El general Manuel Savio: acero y armas para la soberanía nacional (I)

En esta ocasión, Allá Ité presenta a sus lectores un ensayo biográfico sobre uno de los hombres decisivos de la lucha por la independencia económica argentina. A continuación, la primera parte.
Por Juan Godoy *

 

 

La postguerra de este cataclismo económico-social, con su extraordinaria repercusión en todos los aspectos, plantea serios problemas que solamente podrán abordarse con sanas y robustas fuerzas morales y con adecuados medios materiales. Entre estos últimos se han de encontrar los que aseguren el trabajo para nuestros hombres y los que nos permitan defender, organizar y controlar, todo lo posible y por nosotros mismos, nuestra economía, en un grado que, sin significar de ninguna manera un aislamiento del concierto universal, concuerde más y bien con el ejercicio de la soberanía.

Manuel Savio

 

 

Manuel Savio es uno de los representantes conspicuos de la línea nacional de nuestras Fuerzas Armadas que pugnan y ligan el desarrollo industrial a la independencia económica y por tanto a la soberanía nacional1. Ese desarrollo nacional ocupa sus días y noches, dedicando un profundo esfuerzo hasta sus momentos últimos. Hay dos pilares que recorren el pensamiento y la acción de Savio, a saber: el acero y las “fabricaciones militares”. Para este objetivo, se dedica a formar y forjar una conciencia nacional-industrial en una generación militar. En este artículo nos interesa abordar sus ideas, proyectos y realizaciones, entrelazando los mismos con algunas cuestiones biográficas significativas en la conformación de su trayectoria profesional y su personalidad.

Savio nace el 15 de marzo de 1892 en Buenos Aires, y egresa del Colegio Nacional Buenos Aires en 1908. Durante esos años, el país se cristaliza como una semicolonia británica donde se perpetúa el primitivismo agropecuario y solo gozan quienes se hacen de la renta agraria diferencial, mientras el resto permanece en la miseria. Es justamente contra ese país que va a batallar Savio. Hace su ingreso al Colegio Militar de la Nación con 17 años, y egresa como Subteniente en 1910. Tempranamente manifiesta su interés por la ingeniería, tan así que selecciona esa arma. También es católico y tiene una profunda fe religiosa. En diciembre de 1913 logra el grado de Teniente. Es decir, se forma en los primeros años posteriores a la modernización llevada adelante por Pablo Riccheri. Trabaja en el 5º Batallón de Ingenieros de Tucumán, donde conoce y traba relación con otro militar industrialista que por entonces es su jefe: Alonso Baldrich, éste interesado fundamentalmente en la cuestión petrolera.

 

Arco de entrada al Colegio Militar de la Nación en 2020. Fuente: Wikipedia.

 

En el año en que asume Don Hipólito Yrigoyen, años de transformación y democratización del acceso al aparato del estado por parte de los sectores medios (y en menor medida populares), bajo el impacto de la Primera Guerra Mundial, asciende a Teniente 1º (31-12-15). Ya en 1917 cumple tareas en el Colegio Militar como instructor de cadetes en el arma de Ingenieros, allí también se desempeña como docente de “Metalurgia y acción de explosivos”. Poco después (31-12-20), asciende a Capitán.

En 1922 cursa en la Escuela Superior de Guerra, y tiempo más tarde se lo destina a Europa en la Comisión de Adquisiciones en el Extranjero. Llega al “viejo continente” en 1924. Durante tres años estudia y profundiza su conocimiento en relación fundamentalmente a la organización de la industria. En 1926 logra el grado de Mayor, y forma a Ingenieros Militares en San Martín. En 1929 asciende a Teniente Coronel. Cercano por entonces a Uriburu, en el 30 se desempeña como Jefe de la Sección de Informaciones y Órdenes del Estado Mayor en Jefe Revolucionario. Vale destacar que entre las conclusiones de su viaje al extranjero, observa que “no había seguridad ni defensa nacional desvinculadas de las industrias básicas, que sirviendo a la paz, al progreso pacífico, eran la garantía del país en caso de conflicto” (Larra, 1980: 41).

 

Frente de la Escuela Superior de Guerra. Fuente: argentina.gob.ar

 

Savio considera que el Curso Superior y Especial del Colegio Militar que él mismo llega a conducir, destinado a los subtenientes de artillería e ingenieros resulta insuficiente para formar al personal para el desarrollo nacional, “comprende que la movilización industrial es el eje de la movilización nacional. La guerra futura será integral, obligando a una preparación en tiempos de paz que abarque las explotaciones mineras las industrias de las materias primas básicas y las tecnologías más avanzadas”. (Larra, 1980: 20) Así, en 1930 se produce un hecho trascendental para lo que va a ser el desarrollo industrial de nuestro país, nos referimos a la creación, bajo el impulso e influjo de Savio, de la Escuela Superior Técnica, la que se monta sobre la base del Curso Superior y Especial, en la cual se desempeña como Director. En 1931 es reconocido como Ingeniero Militar.

El Decreto N° 751 de creación de la escuela (6-11-1930), redactado por Savio es claro en relación a los propósitos de la misma. En el artículo 1 dice: “que la experiencia ha demostrado la necesidad de que el Ejército cuente con oficiales especializados en las diferentes ramas de técnica militar, y los capacite para obtener de los materiales de guerra todo el rendimiento de que son capaces, necesitándose por lo tanto el Instituto donde formarse aquellos”. Y en el tercero afirma: “que es necesario que los estudios y trabajos de índole técnica, se desarrollen y apliquen a base de datos concretos sobre nuestra industria y nuestra fuente de recursos, en forma tal que el país pueda, progresiva y racionalmente, resolver sus propios problemas relativos a la defensa nacional, con independencia del extranjero en todo lo que sea posible” (Cit. en Larra, 1980: 30).

 

Manuel Savio. Fuente: Wikipedia.

 

La Escuela Superior Técnica imparte formación a los ingenieros militares, y apunta a la vinculación con el desarrollo de la industria, principalmente armamentista2. En esta tarea y “bajo su ejemplar conducción egresaron de dicho instituto [Escuela Superior Técnica] brillantes promociones de ingenieros militares, las que habrían de tener una destacada participación en el desarrollo de todas las industrias impulsadas por el ejército Argentino” (Chescotta. Cit en Martín, et. al., 1980: 202). A cuatro años de iniciado el camino, al finalizar el año 1934 la Escuela tiene sus primeros graduados como ingenieros militares. Ese es un primer paso para avanzar ahora sí en la creación de las fábricas militares para esos ingenieros. Así, Savio deja la dirección de la misma, pero sigue de cerca su desarrollo. Su intención ahora es dedicar principalmente sus esfuerzos a la creación de Fabricaciones Militares. Hacia 1945 oficiales de países de Nuestra América se suman a la escuela, los cuales van a ir graduándose en los años sucesivos (Larra, 1980).

Al mismo tiempo que director, Savio es docente en la Escuela Superior Técnica, imprimiendo a su labor una profunda vocación industrialista. En este contexto traduce obras en relación al desarrollo industrial, y escribe “Movilización industrial” (1933). El libro es una síntesis de sus clases, específicamente de un curso de Organización industrial. Incluye en el mismo la traducción de la obra del Capitan Dumez, profesor de la Escuela Superior Técnica de Artillería de Francia cuyo pensamiento influye en Savio, lo conoce personalmente y asiste a sus clases durante su estadía en Europa. Ese mismo año realiza la orientación práctica para organizar viajes de estudio con los estudiantes del tercer y cuarto año de la escuela haciendo visitas tanto a importantes fábricas de la Ciudad de Buenos Aires como del interior de nuestro país. El ingeniero-militar “se propuso afianzar la soberanía nacional, por medio del desarrollo tecnológico dentro de las Fuerzas Armadas” (Angueira, 1995: 64).

 

Escuela Superior Técnica, hoy Facultad de Ingeniería del Ejército "Gral. D. Manuel Savio". Fuente: Internet.

 

En el libro plasma cuestiones nodales de su ideario, observándose centralmente el influjo de la noción de nación en armas3, afirmando por ejemplo que “el potencial de guerra de una Nación está constituido por la totalidad de las fuerzas morales y materiales que puede poner integralmente en acción, y se caracteriza por el grado de capacidad para aplicar dichas fuerzas a la defensa nacional, así como por la rapidez con que puede hacerlo” (Savio, 1973: 19).

Así señala que la cuestión de la defensa nacional no puede limitarse a un abordaje limitado al ámbito castrense, eso constituye un grave error, ya que si bien las Fuerzas Armadas son centrales, un plan de defensa involucra a todos los sectores de la nación. Explica claramente una cuestión clave: “movilizar significa llevar al país integralmente del pie, o del estado de paz, al de guerra. Realizarlo con criterio moderno exige no afectar perjudicialmente la vida nacional, y poner en acción total los recursos disponibles; organizar la producción de los elementos indispensables para mantener, si no es posible acrecentar, la capacidad ofensiva de los fuerzas armadas”. (ibidem: 21) Profundiza más adelante que “la movilización general del país no ha verse solo con ojos militares, es un error. El plan de guerra, de conducción de la guerra, tiene indudablemente como núcleo las fuerzas armadas, pero involucra la Nación toda” (ibidem: 31). Piensa en la necesidad de reducir los factores de vulnerabilidad del país, como asimismo fortalecer la soberanía nacional, afirma enfáticamente que “no hay que olvidar nuestra dependencia del extranjero en una serie de productos, de los que podríamos carecer en cierto momento” (ibidem: 44).

No hay una postura en favor de la guerra, sino más bien todo lo contrario. Se observa cómo Savio “plantea el porvenir en función de la defensa nacional, de la tarea para la que se ha capacitado. Estar listo para la guerra posible, ayuda a evitarla, disuadiendo a los agresores” (Larra, 1980: 20).

En 1935 asume como Jefe del 2° Batallón de Zapadores Pontoneros, como tal avanza en la construcción del camino entre Bariloche y El Bolsón, también se desempeña en la Presidencia de la Comisión del Puente Internacional entre Brasil y Argentina. En 1936 lo hace como Jefe de la Agrupación N° 1 de Zapadores Pontoneros. En diciembre de ese año asciende a Coronel. Desde 1937 se desempeña como Director de Fábricas Militares, organismo dependiente de la Dirección General del Material del Ejército (este es un antecedente de Fabricaciones Militares). Esta última había nacido en diciembre de 1936 sobre la base de la Dirección General de Arsenales y la de Comunicaciones. Es importante señalar que años antes, a partir de 1923 por la Ley 11.2664, había comenzado a proyectarse la creación de la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos en Villa María (Córdoba), proyecto que había perdido fuerza hasta que recién en 1937 con el impulso de Savio se retoma el proyecto y concluye tiempo más tarde. Dicha ley apunta a la profundización de la fabricación de armamentos en virtud de lograr la autosuficiencia. La Ley, de la cual Savio es gestor (Larra, 1980) es sumamente importante ya que fueron impulsados los cimientos de varias fábricas como la de Aceros, Material de Comunicaciones, Aviones, etc.

 

Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos de Villa María. Fuente: ATE.

 

Si bien está claramente a favor del nacimiento de estas fábricas, Savio mira agudamente la cuestión, y propone una Ley Orgánica de Fabricaciones Militares, ya que considera que si bien la Ley 11.266 dio lugar al surgimiento de varias fábricas “su instalación, lanzamiento de la producción, funcionamiento normal y régimen económico deben definirse y legislarse contemplando a la vez su situación dentro de toda la industria nacional de la que no pueden desvincularse en ningún momento (…) Si se continúa en el estado actual ellas perecerán bien pronto” (Cit. en Martín. En Martín, et. al., 1980: 94).

A partir de este recorrido, el impulso denodado y la mirada estratégica de Savio es que en 1941, durante el gobierno de Castillo, se produce un acontecimiento sustancial para la historia del desarrollo nacional: la creación de la Dirección General de Fabricaciones Militares, él mismo había redactado el proyecto de ley. De esta forma, la lógica y justicia hace que Savio sea su primer Director (y que la dirija hasta su fallecimiento). Las fábricas militares aparecen en un contexto determinado por el deterioro del comercio exterior, con el objetivo de abastecer no solo la industria militar sino también civil, a partir del reemplazo de los insumos importados.

El objetivo esencial de la creación de Fabricaciones Militares, considera, es “alcanzar lo más pronto posible la propia capacidad para producir en el país las armas y las balas indispensables para mantener la soberanía y el honor nacionales; liberándonos a ese respecto de la dependencia del exterior” (Savio. RM Nº 520. Abril 1944: 635).

Una cuestión central a destacar es que la mirada estratégica de Savio lleva a pensar Fabricaciones Militares como un medio, y no como un fin en sí mismo. Considera que los aspectos centrales de la creación de Fabricaciones Militares son la independencia del extranjero a partir del desarrollo de la industria nacional de armas y municiones para la defensa de la soberanía, la movilización industrial, la elaboración de materiales de guerra, la exploración y explotación de minas, y el fomento industrial. Coincidimos con Fermín Chávez quien argumenta que “en los países dependientes casi siempre son personas como la del General Manuel Nicolás Aristóbulo Savio, con sus tercas fijaciones nacionales, quienes ayudan a la toma de conciencia sobre las cuestiones básicas, y se pueden revelar también como grandes realizadores” (Chávez, 1981: 35).

A partir de la creación de la Dirección General de Fabricaciones Militares en 1941 (Ley 12.709), el impulso de Savio “se puso una vez más de manifiesto en la formación de un grupo de técnicos y profesionales para concretar la acción que él propiciaba, en lo que concierne a promover la actividad minera, como base de sustentación de cualquier plan de desarrollo industrial” (De Paula. En Martín, et. al., 1980: 165). La DGFM se crea como una entidad autárquica dependiente del Ministerio de Defensa y constituye, como sostiene Raúl Larra (1980), un paso más en el camino que piensa hacia la industrialización y que completará con el Plan Siderúrgico5. En este sentido, Alicia Savio afirma que “desde principios de la década del treinta había construido su proyecto de industrialización” (Savio, 2011: 16). La centralidad de la industrialización es también pensada por el ingeniero-militar en relación a la generación de trabajo para el pueblo.

 

Benito Quinquela Martín, Fundición de acero, 1944, óleo sobre tela, 200x169. Fuente: Museo Benito Quinquela Martín.

 

Savio tiene una preocupación central vinculada a la exploración y explotación de las riquezas minerales presentes en el territorio nacional. Tiene la idea de crear industrias químicas y siderúrgicas, como industrias de base, como industrias que dinamicen las demás, que apunten a fomentar el desarrollo del país. Afirma que pensaba que la radicación en nuestro país de la industria siderúrgica era uno de los actos más trascendentes de la vida nacional en lo que iba del siglo XX. Así sostiene que “toda nuestra estructura económica, desarrollada sobre los programas o planes de activación industrial, no tendrá consistencia y presentará demasiados puntos débiles si no se asienta sobre la primera e indispensable ‘piedra básica’ constituida por la capacidad para producir acero para rieles, puentes, barcos, arados, etc. De poco servirán las iniciativas y los esfuerzos tendientes a desarrollar otras empresas o trabajos si previamente no se ha dado este paso capital” (Savio, 1973: 432).

La acción de Fabricaciones Militares bajo la conducción de Savio tiene un desarrollo descomunal. Alicia Savio afirma que “las Fábricas Militares que, en número de catorce, se levantaron provocaron un gran desarrollo industrial; debían fabricar productos para la guerra, pero la idea era que fueran la base de la industrialización del país”. (Savio, 2011: 35) Así, se logran una gran cantidad de realizaciones. Rápidamente comienza a organizarse la Fábrica Militar de Equipos, Herramientas y Comunicaciones (más tarde ?1947? Fábrica Militar General San Martín), la Fábrica de Armas Portátiles en Rosario, anteriormente (1936) la Fábrica Militar de Munición de Artillería en Río III, en el 42 la Fábrica Militar San Francisco, la Fábrica Militar de Tolueno Sintético en Campana el mismo año.

También se conforma la Compañía Azufrera Argentina en el año 1941 y dos años después se fusiona con el Estado como Industrias Químicas Nacionales Sociedad Mixta. En 1945 la Fábrica Militar de Materiales Pirotécnicos. En 1944 se formalizó la formación de Atanor. Años antes se había ideado la construcción de una fábrica de armas portátiles que recién comienza a construirse en 1933 y en 1936 se establece aunque sin producción. Queda en una idea finalmente. Recién en 1942 se retoma el proyecto de construcción en Rosario de una fábrica de armas portátiles bajo el nombre de “Domingo Matheu” en homenaje al miembro de la Junta de Gobierno en 1810, que comienza a producir en 1943.

En 1941, en la puna, exploradores habían descubierto un yacimiento de azufre en el cerro La Estrella, para cuya explotación se construye la Compañía Azufrera Argentina Sociedad Anónima, con cuya base en 1943 la Dirección General de Fabricaciones Militares construyó “Industrias Químicas Nacionales Sociedad Mixta”.

Al otro año comienza en Pilar a construirse una fábrica que es la base de la Fábrica Militar de Materiales pirotécnicos que comienza a funcionar en 1946. En el 39, se había constituido como emprendimiento privado Atanor, que en 1944 pasa a ser una Sociedad Mixta con Fabricaciones Militares. Savio proyecta también, como parte de la Fábrica Militar de Munición de Artillería de Córdoba, el “Grupo Químico Río III”, que alcanza gran importancia. En Córdoba también Savio proyecta en 1944 la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos José de la Quintana de enormes dimensiones.

Se hizo una evaluación exhaustiva de los minerales disponibles. En este marco, Fabricaciones Militares hace su investigación más profunda en Minas Capillitas en la provincia de Catamarca. La Dirección celebra un contrato en 1942 que se pone en vigencia al otro año con el inicio del Establecimiento Minero Capillitas.

 

Nikolai Andreevich Shelyuto, boceto de "Fundición de acero". Fuente: archive.org

 

Savio analiza que la única forma de conseguir cobre era comprarlo al “Sindicato Electro-Metalúrgico Argentino” (SEMA), que se había formado en 1923 con capitales franceses. A partir de 1928 se reorganizó como Sociedad Electro-Metalúrgica Argentina S.A., de capitales alemanes. Durante la guerra es incluida en la “lista negra” de Estados Unidos. Esta circunstancia lleva a Savio a proponer en 1942 al Poder Ejecutivo la compra o la expropiación de la empresa. Finalmente se decide el primer camino, y nace en 1944 la fábrica “Elaboración del Cobre y sus Aleaciones” (ECA).

Asimismo, para la producción de aceros especiales y ferroaleaciones nace el mismo año la Sociedad Mixta Aceros Especiales, formada entre la Dirección General de Fabricaciones Militares y la empresa Industrias Termoeléctricas en Rosario. Similar es la constitución, también en el año 44 de la Sociedad Mixta de Elaboración del Cromo y sus Derivados, esta vez el acuerdo es con la Minera Argentina del Norte, que tenía la mayor parte de los yacimientos de cromo de nuestro país. Así, palmo a palmo, iba tomando forma el proyecto de industria y soberanía imaginado desde muy temprano por Manuel Savio.

 

* Lic. y Prof. en Sociología (UBA). Dr. en Comunicación Social (UNLP). Mg. y Esp. en Metodología de la Investigación (UNLa). Director de la Especialización en Pensamiento Nacional y Latinoamericano del Siglo XX (UNLa).
Notas:

1. Trabajamos profundamente con esa generación militar entre los años 20 y 40 en Godoy, Juan. (2021). Nación, Fuerzas Armadas y dependencia. Los aportes a su resolución y la emergencia de una conciencia industrial en la Revista Militar desde la creación de YPF (1922), al 17 de Octubre de 1945. Buenos Aires: Punto de Encuentro.
2. Savio conforma la escuela con personalidades destacadas, varios de los cuales había conocido personalmente durante su formación. Son designados docentes, entre otros, José Bernardo Collo, Juan Blaquier, Francisco La Menza, Teófilo Isnardi, Félix Aguilar, Carlos Treglia, Jorge Starico, Antonio Escudero, Alfredo Galamarini, Julio Orozco Díaz, y Antonio Recorder. Vale mencionar que al tener sus horas completas, van a realizar sus tareas ad-honoren, por pedido del mismo Savio y entendiendo la labor patriótica a llevar adelante. (Larra, 1980)
3. La noción de “la nación en armas” había sido desarrollada fundamentalmente por Colmar Barón Von Der Goltz en una obra bajo ese título cuya primera parte se editó en la Argentina en 1927, y se completó con la segunda en 1930 por parte del Círculo Militar. En forma extremadamente sintética y esquemáticamente, considera que en la guerra moderna no está involucrado sólo el sector militar, sino todo el pueblo, están involucradas las fuerzas materiales y morales de la nación. Se necesita así desarrollar la industria, al mismo tiempo que la cultura, la educación, el bienestar social del pueblo, etc. (Von der Goltz, 1927)
4. Esta ley es sumamente relevante ya que es un puntal en relación a la solución de la debilidad en materia de armamento y equipos que tenían las Fuerzas Armadas, a la vez que el impulso a la instalación de fábricas vinculadas al material bélico fundamentalmente. Otra ley importante a mencionar es la 11.386 (Ley de Enrolamiento), que apuntaba a recabar información estadística de la población de los diferentes distritos militares, dando a su vez al estado información importante sobre la población. (Cornut, 2018)
5. Vale mencionar que la cuestión de la siderurgia y la metalúrgica tiene un antecedente importante en la figura de Luis E. Vicat, fundamentalmente en la conferencia dictada en julio de 1925 (Vicat, 1925). Tratamos este pensador militar en Godoy, 2021.


Bibliografía:

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- Chávez, Fermín. Las fuerzas armadas y el desarrollo industrial de la Nación. Revista Realidad Económica Nº 32. Julio-Septiembre de 1978. Buenos Aires.
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- Scenna, Miguel Ángel. (1980). Los militares. Buenos Aires: Editorial de Belgrano.
- Vicat. Luis E. Defensa nacional industrial: Bastarnos a nosotros mismos. Julio de 1925. Bs. As: Círculo Militar.
- Von Der Goltz, Colmar Barón. (1927-1930). La nación en armas. Un libro sobre organización de ejércitos y conducción de guerra en nuestros tiempos. Buenos Aires: Círculo Militar.


Imagen de portada: Fundición de acero al manganeso. Tomada del sitio de Qiming Machinery (https://www.qimingmachinery.com/es/material-fundido/fundici%C3%B3n-de-acero-al-manganeso/)