El Desarrollismo interpelado. Amelia Podetti lectora de Darcy Ribeiro
I. Introducción al tema - Problema
En el año 1969 el Centro Editor de América Latina publica una monumental obra en tres tomos del antropólogo, intelectual y político Darcy Ribeiro (Montes Claros, Minas Gerais, 1922-1997) con el nombre de Las Américas y la civilización. En el primer tomo y a modo de introducción, Ribeiro comienza con un texto que titula La Civilización Occidental y nosotros en donde intenta, aplicando categorías y conceptos que extrae principalmente del marxismo (ortodoxo y no ortodoxo) como de la sociología y antropología académica (ambas de corte funcionalista), superar los obstáculos que impiden dar cuenta de los motivos del subdesarrollo y/o atraso de los pueblos latinoamericanos en relación a los otros pueblos “avanzados” del Atlántico Norte (europeos y americanos del norte)1. Darcy Ribeiro, como buen investigador, comienza con una pregunta: ¿Qué dicen estas teorías sobre el atraso y el progreso de nuestro continente?
Para responder realiza un estudio en profundidad de todas las respuestas que se habían elaborado hasta aquella fecha.
Las divide en tres grupos. El primero lo integran las explicaciones que él agrupa dentro de lo que llama “las interpretaciones clásicas”; el segundo se vincula con los esquemas que plantean la idea de asincronías en el proceso natural de transición entre las formaciones arcaicas –americanas– y las modernas –europeas–; y el tercero tiene que ver con los enfoques provenientes del “marxismo dogmático”.
Darcy Ribeiro explica que las principales respuestas de “las interpretaciones clásicas” parten “de una actitud fatalista en donde atribuyen el atraso al clima o a la raza (D.F. Sarmiento, 1915; C.O. Bunge, 1903; Olivera Vianna, 1952; A, Arquedas, 1937; o a calidades negativas del colonizador (M. Bomfin, 1927/1931; J. Ingenieros, 1913; S. Ramos, 1951), otras apenas llegan a cuestionar aquellos determinismos (J.B. Alberdi, 1943; Euclides da Cunha, 1911; Gilberto Freyre, 1954; Sergio Buarque de Holanda, 1956; Ezequiel Martínez Estrada, 1933; Octavio Paz, 1950; H.A. Murena, 1964) sin oponerles cualquier teoría congruente”2.
En relación al segundo grupo, explica Darcy Ribeiro:
En las formulaciones más extremas de este esquema conceptual, las sociedades subdesarrolladas llegan a ser descriptas como entidades hibridas o duales, porque coexisten en ellas dos economías y dos estructuras desfasadas en siglos. Una de ellas, como polo del tradicionalismo, se caracteriza por el aislamiento, la estabilidad y el atraso, que tenderían a extenderse sobre el conjunto. La otra, como polo de modernidad, se caracterizaría por la vinculación y la contemporaneidad con el mundo de su tiempo, por sus tendencias industrialistas y capitalistas, de las que sería foco difusor. […] Otros apelan a factores múltiples (principalmente Gino Germani, 1965) atribuyendo siempre, no obstante, el atraso latinoamericano a carencia de atributos que se encontrarían en la sociedad norteamericana, tales como: ciertos cuerpos de valores; determinadas instituciones socio políticas. Se refieren, por ejemplo a la falta de espíritu empresarial pero se olvidan, como se advierte, que las naciones atrasadas de las Américas ya nacieron encuadradas en economías mercantiles productoras de bienes exportables, y que sus estratos dirigentes nunca carecieron de un atinado espíritu empresarial.3
El tercer grupo, que el antropólogo brasileño agrupa como “del marxismo ortodoxo”, tiene como presupuesto básico “[…] un evolucionismo unilineal según el cual las sociedades latinoamericanas son entidades autárquicas y asincrónicas que estarían viviendo ahora, con siglos de atraso, los mismos pasos evolutivos experimentados por las sociedades avanzadas”4.
Imagen de los tres tomos de la obra Las américas y la civilización de Darcy Ribeiro publicada por el Centro Editor de América. Fuente: Internet.
El trabajo de revisión, crítica y reflexión sobre todas estas interpretaciones realizado en esta obra por Darcy Ribeiro es inestimable. Ya por desmitificar todo lo establecido hasta la fecha como por sistematizar las explicaciones, con sus categorías, nociones y conceptos.
Ahora bien, en una segunda parte del trabajo y tras el estudio del arte o “estado de la cuestión” (como dirían los historiadores), Darcy Ribeiro delinea su metodología, propósitos y perspectiva de análisis para explicar lo que llama: “problemas de desarrollo de los pueblos americanos”. Es justamente a esta explicación a la que responde la filósofa y pensadora nacional argentina, Amelia Podetti (Villa Mercedes, San Luis, 1928-1979) en la revista Hechos e ideas de marzo-abril de 19745 con el texto “Ciencia Social y Filosofía”6.
Analizar la lectura de Darcy Ribeiro que realiza Amelia Podetti es el objeto central de este trabajo.
II. Darcy Rebeiro y la Teoría de la Dependencia según Amelia Podetti
Amelia Podetti comienza el texto “Ciencia Social y Filosofía” con una introducción en donde considera que la ciencia es un instrumento, una actividad de manipulación de la realidad. Afirma:
tiene una función social y política a la que está subordinada y que determina, directa o indirectamente, el trabajo científico. Esto no necesariamente ocurre desde afuera, mediante la compulsión institucional o financiera o los mecanismos de prestigio, sino desde la conciencia misma de los investigadores, formados para constituir los cuadros científicos y técnicos de esa sociedad7.
Desde esta perspectiva, se detiene en el análisis de la obra de Darcy Ribeiro, especialmente se ocupa de la introducción, en otras palabras, del tomo 1 de Las Américas y la Civilización.
Amelia Podetti considera que Darcy Ribeiro se encuentra acorralado, cercado, es una suerte de preso por la lógica que impera en los ámbitos científicos al momento de elaborar su interpretación sobre el desarrollo o no desarrollo de las Américas. Lo toma como ejemplo para afirmar que:
No es extraño entonces que la crítica de la situación contemporánea, la denuncia de la crisis y los males de las sociedades superindustrializadas, y de la explotación a que han sometido y someten a los países dependientes, cuando se hace desde la perspectiva de las ciencias sociales, derive en una recuperación acrítica de la ciencia y la técnica de esas sociedades, sin advertir que justamente han sido moldeadas para construir los instrumentos de la explotación a que han sometido a los hombres, a los pueblos, a la naturaleza. Y ocurre entonces que los análisis se hacen con pautas y criterios procedentes del pensamiento imperial.8
A pesar de ello, reconoce la profundidad del trabajo realizado por el antropólogo del país hermano:
Darcy Ribeiro nos ofrece todo un nuevo análisis de la realidad latinoamericana; critica y denuncia las explicaciones clásicas del atraso, que lo atribuyen de una u otra manera a inferioridades de la sociedad latinoamericana y finalmente da expresión teórica a lo que constituye la experiencia secular de los pueblos latinoamericanos: que su miseria y su atraso se deben a la expoliación de que han sido y son víctimas. Que las naciones avanzadas y atrasadas no constituyen dos mundos independientes y autónomos, el mundo del progreso, de la razón, del desarrollo y el mundo del atraso, de la barbarie, del subdesarrollo sino que la riqueza, el progreso, el desarrollo de un mundo justamente se acumula y se mantiene gracias a la explotación del otro mundo, el cual justamente en virtud de su explotación se convierte en atrasado.9
Amelia Podetti, como Darcy Ribeiro, acuerda en criticar las lecturas eurosituadas, en donde a la hora de hablar del “atraso” o del “progreso” no se los vincula con el largo periplo de explotación y saqueo de recursos (minerales, naturales y humanos) por parte de Europa hacia el resto del planeta. En otras palabras, ambos consideran que el subdesarrollo y desarrollo no son etapas de un proceso lineal e irreversible que atravesaría autónomamente todas las sociedades humanas, sino que son las dos caras –dialécticamente relacionadas e inseparables- de un mismo sistema integrado por las sociedades avanzadas o desarrolladas y las sociedades atrasadas o subdesarrolladas. En resumen, para ambos, la situación de atraso o de progreso en que se encuentran los diferentes pueblos insertos dentro de este sistema mundial interrelacionado, resultan de los impactos de sucesivas revoluciones tecnológicas que han ido transformando las sociedades humanas a lo largo de la historia.
Número de la Revista Hechos e ideas donde fue publicado el artículo de Amelia Podetti aquí trabajado. Fuente: CEDINPE.
Al momento de revisar la interpretación de Darcy Ribeiro para explicar el atraso de “los pueblos del tercer mundo” Amelia Podetti reconoce y realza el estudio. Escribe:
Pese a que en sus análisis concretos Darcy Ribeiro señala en muchas oportunidades el carácter determinante y condicionante de los factores sociales o de los factores ideológicos finalmente concluye que a través de todo el proceso histórico, en última instancia la posición determinante le corresponde al factor tecnológico. Este carácter determinante en última instancia del factor tecnológico explica que considere como criterios para establecer la clasificación de las distintas etapas por las que atraviesan las sociedades humanas, lo que llama “revoluciones tecnológicas”.10
Su hipótesis para explicar el atraso es que los pueblos del mundo moderno tuvieron como factor desencadenante de su estructura actual el impacto sufrido por las consecuencias de dos grandes revoluciones tecnológicas: la mercantil y la industrial. Estas dos revoluciones produjeron la “civilización europea occidental en sus perfiles capitalistas-mercantil e imperialista-industrial”. Una segunda hipótesis que completa la primera es que aquellas revoluciones tecnológicas actuaron en forma diferente sobre las distintas sociedades, otorgando privilegios a algunos pueblos, dándoles poder de dominio y explotación sobre los demás, y degradando a otros, transformándolos en condiciones de existencia de los primeros. En virtud de este proceso, esos pueblos atrasados fueron violentamente incorporados a formaciones evolutivas superiores, pero en calidad de proletariado externo de economías metropolitanas; es decir, integrando un sistema mundial con otras sociedades no en calidad de sociedad autónoma y en expansión, sino en calidad de dependencia económica11. En otra parte afirma Amelia Podetti:
Como todo grupo de sociólogos, economistas e historiadores latinoamericanos, Darcy Ribeiro denuncia pues la situación de dependencia en América Latina y muestra cuál es la causa verdadera del atraso. Esto es importante, porque uno de los mecanismos más eficaces de la colonización cultural, de la dependencia pedagógica, es precisamente ocultar esa situación e incapacitarnos para percibirla. En consecuencia se elabora la teoría de la dependencia y se replantea críticamente la historia moderna, la situación latinoamericana, la relación entre el progreso y el atraso, pero desde la dependencia y llegamos a que mientras antes nadie veía la dependencia en Latinoamérica o no se la veía por ninguna parte, hoy no se ve otra cosa ni a través de otro prisma que no sea la dependencia.12
Sin embargo, en una segunda parte del texto, Amelia Podetti despliega una severa y profunda crítica al trabajo de Darcy Ribeiro.
Darcy Ribeiro. Fuente: Internet.
En buena parte, más que desde las ciencias sociales (la filosofía, historia, antropología o sociología), la base de su crítica radica en la militancia política, en su potencialidad, su trascendencia, que supera cualquier análisis o tentativa de análisis científico. Para Amelia Podetti la interpretación del Tercer Mundo como el mundo del atraso y la dependencia, en otras palabras, como la periferia marginal del mercado mundial que sólo puede liberarse mediante el desarrollo tecnológico, no es tomada como real. Al respecto dice:
[…] es elaborada por sociólogos, historiadores y economistas, por científicos-sociales que resultan incapaces de comprender las revoluciones del Tercer Mundo, más que como ecos, copias o lejanos resultados de la revolución burguesa, modelo de revolución, arquetipo de progreso para las ciencias sociales, que todavía hacen su apología hoy que está en crisis. Es verdad que integran lo que llamamos Tercer Mundo regiones del planeta que fueron sometidas durante varios siglos a la explotación y el saqueo bajo las formas más diversas, en beneficio de las potencias imperiales, que gracias a los beneficios extraídos de esa explotación, crecieron y se desarrollaron de una manera prodigiosa.13
Desde la perspectiva de Amelia Podetti, la lógica científica utilizada por los teóricos de la dependencia como Darcy Ribeiro, impide ver al Tercer Mundo entendido como un nuevo proyecto de vida humana, construido justamente por esos pueblos, primero expoliados, luego sometidos y explotados de las más diferentes maneras, escribe:
Esos pueblos que no aceptaron nunca la inculpación de inferioridad ni el destino de explotación que les fue impuesto. Pero hay otra realidad en Latinoamérica: la de los movimientos de liberación nacional con sus protagonistas, los pueblos latinoamericanos y sus líderes. Es notable cómo Darcy Ribeiro y en general todos los teóricos de la dependencia, cuando se topan en América Latina con un movimiento de liberación nacional no lo comprenden, o no encuentran categorías para su análisis. Hablan de populismo, industrialización apresurada, nacionalismo militarista, revolución democrático-burguesa, o mezclas en distinto grado de estos ingredientes. Porque siguen siendo en el fondo desarrollistas o si se quiere neodesarrollistas: todavía piensan en alguna forma mejorada de desarrollo y su modelo sigue siendo el de las sociedades industriales modernas, aunque mejorado, no se sabe bien cómo.14
En resumen, para Amelia Podetti el Tercer Mundo es en realidad un escenario donde se enfrentan dos grandes prácticas antagónicas y por tanto, también las concepciones propias de esas prácticas: la imperial y la de los pueblos; la historia de la explotación y la historia de los pueblos, de su propia vida, de la Nación que ellos construyen y mantienen viva, cualquiera sea el grado de violencia y penetración del imperio; la historia de la formación de la conciencia colectiva de los pueblos, que recogiendo y trasmutando toda la experiencia histórica propia y ajena, construyen su propio pensamiento, su propia cultura, su propia concepción de la vida humana. Pero esa realidad no puede percibirla ni comprenderla la ciencia social que –bajo su forma actual-, es ciega para otros valores que los del progreso económico y técnico.
Desde esta lectura Amelia Podetti despliega su crítica, y escribe:
En Darcy Ribeiro encontramos una especie de fascinación por la técnica de las sociedades superindustrializadas. Por un lado, la técnica como determinante y condición del progreso: hemos visto que las revoluciones tecnológicas –categoría mucho más pobre y ahistórica que la de desarrollo de las fuerzas productivas-, desatan los grandes cambios históricos. […] Darcy Ribeiro llega incluso a afirmar que jamás una sociedad técnicamente más avanzada ha derrotado a otra que lo sea menos, hoy en que la historia desmiente cada día en cualquier rincón del planeta el poder omnipotente y decisorio de la técnica. Pero por otro lado la técnica pareciera algo así como un monstruo destructor de sabias tradiciones ancestrales, un hado ineluctable, una especie de fatalidad que no podemos evitar. Y Darcy Ribeiro prevé para el año 2000 un mundo conformado y dominado por la técnica, esa misma técnica de las sociedades superindustrializadas. No es extraño que ante esta imagen del futuro el “corazón agotado” de Darcy Ribeiro se entristezca.15
Amelia Podetti. Fuente: Internet.
Por último, otro combate de fondo en este cruce entre Amelia Podetti y Darcy Ribeiro, es el que se da entre la filosofía y la sociología, como lo demuestran los párrafos que cierran el artículo de la pensadora nacional argentina:
La ciencia social está profundamente penetrada en sus categorías y en sus métodos por la cosmovisión imperial. La filosofía en cambio puede comprender en profundidad este proyecto, estos valores, porque han constituido el objeto de su reflexión durante siglos. Justamente a causa de ello el desprecio por la filosofía es propio exclusivamente de las grandes potencias superindustrializadas: en el Tercer Mundo la filosofía sigue siendo valorada como la más notable producción teórica. En nuestro país, el General Perón no sólo presidió en 1949 el Primer Congreso Nacional de Filosofía –hecho insólito según algunos delegados extranjeros: que un Jefe de Estado se dignara prestigiar con su presencia un Congreso de Filosofía, la hacía mucho tiempo destronada reina de las ciencias- sino que pronunció un discurso, publicado más tarde bajo el título La Comunidad Organizada y que el General Perón incluye siempre, junto a Conducción Política y Doctrina Peronista, entre los tres libros básicos de la concepción justicialista. En ese discurso el General Perón desarrolla la historia de la comunidad organizada, de sus avances y retrocesos, de sus distintas etapas, de sus luchas con otras concepciones de la vida humana, a través de la historia de la filosofía. Pero ¿cómo podrán los jóvenes leer la Comunidad Organizada si sólo les proporcionamos la formación positivista propia de las ciencias sociales imperiales? Eva Perón en la Historia del Peronismo rescata de la historia universal solamente a los conductores y a los filósofos. Los hombres extraordinarios son los hombres “que señalan rumbos y que jalonan la historia”. Y de esos hombres, dice Evita, “a nosotros nos interesa sobre todo y muy especialmente los filósofos y los conductores”. Los filósofos porque ellos “han creído y han señalado a la humanidad cómo se puede vivir de una manera mejor”. Ellos “han pensado en mejorar la vida del hombre sobre la tierra.16
2. Ribeiro, Darcy, “La Civilización Occidental y nosotros”, en: La Américas y la Civilización [3 tomos], Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1969, p. 17.
3. Ibídem, pp. 17-18.
4. Ibídem, p. 26.
5. La Revista Hechos e ideas merece un estudio por separado. La revista Hechos e Ideas fue una importante publicación de Ciencias Sociales que desarrolló varios períodos de edición a lo largo de la historia argentina. Comenzó siendo una “revista radical” –como se enunciaba en el subtítulo– que se publicó entre 1935 y 1941, cuando dejó de aparecer después de 41 entregas. En agosto de 1947, ya en el campo del peronismo, presentó su número 42; hasta junio-julio de 1955, y con una frecuencia mensual casi permanente, ofreció 93 números. Posteriormente volverá a intentarse el emprendimiento, en los años setenta, inaugurándose una tercera etapa, frondosa y con una mirada regional, a cargo de Amelia Podeti (1974). Asimismo, en los años noventa, por intermedio de Ana María Aimetta de Colotti, tendrá un nuevo intento de relanzamiento (1997) con un formato más al estilo de Revista académica, contando con un consejo asesor integrado por Fermín Chávez, Julián Licastro, Abel Posse y Graciela Maturo. Actualmente, desde el año 2016 se ha relanzado en formato libro, recuperando ese proyecto de pensar la Argentina y el Mundo desde una perspectiva situada. La Revista por lo tanto, tiene dos épocas clásicas, la época radical (1935-1941), y la época peronista (1947-1955), y luego una serie de iniciativas posteriores en los setenta, los noventa, y hoy en día. Para una aproximación a su historia se recomienda el artículo de: Lavallen Ranea, Fabián, “ La Restauración Justicialista: el renacer de la Utopía Social en la segunda etapa de la revista Hechos e Ideas (1947-1955)”, en Revista Movimiento: https://www.revistamovimiento.com/historia/la-restauracion-justicialista-el-renacer-de-la-utopia-social-en-la-segunda-etapa-de-la-revista-hechos-e-ideas-1947-1955/
6. Podetti, Amelia, “Ciencia Social y Filosofía”, en Revista Hechos e ideas, Tercera época, Año 1, n° 3, Marzo-Abril 1974, Buenos Aires, pp. 63-76.
7. Podetti, Amelia, “Ciencia Social y Filosofía”, en Revista Hechos e ideas, Tercera época, Año 1, n° 3, Marzo-Abril 1974, Buenos Aires, p. 71.
8. Idem.
9. Idem.
10. Ibídem, p. 74.
11. Ibídem, p. 72
12. Idem.
13. Idem.
14. Idem.
15. Ibídem, p. 73
16. Idem.