De la llegada de los europeos a las misiones de los jesuitas y guaraníes

Por Facundo Di Vincenzo *

Durante la época feudal en “el mundo del mediterráneo” -como diría el historiador Fernand Braudel- se produjo una peste que, según los cronistas, exterminó a un tercio de la población europea: la Peste Bubónica. Unos cincuenta años después, se produjo la expansión territorial de Europa hacia otros lugares del mundo, como dice el historiador J.H. Parry, “el descubrimiento del mar por los europeos”1 dando inicio a un largo periplo de conquista, colonización y extracción de recursos naturales entendiendo también dentro de los recursos naturales a los humanos. Lo cierto es que la conexión entre regiones distantes del planeta durante el siglo XV produjo como nunca antes una oleada de epidemias y pestes en todos los continentes. Si bien los narradores mestizos de la época colonial Felipe Guamán Poma de Ayala (1615) y el Inca Garcilazo de la Vega (1616) mencionan la existencia de “chuchos” o enfriamientos (gripes, con toces y mucosidades) que causaban muertes entre los pueblos andinos. A partir de 1492 las enfermedades se convierten en un problema para estos pueblos: viruela, sarampión, tos ferina, gripe, difteria, tifus, tracoma, muermo, rabia, gonorrea, tuberculosis, lepra, fiebre amarilla, sífilis fueron algunas de las más frecuentes. Generaron según los estudiosos del tema como Karl Theodor Sapper (1924), Paul Rivet (1924), William M. Denevan (1956) entre 40 y 70 millones de víctimas.

En el territorio americano, se sufrieron epidemias de toda clase desde el momento de la fundación de Buenos Aires. La modernidad -o como dice Walter Mignolo2, la cara oculta de la modernidad con su obsesión por la plata del Potosí y México- practicó la trata de personas y esclavizó a las poblaciones de África quienes llegaron a nuestro continente y, junto con ellos, más epidemias. Es importante recordar que la mayor cantidad de víctimas siempre estuvieron del lado de los más pobres: indígenas, personas esclavizadas y mestizo/as además de quienes se ocupaban de los cuidados de lo/as enfermo/as. El cuidado y atención sanitaria estuvo a cargo, por lo general, de diversas órdenes religiosas. Junto a los conquistadores, colonizadores y hacendados estuvieron presentes también diferentes pensadores, sacerdotes, religiosos/as y divulgadores del pensamiento humanista cristiano que llegados al “nuevo mundo” habían reclamado y batallado contra las injusticias perpetradas por los conquistadores y colonizadores europeos, incluso en algunos casos hasta dejando su vida en esas luchas.

Durante el llamado periodo indiano/colonial3 una serie de acontecimientos y de intervenciones demuestran el derrotero de una tradición humanista que no sólo combatirá contra la violencia ejercida por los europeos sobre los pueblos de las Américas, sino que desarrollará un complejo y profundo proceso de sincretismo, fusionando y asimilando el acervo cultural de los pueblos originarios.

En este contexto debemos enmarcar el accionar y la tarea de los Jesuitas en Hispanoamérica. La institución de la Compañía de Jesús nació en Europa a mitad del siglo XVI con una estructura de sentido militar de la disciplina y con una estricta jerarquía, en el contexto del movimiento de resistencia a la Reforma Protestante. En América Latina y el Caribe el trabajo de los jesuitas se centró en la creación de las Misiones, surgiendo como un ejemplo de abnegación y de fe desinteresada frente a las otras iniciativas de los europeos en el nuevo mundo imbuidas en el ocio y el goce de los bienes de una conquista marcada por la explotación a los indígenas.

Reducción guaraní. Fuente: Wikipedia

Las Misiones, que también fueron llamadas reducciones, se crearon en un momento de profunda crisis de las colonias españolas signada por el cataclismo demográfico, la corrupción institucional y la piratería de bandera británica, entre los siglos XVII y XVIII4.

Las misiones jesuitas en la zona de la Intendencia del Paraguay fueron las que llegaron al más alto índice de desarrollo constituyéndose como la experiencia histórica que mejor expresó el objetivo de los jesuitas: un proyecto fundado en el humanismo cristiano, reconociendo las tradiciones, costumbres y vivencias de los pobladores nativos.

En definitiva, los jesuitas comprendían al mundo creado por Dios como una totalidad y en esta totalidad reconocían a todos sus habitantes. Como señala Alberto Buela, el humanismo cristiano que arribó a estas tierras no había pasado por la modernidad, “no estaba manchado de mercantilismo ni del lucro burgués liberal que brotaba de las zonas sajonas”5 sino que mantenía la idea medieval de concebir al mundo como una totalidad y a sus habitantes como parte del mismo. En ese sentido, la cosmovisión de los jesuitas tenía profundos puntos de contacto con la cosmovisión integral de los guaraníes.

Esta coincidencia, entre otros factores, permitió que, en la selva sudamericana, lograsen atraer a los indios guaraníes que habían podido escapar de los conquistadores y, en consecuencia, no se habían logrado integrar al llamado “proceso de civilización” de los encomenderos. Ciento cincuenta mil guaraníes más unos cientos de jesuitas se organizaron en comunidades ensamblando sus técnicas y artes, sus experiencias y conocimientos, dando lugar a uno de los casos más destacados de sincretismo cultural de la historia de la humanidad.

"Arte de la lengua guaraní", impreso en Misión jesuítica de Santa María la Mayor en 1724.

Las misiones del Paraguay se desarrollaron entre 1603 y 1768. En ellas no existió el latifundio sino que la tierra era propiedad colectiva, propiedad comunitaria. La vida de sus habitantes se distribuía entre trabajos en los laboratorios y en las diferentes clases organizadas por los jesuitas de arte, música, artesanía, tejido, pintura y construcción6.

El dinero no circulaba en las misiones jesuitas y estaba prohibido el acceso a la comunidad de los comerciantes, de modo que aquellos objetos necesarios no fabricados dentro de la comunidad (según quienes han estudiado su historia, eran muy pocos)7, se adquirían con transacciones realizadas en las afueras de las misiones. Los fazendeiros, propietarios de las haciendas del Brasil necesitados de esclavos en su sed de riqueza atacaron durante más de cien años a las Misiones mediante cacerías de humanos organizadas con auspicio de las autoridades coloniales portuguesas. Finalmente, con un ejército que alcanzó a tener más de 30.000 hombres, los “mamelucos” procedentes del Brasil –sumado a las presiones ejercidas por los encomenderos españoles y criollos que se quejaban por las fugas de sus indios a las Misiones- lograron expulsar a los jesuitas de América hacia finales del siglo XVII8.

Por último, resulta imprescindible reparar en el hecho del sincretismo, confluencia y, al mismo tiempo, disyuntivas de este encuentro entre religiosos europeos e indígenas guaraníes en torno al tema de la salud, los cuidados y elaboración de remedios ante las epidemias recurrentes de aquellos tiempos. Sobre el tema resulta sugerente el trabajo de Eliane Fleck, Entre a caridade e a ciência: a prática missionária e científica da Companhia de Jesús9. La autora tras un minucioso trabajo de investigación demuestra la complejidad de las relaciones entre un imaginario indígena con sus interpretaciones sobre enfermedad y la muerte, por un lado, y los jesuitas que pretendían con sus conocimientos científicos cambiar la cosmovisión indígena y las prácticas de los chamanes. Estos últimos, le imprimían a la enfermedad un poder mágico que solo podía ser doblegado por ellos, los únicos capaces de penetrar en el mundo de las fuerzas sobrenaturales y encontrar remedio para reestablecer el equilibrio psíquico y emocional de la persona. Fleck afirma que los jesuitas debieron complementar y considerar estas creencias, absorbiéndolas y en parte practicándolas porque las encontraron verdaderamente efectivas.

Por otro lado, a través del desarrollo de una farmacopea nativa los religiosos obtuvieron los remedios necesarios para la cura de las enfermedades. Para Eliane Fleck, esto permitió complementar dos visiones del mundo sobre la enfermedad: la guaraní y la jesuita que coexistieron en el siglo XVII y XVIII y que, de ninguna manera resultaron antagónicas. La autora sostiene que los guaraníes, influenciados por los resultados de los religiosos y los nuevos métodos eficaces para combatir las enfermedades, aceptaron el nuevo ordenamiento social, aunque al mismo tiempo, también advierte sobre la existencia de “fugas” que, sin dudas, expresan una modalidad de resistencia a estos conocimientos ajenos a la cosmovisión originaria.  

* Profesor de Historia (UBA), Doctorando en Historia (USAL), especialista en Pensamiento Nacional y Latinoamericano (UNLa), docente e investigador del CEIL “Manuel Ugarte”, Inst. de Problemas Nacionales y del Inst. de Cultura y Comunicación de la UNLa.
* Imagen de portada: Ruinas de San Ignacio, Misiones, Argentina. Fuente Hablemos de Argentina.

Lecturas sugeridas:

• BUELA, ALBERTO, El sentido de América. Seis ensayos en busca de nuestra identidad, Buenos Aires, Theoria, 1990.
• CHÁVEZ, FERMÍN, Epistemología de la periferia, Remedios de Escalada, Ediciones de la UNLa, 2012.
• GALASSO, NORBERTO, La larga lucha de los argentinos. Y como la cuentan las diversas corrientes historiográficas, Buenos Aires, Ediciones del Pensamiento Nacional, 2008.
• GARAY, BLAS, El comunismo de las misiones jesuíticas, Buenos Aires, Punto de Encuentro, 2014.
• GONZÁLEZ, ONDINA Y GONZÁLEZ, JUSTO, Historia del Cristianismo en América Latina, Buenos Aires, Ed. Kairós, 2014.
• GUTIERREZ, RAMÓN, Las misiones jesuíticas de la región guaranítica, Buenos Aires, CEDODAL, 2013.
• PODETTI, AMELIA, “La irrupción de América en la Historia”, en Revista Hechos e ideas, Buenos Aires, Noviembre / Diciembre de 1986.
• USEROS, MANUEL, La vida por el pueblo. Cristianos de comunidades populares en América Latina, Buenos Aires, 1981.

Notas:

1. PARRY, JHON HORACE, Europa y la expansión del mundo, México, Fondo de Cultura Económica, 1978.

2. MIGNOLO, WALTER, La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas, Buenos Aires, CLACSO, 2000.

3. La denominación de periodo indiano proviene del derecho que los monarcas españoles les reconocen a los habitantes del territorio conquistado y al mismo tiempo, se comprometen a promover la evangelización de todos los habitantes del llamado “nuevo mundo”. Para ser más preciso, siguiendo la tradición ibérica, de que los hombres y mujeres del territorio deben subordinarse a un conjunto de leyes y disposiciones los monarcas promulgaron “las leyes de indias” o también llamado “el derecho indiano”. En otro plano, por sus características, es un tipo de legislación especial para las indias, ya que no fueron los mismas leyes y disposiciones que las aplicadas en el territorio europeo, el derecho indiano incluyó al derecho castellano, la costumbre indígena, las bulas pontificias, las capitulaciones entre la corona y los conquistadores, como entre los conquistadores y los colonos, además de sumar también las nuevas costumbres, de los criollos. En este sentido, la existencia de un periodo indiano es, en cierta medida, reconocer que los europeos no sólo conquistaron el territorio, sino que también, establecieron derechos y legislaciones sobre sus habitantes, fomentando el sincretismo o la asimilación entre las culturas. Por periodo colonial en cambio, generalmente sólo se reconoce la estructura administrativa y punitiva sobre los habitantes, vale decir, el término “colonial” se ensambla directamente con la llamada “leyenda negra” de América, en donde los europeos violentaron, las culturas, segregaron población y borraron las tradiciones, cultura e historia de sus habitantes. Como lo señala Amelia Podetti (“La irrupción de América en la Historia”, en Revista Hechos e ideas, Buenos Aires, Noviembre / Diciembre de 1986, pp. 36-37) , el periodo que trascurre entre 1492 y las guerras de emancipación americanas, no debería ser definido a partir de la oposición colonial/indiano, sino que habría que considerarlo como un momento en donde lo colonial, es decir, la colonialidad con su brutalidad de conquistadores y conquistados convivió con un periodo indiano, con su humanismo y sus leyes de indias, con la evangelización y el sincretismo promovido por los sacerdotes católicos que llegaban “al nuevo mundo”. En síntesis, dos procesos que se desarrollaron en paralelo.

4. GONZÁLEZ, ONDINA Y GONZÁLEZ, JUSTO, Historia del Cristianismo en América Latina, Buenos Aires, Ed. Kairós, 2014.

5. BUELA, ALBERTO, El sentido de América. Seis ensayos en busca de nuestra identidad, Buenos Aires, Theoria, 1990.

6. USEROS, MANUEL, La vida por el pueblo. Cristianos de comunidades populares en América Latina, Buenos Aires, 1981.

7. GARAY, BLAS, El comunismo de las misiones jesuíticas, Buenos Aires, Punto de Encuentro, 2014.

8. GUTIERREZ, RAMÓN, Las misiones jesuíticas de la región guaranítica, Buenos Aires, CEDODAL, 2013.

9. FLECK, ELIANE, Entre a caridade e a ciência: a prática missionária e científica da Companhia de Jesús, São Leopoldo, Oikos, 2014.