián Piñera al poder en Chile (2010-2014). Desde su asunción, las relaciones bilaterales fueron suspendidas, volviendo a establecerse una nueva situación de tensión (Jeffs Castro, 2012).

 

Evo Morales junto a Michelle Bachelet (presidenta saliente de Chile) y Sebastián Piñera (presidente entrante) el 18 de septiembre de 2010. Fuente: Wikimedia Commons.

 

Más allá del ámbito regional, las vinculaciones de Bolivia con las grandes potencias pueden ser divididas en dos grandes bloques: el distanciamiento de Morales con Estados Unidos y la Unión Europea, y el establecimiento de nuevos vínculos con China y Rusia.

Desde su llegada al gobierno, Evo Morales mantuvo una postura crítica con respecto a Estados Unidos. Las relaciones entre el Palacio Quemado y la Casa Blanca se caracterizaron por ser “de baja intensidad” y por periodos de tensión, producto de acontecimientos como la declaración de persona no grata del embajador de Estados Unidos, Philip Goldberg; la suspensión por tiempo indefinido de las actividades de la DEA (Administración de Control de Drogas norteamericana) en suelo boliviano en el año 20083, y la acusación de Morales al gobierno estadounidense por espionaje (Ceppi, 2014). En 2009, ante la inminente crisis en el vínculo bilateral, se llevaron adelante una serie de reuniones con el objetivo de solucionar los problemas existentes e iniciar un nuevo periodo en la relación. Luego de varios encuentros, en el año 2011 se suscribió un Acuerdo Mutuo de Respeto y Colaboración, que será analizado más adelante. En este marco, es necesario tener en cuenta que, si bien el estadio de las vinculaciones políticas entre ambos países se correspondía con el discurso anti-imperialista de Morales, no sucedía lo mismo en el plano económico, ya que durante su primer periodo presidencial EE.UU. ocupaba el tercer destino de las exportaciones bolivianas, por detrás de Brasil y Argentina (IBCE, 2013, en Ceppi, 2014).

Las relaciones entre Bolivia y la Unión Europea, en cambio, fueron más armónicas debido a la cercanía en torno a temas como la democracia, los derechos humanos y la lucha por la preservación de los recursos naturales. En línea con ello, en el año 2007 ambas partes firmaron un memorándum con el objetivo de erradicar la pobreza, fomentando la cohesión social y la creación de oportunidades económicas sostenibles (Martínez, 2016). Más allá de estas coincidencias, en el año 2009 la Unión Europea celebró un acuerdo de libre comercio con Perú y Colombia, excluyendo del mismo a Bolivia y al resto de los países que conforman la Comunidad Andina de Naciones, lo cual fue visto por Morales como una amenaza al proceso de integración regional, lo que tensó las relaciones entre ambas partes (El País, 2009).

En contrapartida con los casos anteriores, las relaciones con China y Rusia estuvieron caracterizadas durante esos años por un aumento en su intensidad. En lo que respecta a China, esto se debió a la complementariedad de las economías de ambos países, sumada a la estrechez en el vínculo político y diplomático, ya que tradicionalmente Bolivia ha mantenido la política de “una sola China” (en relación a la disputa del país asiático con Taiwán); cuestión que fue ratificada en uno de los primeros encuentros entre el ministro de Relaciones Exteriores boliviano, David Choquehuanca, y su homólogo chino, Yang Jiechi, en diciembre de 2007 (Oficina del Consejo Económico-Comercial de la Embajada de China en Bolivia, 2007 en Ceppi, 2014).

Mientras tanto, el reforzamiento del vínculo con Rusia se dio en el marco de la búsqueda por parte de Vladímir Putin de estrechar lazos con los países de América Latina. En esta línea, en 2009 Evo Morales formó parte de la comitiva de presidentes de la región que visitaron el Kremlin, junto con los de Chile, Brasil, Venezuela, Cuba y Ecuador (Davydov, 2010).

 

Evo Morales junto a Vladimir Putin en abril de 2010. Fuente: Wikimedia Commons.

 

Segundo mandato (2010-2014)

El segundo mandato de Morales se caracterizó por el afianzamiento del rumbo anteriormente descripto. Esto se tradujo en el incremento de la participación del Estado Plurinacional en el mundo y en la región, siendo ésta última su área de mayor influencia, dado que en buena medida gracias a la consolidación del vínculo con sus vecinos el Estado Plurinacional logró implementar las reformas impulsadas por la Constitución del año 2009 a nivel político, económico y comercial.

En esta línea se puede observar que la política exterior que el mandatario del MAS llevó adelante después de su primera reelección presidencial estuvo caracterizada por una continuidad en sus principales lineamientos, ello a pesar de que las relaciones bilaterales con sus principales socios regionales (Venezuela, Argentina y Brasil) debieron desarrollarse con nuevas contrapartes: en Venezuela, Nicolás Maduro; en Argentina, Cristina Fernández; y en Brasil Dilma Rousseff.

En cuanto a las relaciones con Venezuela, estas se encontraban, a nivel económico-comercial, en un momento de estancamiento. De acuerdo con Natalia Ceppi (2014), esta situación se debía principalmente a la escasa diversificación en la balanza comercial entre ambos países, lo que impedía un incremento en el intercambio. Tras la muerte de Hugo Chávez, el 5 de marzo de 2013, las relaciones comerciales profundizaron su tendencia hacia la pérdida de dinamismo. En línea con ello, Vergara (2020) señala que, tras el fallecimiento del líder bolivariano, los proyectos conjuntos entre YPFB y Petróleos de Venezuela se detuvieron. En el caso específico de Petroandina, la información sobre el desempeño de Venezuela en esta asociación y especialmente sobre los desembolsos de capital, fue manejada por el gobierno boliviano bajo total hermetismo, existiendo además poca evidencia de una evolución positiva del acuerdo.

 

Presidentes latinoamericanos reunidos en la UNASUR brindan su apoyo a Evo Morales en julio de 2013, luego de que países europeos restringieran su libertad. Foto: Fernanda LeMarie, tomada de Wikimedia Commons.

 

A pesar de esta virtual parálisis en las relaciones económico-comerciales, a nivel político e ideológico se reafirmó el vínculo entre ambos Estados, ya que Venezuela siguió financiando proyectos de cooperación a fin de contribuir al afianzamiento del nuevo modelo de Estado boliviano impulsado por Morales. En atención a ello, éste demostró en reiteradas ocasiones su apoyo al nuevo mandatario venezolano4, dejando en claro la continuidad de la alianza entre los países andinos.

Las relaciones con Argentina y Brasil, por su parte, continuaron signadas durante este segundo mandato por la cuestión del gas. Luego de las dificultades experimentadas en los años anteriores, Morales logró llegar a un nuevo acuerdo con las mandatarias Dilma Rousseff y Cristina Fernández. Durante el período 2007-2015, la renta petrolera boliviana tuvo un comportamiento ascendente, pasando de USD 952 millones a USD 3.837 millones, mientras que para YPFB las ventas a Argentina y Brasil continuaron representando un porcentaje importante de las exportaciones de gas boliviano (Ceppi, 2019a).

A nivel diplomático, las vinculaciones con Argentina se mantuvieron en buenos términos; el gobierno argentino apoyó al líder del Palacio Quemado en varias oportunidades, siendo ejemplo de ello el acompañamiento al pedido de Morales de una salida soberana al mar para Bolivia. En el caso de Brasil, las relaciones diplomáticas se vieron afectadas en el año 2013 por el “caso Roger Pinto”. Este senador por el partido de la oposición Convergencia Nacional, que había sido acusado en Bolivia de malversación de fondos públicos, solicitó asilo diplomático en la embajada boliviana en Brasil. La entonces presidente Dilma Rousseff aceptó la extradición del funcionario, a lo que rápidamente Evo Morales respondió presentando una nota de protesta diplomática; ante esta situación, Rousseff decidió remover de su cargo a los funcionarios que habían aprobado el asilo del exsenador. La controversia quedó finalmente atrás en el marco de la cumbre de UNASUR, celebrada en Surinam ese mismo año (Ceppi, 2014).

Las relaciones con Chile durante este segundo mandato masista se caracterizaron, como se ha anticipado, por un aumento de la tensión. La asunción de Sebastián Piñera no generó en un primer momento mayores inquietudes en la administración Morales; ambos mandatarios ratificaron desde el inicio su intención de seguir adelante con la agenda conjunta que había sido establecida durante el gobierno de Bachelet y afirmaron la necesidad de conformar una comisión permanente para el seguimiento de las cuestiones marítimas. Bajo este clima es que, en 2011, se realizó en La Paz la primera reunión de vicecancilleres en 60 años, con la finalidad de tratar la cuestión de la salida al mar para Bolivia, finalizando sin mayores avances (Ceppi, 2014). Este resultado dejó inconforme al líder del Palacio Quemado, quien días más tarde creó la Dirección Estratégica de Reivindicación Marítima, organismo que estaría encargado de preparar una demanda contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con la finalidad de encontrar respuesta a sus reclamos.

El 24 de abril de 2013 el gobierno boliviano oficializó su demanda ante CIJ. En esta presentación, Morales no se focalizó en cuestionar el tratado de Paz y Amistad de 19045, sino que en ella se aludía a los eventos bilaterales que habían tenido lugar en los últimos años6, que a su juicio evidenciaban la falta de voluntad de Chile por atender el reclamo boliviano (Quitral Rojas, 2014). Cabe mencionar que Bolivia acudió a La Haya amparándose en el Tratado Americano de Soluciones Pacíficas7, del cual Chile también es signatario.

En 2014, con Bachelet nuevamente en el poder, se estableció un impasse en el tratamiento de la demanda boliviana. Para Chile, dicha denuncia, presentada como un supuesto incumplimiento de una obligación a negociar, está dirigida a revisar y/o modificar el Tratado de 1904 a través del cual los dos Estados acordaron, entre otros puntos, que Bolivia accede al Pacífico mediante el libre derecho de tránsito comercial por territorio chileno (Tratado de Paz y Amistad, 1904, art. 6). En la objeción preliminar se afirma que el reclamo de Bolivia queda fuera de la jurisdicción de la CIJ, ya que el Pacto de Bogotá la excluye de los asuntos ya resueltos con anterioridad a su firma (Ceppi, 2019b). El 7 de noviembre de ese mismo año, Bolivia elevó una nueva respuesta al planteo chileno, en la que remarcaba que el gobierno del país vecino había interpretado de forma errónea el objeto de la controversia. Esta fue la última apelación realizada durante el segundo mandato de Morales respecto a un tema de trascendencia histórica y nacional y que contribuyó a complejizar las relaciones boliviano-chilenas durante estos años.

 

Tribunal de La Haya. Fuente: Wikimedia Commons.

 

En lo que respecta a las relaciones con Estados Unidos, el 7 de noviembre de 2011 Evo Morales y el entonces presidente norteamericano Barack Obama firmaron el ya mencionado Convenio Marco de Mutuo Respeto y Colaboración, con la intención de resolver las diferencias entre ambos países. Los objetivos de este documento fueron el mejoramiento del vínculo, la promoción del comercio bilateral y la responsabilidad compartida en la lucha contra el tráfico de drogas. A su vez, se establecía también el derecho de cada país a decidir sobre su sistema económico, político y social; se ratificaba el respeto por la igualdad soberana y territorial; y se remarcaba el deber de abstenerse a intervenir en los asuntos internos de cada uno de los Estados (Martínez, 2016).

El acuerdo constituyó un importante avance en las relaciones bilaterales; sin embargo, tales esfuerzos diplomáticos no bastaron para encauzar un vínculo que ingresó en una nueva fase de conflicto en 2012, tras la negativa de Estados Unidos a extraditar al expresidente Gonzalo Sánchez de Lozada para su correspondiente enjuiciamiento en Bolivia. A esto deben sumarse los episodios de expulsión de la USAID (Agencia de EE.UU. para el desarrollo internacional) de territorio boliviano, y el caso Edward Snowden8 en 2013 (Ceppi, 2014). Asimismo, el alineamiento casi automático de Bolivia con Venezuela y Cuba también contribuyó a acentuar las rispideces entre ambos países (Martínez, 2016). A pesar del mal clima político —y al igual que durante el primer mandato de Morales— el país norteamericano siguió siendo el tercer destino más importante de las exportaciones bolivianas.

Las relaciones diplomáticas con la Unión Europea también se tensionaron en el año 2013, cuando después de una conferencia de países exportadores de gas en Moscú, los gobiernos de Francia, España, Portugal e Italia le negaron la autorización al avión presidencial boliviano para atravesar sus espacios aéreos, ante la sospecha (luego desestimada) de que en el mismo se encontraba el anteriormente mencionado Snowden (Martínez, 2016). En contrapartida, a nivel comercial las vinculaciones de Bolivia con varios países del bloque (Alemania, Bélgica, Italia, España, Francia, Suecia) eran dinámicas. El Instituto Boliviano de Comercio Exterior (IBCE) afirma que entre 2007 y 2014 las exportaciones hacia la UE sumaron un total de 5.129 millones de dólares, siendo los principales productos de exportación: zinc y sus concentrados (29%), nueces (14%) y plata con sus derivados (11%) (Martínez, 2016).

Por su parte, los lazos con China se fortalecieron tras la visita de Morales al país asiático en 2011. A partir de ese momento, en la misma línea que muchos de los países de la región (lo que permite aventurar que se trató más bien de una iniciativa estratégica global por parte del gigante asiático antes que una particularidad del caso boliviano), y en el marco de lo que la administración masista consideró una “asociación estratégica”, se suscribieron 16 acuerdos en materia de comunicaciones, seguridad alimenticia, energía, minería y transporte (Schneider, 2016). A nivel comercial, para fines de la segunda presidencia de Morales, China ya era el principal país importador de Bolivia (17,2% del total). De acuerdo con Müller (2020), es necesario subrayar que, a pesar de que el intercambio entre ambos países creció, este se caracterizó por ser profundamente desigual, puesto que una parte considerable de las importaciones provenientes de China estaban constituidas por productos terminados como helicópteros, máquinas de construcción, autobuses y camiones, mientras que las exportaciones bolivianas se componían casi exclusivamente por productos primarios.

 

Presidentes del Mercosur junto a mandatarios de países miembros del BRICS en Brasil en julio de 2014. Fuente: Wikimedia Commons.

 

Las relaciones con Rusia, finalmente, prosperaron principalmente a nivel político durante la segunda presidencia de Morales. El 2 de abril de 2010 se llevó a cabo un encuentro entre éste y el Primer Ministro ruso, Vladímir Putin, en el que se discutió la posibilidad de incrementar la cooperación bilateral. En julio de 2013, los líderes volvieron a reunirse en la II Cumbre de Mandatarios de los Países Exportadores de Gas, celebrada en Moscú, reafirmando el vínculo bilateral, sustentado principalmente en la cercanía ideológica entre ambos regímenes (Embajada del Estado Plurinacional de Bolivia, 2016).

 

Conclusión

Desde la llegada de Evo Morales a la presidencia en Bolivia, la política exterior de ese país dio un giro sustancial. El análisis de las relaciones bilaterales con los países de la región y con las principales potencias del mundo da cuenta de las transformaciones operadas no sólo a nivel internacional, sino también a nivel interno. El viraje hacia la obtención de una mayor autonomía estuvo guiado por la nueva política de nacionalización de recursos naturales y por la construcción de un nuevo modelo de Estado, soberano y plurinacional.

En esa línea, la política exterior fue la herramienta más utilizada por el presidente indígena bajo la inspiración y aplicación de los principios rectores de la “geopolítica del vivir bien”, materializada en la figura del Ministro de Relaciones Exteriores David Choquehuanca, suponiendo un auténtico cambio de paradigma. Esta búsqueda impulsó a Morales a defender los recursos del país como el gas natural aún a riesgo de confrontar con sus principales socios comerciales y aliados políticos (Argentina y Brasil) y a seguir reivindicando los derechos del pueblo boliviano en lo relacionado a la obtención de una salida al mar, enfrentamiento histórico con Chile, que escaló de manera significativa en el período trabajado.

A su vez, la afirmación de una nueva ideología que respeta lo tradicional y los valores de la nación, alejó al Palacio Quemado de su alineamiento histórico con la Casa Blanca, acercándolo a nuevas relaciones estratégicas con grandes potencias como China y Rusia.

Ahora bien, más allá de esta descripción general, existen matices que vale la pena señalar. En sus principales vinculaciones bilaterales durante los dos primeros mandatos de Evo Morales, Bolivia ha experimentado prácticamente todas las combinaciones posibles: con Chile, desencuentros político-diplomáticos sumados a la falta de complementariedad económico-comercial, perfilando acaso su relacionamiento más conflictivo durante el periodo bajo estudio. Con Estados Unidos, un camino plagado de discrepancias político-ideológicas que no impidieron una fructífera relación comercial. Con Argentina y Brasil se desarrolló una marcada afinidad político-ideológica, atravesada por importantes dificultades en torno a cuestiones económicas centrales, como la provisión boliviana de gas. Con otros países de la región, como Venezuela, el idilio fue total: al entendimiento ideológico se sumó el apoyo político, mutuo y concreto, y el florecimiento de las relaciones comerciales hasta su estancamiento hacia el final del periodo. Finalmente, en relación a las potencias extra-americanas, el comportamiento también fue dispar: cierta indiferencia en el marco de unas relaciones de baja intensidad con la UE, fuerte apoyo político-ideológico por parte de la Rusia de Putin, aunque prácticamente sin vínculos comerciales relevantes, y una combinación de ambos aspectos (político y económico) con China, aunque sustentado principalmente en unas relaciones comerciales satisfactorias para ambas partes aunque caracterizadas por una marcada asimetría.

De esta manera, podría concluirse que, ante todo, lo que primó en las consideraciones a la hora de la formulación y ejecución de la política exterior boliviana durante los años 2006 y 2014 fue el pragmatismo, buscando sacar el mayor rédito posible de cada vinculación bilateral, priorizando el aspecto político-ideológico o económico-comercial según cada situación y cada contraparte lo ameritase, esto es, ignorando los primeros allí donde prevalecían los segundos (caso Estados Unidos) o viceversa (caso Rusia). De esta manera fue posible desarrollar una política exterior coherente y equilibrada, que permitió al Estado Plurinacional de Bolivia sostener exitosamente en el escenario internacional su margen de maniobra e independencia de acción, a la vez que una postura ideológica desafiante hacia los centros tradicionales de poder mundial.

 

* Autora: Lic. en Relaciones Internacionales **Coautor: Lic. en Relaciones Internacionales, Dr. en Historia. Investigador Asistente del CONICET - Centro de Estudios Interdisciplinarios en Problemáticas Internacionales y Locales CEIPIL - UNCPBA - CICPBA
Imagen de portada: Palacio Quemado, La Paz. Fuente: Wikimedia Commons.


Notas:

1. Orientado a establecer nuevos parámetros en la industria hidrocarburífera, el decreto de nacionalización además modificaba el rol de la empresa Yacimientos Petrolíferos Bolivianos (YPFB), que se encargaría de la regulación del recurso a nivel nacional e internacional.

2. Instrumento establecido en 1993 a fin de facilitar el diálogo y las relaciones bilaterales.

3. A este respecto, cabe señalar que una fuente principal de las desavenencias suscitadas entre las sucesivas administraciones norteamericanas con la Bolivia de Morales fue la defensa de este último de la defensa de las plantaciones de coca, como parte integral de su política exterior, en tanto el presidente provenía, precisamente, del sindicalismo cocalero.

4. Algunas de las más destacables son el apoyo contra los intentos de intervención por parte de Estados Unidos y frente a las críticas de otros presidentes de la región. En 2014, Evo Morales se solidarizó con Nicolás Maduro frente a las peticiones de Sebastián Piñera y Juan Manuel Santos, que insistieron en que el presidente venezolano dialogara con sus opositores (DiarioUChile, 2014).

5. Este tratado establecía los límites definitivos entre ambos países. En él, Chile se comprometía a otorgar a Bolivia un libre tránsito de las mercaderías hacia el Océano Pacifico, a pagar una compensación de 300.000 libras esterlinas, y a construir un ferrocarril que uniera Arica con La Paz.

6. Entre ellos sobresalen las conversaciones bilaterales a fines de la década de 1940, la Declaración Conjunta de Charaña en 1975, y la ya citada Agenda de los Trece Puntos lanzada por Bachelet y Morales. Para Bolivia, estos eventos constituyen indicadores de que Chile se había comprometido a negociar respecto de su condición de mediterraneidad por lo que, ante el incumplimiento, quedaba justificada la solicitud de intervención a la CIJ en el asunto (Quitral Rojas, 2014).

7. Conocido como Pacto de Bogotá, establece en su artículo 31 que las partes contratantes reconocen como obligatoria ipso facto la jurisdicción de la CIJ en las controversias de orden jurídico internacional (Tratado Americano de Soluciones Pacíficas, 1948).

8. Extécnico de la CIA que dio publicidad a casos de ciberespionaje por parte de Estados Unidos, revelando documentos considerados como “de alto secreto” por el gobierno norteamericano. Luego de ser descubierto, Snowden pasó a ser considerado un criminal, lo que lo llevó a solicitar asilo político a distintos gobiernos, entre ellos el de Bolivia.


Bibliografía:

- Calduch, Rafael (1993): Dinámica de la sociedad internacional. CEURA, Madrid.
- Ceppi, Natalia (2014): ‘La política exterior de Bolivia en Tiempos de Evo Morales Ayma’. Sí Somos Americanos, Volumen XIV/ N°1/ enero-junio 2014/ pp.125-151. Recuperado de: https://ri.conicet.gov.ar/handle/11336/29973
- Ceppi, Natalia (2017): ‘Las relaciones de Bolivia y Chile en la actualidad: una agenda más allá de las disputas’. INNOVA ResearchJournal, 2(9), pp. 53-67.
- Ceppi, Natalia (2019a): ‘Energía, negocios y diplomacia: Las relaciones de Bolivia con Argentina y Brasil en el siglo XXI’. StudiaPoliticae, Número 46 primavera/verano 2018-2019 – pp. 5-33.
- Ceppi, Natalia (2019b): ‘Bolivia y Chile ante la CIJ: punto final a la judicialización del reclamo marítimo’. Cuadernos de Política Exterior Argentina. Diciembre 2019.Recuperado de: https://rephip.unr.edu.ar/handle/2133/17722
- Choquehuanca, David (2022): “Geapolítica del vivir bien”. La Paz, Vicepresidencia del Estado Plurinacional. Recuperado de: https://www.vicepresidencia.gob.bo/IMG/pdf/geapolitica_del_vivir_bien_dch-2.pdf
- Davydov, Vladímir (2012): ‘Relaciones económicas ruso-latinoamericanas. Prioridades y novedades de cara al futuro’. Informe presentado para la Reunión regional sobre las relaciones entre los países de América Latina y el Caribe y la Federación de Rusia convocada por el SELA. Caracas, 21-22 de mayo de 2012. Recuperado de: http://www.ilaran.ru/pdf/2012/Iberoamerica/IbA_2012_3/Davydov.pdf
- DiarioUchile (2014): ‘Evo Morales apoya a Venezuela ante declaraciones de mandatarios de Chile y Colombia’, 23 de febrero 2014.
- El país (2009): ‘Evo Morales celebra su tener año de mandato con críticas a Estados Unidos y la Unión Europea’,22 de enero 2009.
- Embajada del Estado Plurinacional de Bolivia (2016): ‘Relaciones bilaterales con la Federación Rusa’. Recuperado de: http://bolivia-rusia.ru/relaciones-bilaterales.html
- Hintze, Susana y Dadani, Claudia (2018): ‘Los problemas de la investigación comparativa sobre la seguridad social en la Argentina (2003-2015)’. De Prácticas y discursos, Año 7, Número 9, marzo 2018 – pp. 75-93. Recuperado de: https://revistas.unne.edu.ar/index.php/dpd/article/view/2802/2482
- Jeffs Castro, Leonardo (2012): ‘Las relaciones chileno-bolivianas aproximación histórica y desafíos’. VI Congreso de Relaciones Internacionales, Universidad de Valparaíso.
- Lorenzini, María Elena y Ceppi, Natalia (2019): ‘La energía en la agenda externa Argentina 2003-2015. El ascenso de Bolivia y Venezuela como reacción frente a la urgencia’. Estudios Internacionales 194, pp. 11-41. Recuperado de: https://ri.conicet.gov.ar/bitstream/handle/11336/152484/CONICET_Digital_Nro.284a9524-01dc-4df4-a05a-1e9ae9f53006_A.pdf?sequence=2&isAllowed=y
- Martínez, Carolina (2016): ‘El vivir bien en el proyecto político del MAS en (2006-2015)’. Tesis de grado, Escuela de Relaciones Internacionales, Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Rosario. Recuperado de: https://rephip.unr.edu.ar/handle/2133/9425
- Mesa Gisbert, Carlos (2011): ‘Bolivia y Brasil, los meandros del camino’. Workingpapeper 13. Recuperado de: http://www.fesseguridadregional.org/index.php?option=com_booklibrary&task=view&id=4263&catid=253&Itemid=319
- Minerante, Giannina (2014): ‘Soberanía sobre los recursos naturales en el Estado Plurinacional de Bolivia durante los dos primeros mandatos de Evo Morales’, Teseopress,2014. Recuperado de: https://www.teseopress.com/recursosnaturalesestrategicosenbolivia/chapter/soberania-estatal-en-torno-a-los-recursos-naturales/
- Ministerio de Educación de Colombia (s/d): ‘Relaciones Bilaterales’.
- Müller, Juliane (2020): ‘Relaciones Comerciales Bolivia-China: el rol de las economías populares y del empresario privado’. Las relaciones económicas entre América Latina y Asia cap 8, pp. 293-314. Recuperado de: https://www.researchgate.net/publication/350545421_Capitulo_8_Relaciones_comerciales_Bolivia_-China_el_rol_de_las_economias_populares_y_del_empresariado_privado
- Quitral Rojas, Máximo (2014): “La política exterior de Evo Morales”.LAJED, Número 21, mayo 2014, pp. 175-191. Recuperado de: http://www.scielo.org.bo/pdf/rlde/n21/n21_a07.pdf
- Sabino, Carlos (1992): El proceso de Investigación. Editorial Panapo, Caracas.
- Schneider, Alejandro (2016): ‘Economía, política y conflictividad minera durante las presidencias de Evo Morales en Bolivia (2006-2016)’. Perfiles Económicos Número 1, julio 2016, pp. 83-118. Recuperado de: https://rephip.unr.edu.ar/handle/2133/18391
- Tratado Americano de Soluciones Pacíficas, Bogotá, 30 de abril de 1948.
- Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Bolivia, Santiago, 20 de octubre de 1904.
- Vergara, Mónica (2020): ‘Las relaciones de Venezuela con Ecuador y Bolivia en el ámbito de la cooperación internacional durante y después del gobierno de Hugo Chávez’. CUPEA, Número 131, junio 2020, pp. 29-46. Recuperado de: https://rephip.unr.edu.ar/handle/2133/18391
- Zapata, Victoria (2011): ‘Evo Morales y la política exterior de los recursos’. Cuaderno sobre Relaciones Internacionales, Regionalismo y desarrollo, Vol. 6, Número 12, julio-diciembre 2011. Recuperado de: http://bdigital.ula.ve/storage/pdf/cuadrird/v6n12/art05.pdf
- Zuccarino, Maximiliano (2012): ‘Las relaciones argentino-bolivianas en el marco de la creación de UNASUR: entre el gas y la crisis política’. V Encuentro del CeRPI y III Jornadas del CENSUD, Instituto de Relaciones Internacionales de laUniversidad Nacional de la Plata, 16 de septiembre de 2011. Recuperado de: www.iri.edu.ar/images/Documentos/CENSUD/boletines/31/art_zuccarino.pdf