Tatuajes malvineros: las Malvinas grabadas en la piel

Algunas conclusiones y lecturas posibles procedentes de la investigación “La Gráfica del Pueblo. Memoria de la causa Malvinas en el paisaje urbano”.
Por María Sofía Vassallo *

El tatuaje es una marca permanente en el cuerpo que se realiza introduciendo pigmento en la piel perforada con un instrumento punzante. Es una práctica ancestral, dolorosa, indeleble e irreversible. Para los antiguos, el cuerpo humano marcado es un cuerpo arrancado de la pura animalidad, de la naturaleza, del caos de la falta de sentido y tiene una fuerza simbólica extraordinaria que regula la vida de la comunidad, las relaciones con los dioses, con la tierra y con los otros pueblos. El cuerpo se presenta como un texto que habla del sujeto, de lo significativo en su vida. El cuerpo tatuado manifiesta de manera permanente aspectos de la persona, los explicita, expresa sus opciones y compromisos existenciales.

Contra y a pesar de las políticas del olvido, después de la guerra de 1982, junto a muchas otras expresiones populares de la memoria de Malvinas, se multiplican los tatuajes malvineros de variados diseños, con muy distintos grados de complejidad. Los más elementales y económicos consisten en el simple delineado del contorno de las islas acompañado por frases breves en tipografía sencilla. Las siluetas de las islas en los colores de la bandera nacional son un ícono muy repetido, la representación visual de la consigna “Las Malvinas son argentinas”. Tatuajes de Malvinas se han hecho los sobrevivientes y sus familiares y también los familiares de los caídos en la guerra. Se tatúan, además, hombres y mujeres argentinos jóvenes y adultos que, sin tener familiares directos involucrados en la guerra, adhieren a la causa de Malvinas. De diferentes maneras y con recursos diversos destacan valores, sujetos y acciones invisibilizados por la historia oficial. Es un modo de elaborar la experiencia personal y colectiva de la guerra y las pérdidas. Los veteranos que se tatúan hacen en su propio cuerpo lo que el estado, durante muchos años, no hizo: reivindicar, recordar, honrar, inscribir la historia propia en la de la colectividad.

El cuerpo no es sólo soporte del tatuaje, sino medio constitutivo del enunciado que determina su producción, circulación y visibilidad. Cada zona del cuerpo conforma el material expresivo, es parte composicional del texto y aporta sentido. Los tatuajes en la espalda aluden a Malvinas como carga y misión nacional que la persona tatuada asume como propia.  Cerca del corazón indica una adhesión afectiva a la causa, una expresión de amor, Malvinas como sentimiento, grabado indeleblemente en el pecho. Es también una marca de coraje, “ponerle el pecho a Malvinas”. El tatuaje en los brazos, como zona de fuerza y resistencia, expresa la voluntad de dar continuidad a la lucha por las Malvinas. En las piernas, aparece la causa de Malvinas como pilar, como fundamento, siempre activa y en movimiento.

Hay tres grandes series de tatuajes malvineros: “prohibido olvidar”, “homenaje” y “volveremos”. La primera se organiza en torno a la consigna: “Malvinas, prohibido olvidar”, que prohibe olvidar algo que otros han promovido olvidar. Se trata de un mandato que no parte de una autoridad institucional y no tiene autor reconocido, destinado a toda la comunidad nacional de los argentinos. El tatuaje en sí mismo constituye una expresión de la realización de ese mandato. ¿Qué es lo que está prohibido olvidar? Malvinas: los caídos, los sobrevivientes y la causa por la que ellos lucharon. Por eso la serie “prohibido olvidar” se complementa con la serie “homenaje” destinada a conmemorar a los combatientes reivindicados como héroes. Otra serie de tatuajes es la que se organiza en torno a la consigna “Malvinas, volveremos”. La idea de la vuelta, del retorno, aparece en la Argentina asociada a “La vuelta de Martín Fierro”, de José Hernández y de Perón al país después del exilio (la consigna “Perón vuelve” sintetizó una esperanza que motivó acciones que, finalmente, hicieron posible el retorno del líder al país y al gobierno). “Volveremos” es una promesa, un compromiso y también una amenaza para los adversarios (nacionales y extranjeros), producida por un enunciador colectivo, “nosotros los argentinos”.

El universo de donde provienen los símbolos que forman parte de los diseños tatuados es vasto y heterogéneo (aforismos y dichos populares, marchas y canciones militares, temas de rock nacional en estilos muy diversos que van de Almafuerte a Soda Stéreo, imágenes, siglas y nomenclaturas propias del lenguaje castrense, íconos y fórmulas propios de la religiosidad popular cristiana y de los movimientos antiimperialistas latinoamericanos). Esta variedad da cuenta de la riqueza y multiplicidad de sentidos de la memoria de Malvinas inscripta en la piel que, lejos de ser homogénea y estar cristalizada, exhibe una gran vitalidad y potencia expresiva.

A diferencia de otros tatuajes que reafirman la identidad subjetiva individual, los tatuajes malvineros constituyen la marca, el sello de pertenencia a un colectivo dinámico y heterogéneo, que reúne generaciones y grupos sociales diversos. Por y a través del tatuaje de Malvinas, el tatuado manifiesta su pertenencia a una comunidad, en diálogo con interlocutores que se constituyen como tales en virtud de su reconocimiento, adhesión, distanciamiento o rechazo. El tatuaje malvinero supone la posibilidad de ser visto y reconocido como miembro de un colectivo comprometido, activo y militante. El tatuaje sitúa al tatuado en su comunidad, afianza los vínculos dentro del grupo, permite reconocer a los miembros. La reivindicación de Malvinas, desborda la guerra, entendida como gesta y remite a la causa de Malvinas, la de la independencia y la soberanía nacional y la emancipación latinoamericana (que antecede y sucede al conflicto bélico de 1982). Malvinas es un signo complejo, que abarca distintas dimensiones de un proyecto de país a realizar. La inscripción dolorosa, indeleble e irreversible de Malvinas expresa la profundidad de una convicción y un compromiso, impresos en la piel. El tatuaje de Malvinas constituye un testimonio imborrable de adhesión a una causa con voluntad de trascendencia que permanece hasta la muerte como expresión de la memoria que derrota la imposición del olvido.

* Magister y doctoranda (UBA), investigadora: Observatorio Malvinas (UNLa), Instituto de Investigación y Experimentación en Arte y Crítica (UNA)/Instituto de Investigaciones y Documentación Histórica del Peronismo (UNLaM).
Este artículo fue producido en el marco de la de la investigación “La Gráfica del Pueblo. Memoria de la causa Malvinas en el paisaje urbano” dirigida por Julio Cardoso (†) y Mara Espasande en el Observatorio Malvinas. María Sofía Vassallo integra el equipo junto a Ernesto Dufour y César González Trejo, coordinador del Observatorio.

Invitamos a los lectores a subir imágenes de tatuajes y otras marcas de la memoria de Malvinas al Muro de la Memoria Malvinera: http://memoriamalvinera.unla.edu.ar/