El mapa y la bicontinentalidad en la geopolítica del Sur

Analizamos las derivaciones geopolíticas que se desprenden de la institucionalización del Mapa Bicontinental de la Argentina, adoptado a partir del año 2010 por Ley Nacional y convalidado en el año 2020 por unanimidad en el Congreso de la Nación.
Por Ariel Hartlich *

 

El mapa de la Argentina bicontinental1 sitúa el imaginario nacional en el espacio austral, en el continente americano y el antártico; donde la localización Sur se reafirma para permitirnos pensar un adecuado desarrollo regional. Al mismo tiempo, resulta una perspectiva territorial asociada estrechamente a la intervención estatal; en tanto que es el Estado nacional que, junto a las regulaciones legales y el resguardo de la soberanía, propicia las actividades polares y marítimas que otorgan sustento al posicionamiento jurisdiccional argentino.

Concretamente, distintos organismos estatales sostienen históricamente las políticas australes nacionales con variadas acciones, como resulta de la articulación de las sucesivas campañas antárticas o de la creciente actividad científica del Instituto Antártico Argentino (IAA)2. Pero también con trabajos como los llevados adelante por la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA)3, que posibilitaron que Argentina amplíe los derechos de soberanía sobre los recursos del lecho marítimo, con la aplicación de su plataforma4. O iniciativas como Pampa Azul, que articula acciones interministeriales de investigación científica, desarrollo tecnológico e innovación, fortaleciendo la presencia nacional sobre el mar y permitiendo la gestión de áreas marinas protegidas5. Cabe destacar que a estos esfuerzos nacionales se suma la actuación de Estados provinciales como el de Tierra del Fuego, con jurisdicción sobre Antártida, Malvinas y demás archipiélagos del Atlántico Sur; o de provincias ribereñas como la de Buenos Aires, que recientemente propició la puesta en valor del demandado Canal Magdalena, habilitando una vía de navegación directa entre la Cuenca del Plata y el Atlántico Sur.

Por consiguiente, reflexionar en términos de bicontinentalidad nos remite indefectiblemente a situar el pensamiento geopolítico nacional en las referencias meridionales, enlazado estrechamente al rol del Estado para el establecimiento de la soberanía plena en el amplio espacio que se extiende desde La Quiaca al Polo Sur. Así, el ideario bicontinental revaloriza la porción continental del territorio junto a las dimensiones marítimas y polares como ámbitos geoculturales de la población. Y con ello emergen múltiples consideraciones inherentes a la defensa del Mar Argentino ante la voracidad de las grandes compañías pesqueras o la valorización integral de los suelos sujetos a la expoliación de la megaminería trasnacional y los agronegocios, que demandan urgentes regulaciones. Al igual que ocurre con la extranjerización de la tierra y la apropiación de los cursos de agua en manos de particulares; y la gigantesca extensión marítima adyacente a las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur, que ocupan las Fuerzas Armadas del Reino Unido (HMAF o His Majesty's Armed Forces)6, proyectando su poderío colonialista hasta la Antártida bajo la arcaica dirección de la corona británica.

En suma, junto al pensamiento bicontinental emerge un concepto global de soberanía, donde el imaginario nacional se afirma desde una resuelta mirada integradora de las porciones continental americana, insular, marítima y antártica a la República Argentina. En este sentido debemos considerar que en los Estados modernos la silueta del mapa se instituyó como el signo identitario de las comunidades nacionales, en tanto que su contorno se presentó al interior de la cultura de los pueblos en forma de “logoización” del espacio estatal al que se pertenece (Anderson, 2013). Este juicio remite a una construcción simbólica que otorga cohesión sociopolítica a la acción conjunta del colectivo poblacional que se identifica como connacional. Es decir que lo "imaginario" no reviste un carácter ficcional como podría suponerse, sino que es concebido bajo la categoría de “comunidad imaginada”7, describiendo un rasgo unificador de los pueblos, con capacidad de definir a un grupo singular según su lugar de pertenencia.

Por otro lado, resulta necesario tener en cuenta que el mundo moderno fue definido gracias a la capacidad imaginativa de las poblaciones para trascender los límites espaciales impuestos por la vida cotidiana, lo que en gran medida fue posibilitado por el desarrollo de la cartografía. Es decir que recursos como el planisferio permitieron contemplar el planeta en su conjunto desde una representación totalizadora, que permite concebirlo y aprehenderlo como tal (Agnew, 2005). Igualmente, en términos geopolíticos la imagen del globo está relacionada a la fundación/formación del sistema-mundo8 moderno, que es intrínseco a la expansión europea de ultramar y las relaciones mundiales que impuso el colonialismo. De modo que la figuración eurocéntrica que tenemos hoy de la civilización occidental es el resultado de un largo proceso de construcción del ‘interior’ de ese imaginario global (Mignolo, 2000).

De ahí que repensar el mapa nacional en términos bicontinentales conlleva la necesaria inspección de espacios más amplios, en los cuales la idea de la propia jurisdicción se funde con figuraciones globales donde ponderar la disponibilidad de recursos naturales, la articulación estatal de múltiples áreas de interés o la promoción de la población. En efecto, el imaginario nacional argentino estuvo recortado tradicionalmente por las lógicas que impuso el modelo agro-exportador, con un manifiesto interés en el núcleo agrícola/ganadero subsidiario de la división internacional del trabajo. Por lo tanto, la imagen de país impresa históricamente en la geocultura popular fue netamente mediterránea, con eje en el puerto de Buenos Aires y asociada taxativamente al difundido planisferio de proyección Mercator, que es el de uso habitual en el sistema escolar9.

Por el contrario, el mapa de la Argentina bicontinental porta una vista dinámica emplazada desde el Polo Sur, estableciendo la centralidad del escenario nacional en el sector del Mar Argentino; el que se encuentra ocupado ilegal e ilegítimamente por la Corona británica. Para el ojo avizor, este escenario resulta disruptivo per se ante la mirada mediterránea del orden agroexportador. Pero además, este mapa está asociado a la región suramericana, rompiendo definitivamente el concepto estático y eurocéntrico cristalizado en la mirada septentrional del viejo planisferio colonialista de proyección Mercator.

Así pues, cuando el presidente Juan Domingo Perón inauguró la bicontinentalidad argentina con la promulgación de los decretos 8.944 y 14.708 del año 1946, lo hizo en el marco del proceso de industrialización que vivía el país. Por lo que estableció formalmente jurisdicción sobre el Mar Argentino, los archipiélagos del Atlántico Sur y el Sector Antártico Argentino, de igual manera que estaba concebido para la porción continental americana. Esto con el acompañamiento de una intensa campaña didáctica/pedagógica destinada a instalar en la conciencia del pueblo la nueva figura argentina, que estuvo enlazada estrechamente al pensamiento geopolítico sustentado en la Tercera Posición Justicialista.

 

Imagen 1: Representación hemisférica centrada en el Polo Sur. Fuente: (Isola y Berra, 1950).

 

Como resultado, el Polo Sur fue el pivote sobre el que se posicionó el pensamiento geopolítico peronista para representar el orbe donde se inscribió la bicontinentalidad argentina. Además resultó un esquema donde analizar la situación geovial10 de la República, poniendo en juego las interconexiones entre las distintas áreas del espacio nacional en su inserción regional. Concretamente, para visualizar esta composición se utilizó una proyección cenital11 que permitiera graficar la situación hemisférica desde un posicionamiento apropiado (imagen 1) y dimensionar su carácter austral. O sea que esta proyección redundó en un abierto desafío al imaginario geocultural hegemónico, con el objeto de alcanzar un “aprovechamiento inteligente de nuestra posición geográfica, la denominada tercera posición argentina” (Isola y Berra, 1950:18).

 

Imagen 2: Mapa de la República Argentina Bicontinental Sur/Norte. Fuente: IGN (https://www.ign.gob.ar/)

 

Por su parte, el mapa bicontinental que elaboró el Instituto Geográfico Nacional (IGN) en el año 2010 exhibe una imagen análoga a su par de 1946, con la incorporación de ediciones orientadas de Norte/Sur y Sur/Norte (imagen 2); lo que reafirma una interpelación directa a la mirada tradicional agroexportadora. Pero también, esta renovada cartografía está asociada a visiones del mundo alternativas a la colonial, como resulta del planisferio de proyección Aitoff presentado en año de 2013 por el IGN (imagen 3) en el marco de la jornada "Cartografías del Poder y Geopolítica del Conocimiento". Esta recuperación de las referencias meridionales y suramericanas de cara al siglo XIX no fue ajena a un sinfín de controversias; basta señalar la que protagonizó el titular del IGN, Sergio Cimbaro, ante versiones periodísticas que desacreditaron al nuevo planisferio bajo una acusación de plagio. En particular, Cimbaro reivindicó la nueva cartografía asegurando que “el objetivo fue buscar una proyección cartográfica que permita incluir la representación oficial de la República Argentina en un mapa planisferio, y que pueda mostrar la visión que sus ciudadanos tienen de su territorio” (Hartlich, 2019).

 

Imagen 3: Planisferio de Proyección Aitoff Sur/Norte. Fuente: IGN (https://www.ign.gob.ar/)

 

En definitiva, pensar en términos de bicontinentalidad incide directamente en la orientación del sentido geopolítico de la población y su valoración sobre los recursos disponibles, con las consabidas consecuencias en la comprensión de las relaciones de saber/poder locales y su correlato en el plano internacional. En este marco, la reciente visita al país de la jefa del Comando Sur del ejército de Estados Unidos12, Laura Richardson, redunda en un importante analizador, dado que se produjo en momentos en que Argentina avanza en la construcción del Polo Logístico Antártico en Ushuaia13. Pero también porque se dio en el contexto de las revelaciones de la Generala sobre los intereses estratégicos norteamericanos en nuestra región, con especial atención en los recursos naturales14. En particular, la revista de Richardson observó aspectos que forman parte de una pugna internacional, yendo desde el control del litio a la importancia geoestratégica de Ushuaia, lo cual trasluce una elocuente perspectiva integral en las apetencias imperiales del Norte sobre nuestro territorio, con una amplia mirada bicontinental que se extiende desde Jujuy a la Tierra del Fuego en su proyección antártica.

 

 

* Magíster y doctorando en ciencias sociales y humanidades (UNQ), docente y codirector del proyecto de extensión universitaria de la Universidad Nacional de Quilmes
1. Argentina se define como un país bicontinental en virtud de que su territorio ocupa una porción del continente americano y un sector del antártico. En el año 2010, el Senado argentino sancionó la Ley 26.651 que establece la obligatoriedad de utilizar el mapa bicontinental en todos los niveles y modalidades del sistema educativo y su exhibición pública en todos los organismos nacionales y provinciales; siendo una política de Estado que reconoce orígenes en el Decreto N°8944 que el presidente Juan Domingo Perón promulgó en 1946. Para profundizar sobre las características del mapa bicontinental de la República Argentina se puede acceder al portal del Instituto Geográfico Nacional: https://www.ign.gob.ar/ (entrada 25 de abril de 2023).

2. Para acceder a los informes anuales del IAA se puede acceder a la página del Organismo: https://www.cancilleria.gob.ar/es/iniciativas/dna/instituto-antartico-argentino (entrada 25 de abril de 2023)

3. Para profundizar sobre el trabajo que llevó adelante COPLA se puede ingresar al portal de la Comisión: http://www.plataformaargentina.gov.ar/es (entrada 25 de abril de 2023).

4. El 11 de marzo de 2016, la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) de Naciones Unidas “adoptó por consenso (es decir, sin votos en contra) las Recomendaciones sobre la presentación argentina”. Finalmente, en el año 2020 el Congreso Nacional aprobó por unanimidad la Ley 27.557, que ajustó el límite exterior de la plataforma continental argentina a esta resolución, incorporando un 35% más de superficie marítima al mapa nacional, el que quedó definitivamente institucionalizado y asociado indisolublemente al desarrollo científico y a los vastos recursos del espacio austral.

5. Los detalles de la iniciativa Pampa Azul se pueden consultar en el enlace: https://www.pampazul.gob.ar/ (entrada 25 de abril de 2023).

6. Entre diversos artículos publicados en el portal The British Army, se da cuenta de la presencia militar inglesa en Malvinas y su utilización como pivote para la ocupación colonialista de toda la porción austral del Mar Argentino. Por ejemplo, bajo el título South Atlantic Islands se indica que el Reino Unido tiene establecida una guarnición en las Islas Malvinas integrada por fuerzas navales, terrestres y aéreas a fin de “deter military aggression against The South Atlantic Overseas Territories”: https://www.army.mod.uk/ (entrada de mayo de 2023).

7. Las prácticas territoriales que condujeron al desarrollo del capitalismo y la formación de los Estados modernos desde el siglo XIX, recortaron el continente americano en espacios nacionales, trazando límites precisos que delimitaron la cultura hegemónica de cada población. En esta organización geocultural el mapa se erigió en uno de los paradigmas de la instrucción pública, como un logotipo que sintetizó lo que Benedict Anderson definió con el concepto de “comunidad imaginada”. En su trabajo Comunidad Imaginada, Benedict Anderson desarrolla este concepto a partir de observar la función fundamental que cumplió el mapa impreso en la conformación de los nacionalismos en los estados modernos (Anderson, 2013).

8. La realidad sociopolítica que determinó la opción de vida de las poblaciones no respondió estrictamente a cada diseño estatal, sino que implicó un proyecto a escala global de evidente contenido eurocéntrico, reconocido como sistema-mundo. El mismo reguló la relación entre lo nacional y lo internacional; contando con organizaciones interestatales, compañías de producción, marcas, clases o grupos de identificación de todo tipo que articularon este sistema, pero también estimularon conflictos y contradicciones (Wallerstein, 2005).

9. La proyección de Mercator es una técnica de representación cartográfica ideada por Gerardus Mercator en 1569 para representar en un plano de dos dimensiones la superficie terrestre. Para profundizar sobre los planisferios con esta proyección utilizados en el sistema escolar argentino se puede consultar: Hartlich y Giorgio, 2014.

10. La posición geovial es uno de los conceptos clásicos de la geopolítica y refiere al análisis de la interconexión o rutas de comunicación que se pueden establecer desde un área considerada y su periferia. Los trayectos terrestres, las vías de navegación, espacios aéreos, pasos, canales, estrechos, islas, etc. son factores de análisis, a partir de una posición central desde la cual se pueden establecer vínculos con el espacio circundante. Por lo cual fijar la centralidad del pensamiento geopolítico en la porción austral del territorio nacional conlleva un replanteo integral de la interrelación espacial.

11. Por proyección cenital o acimutal se entiende a la representación territorial que se consigue fijando un punto del planeta y proyectando el área a graficar en torno al mismo. De manera que se traza la imagen en un plano tangente al sitio en cuestión de la esfera, seleccionándolo como centro y obteniéndose una visión que se lograría ya sea desde el centro de la Tierra o desde un punto del espacio exterior.

12. El Comando Sur de los EE. UU. se auto-adjudica la responsabilidad de la cooperación y las operaciones de seguridad en América Central, América del Sur y el Caribe. Para conocer más sobre esta agencia estadounidense se puede consultar la página del U.S. Southern Command en: https://www.usa.gov/agencies/u-s-southern-command (entrada 15 de abril de 2023).

13. El último 22 de febrero, con motivo de cumplirse 119 años de presencia argentina ininterrumpida en la Antártida, el presidente Alberto Fernández encabezó un significativo acto de afirmación polar argentina desde la Base Marambio. En ese contexto, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, destacó que se busca que "Ushuaia se convierta, con la creación de un polo logístico, en la cabecera de los viajes turísticos a la Antártida y de los buques polares que van a investigar a la Antártida". Agencia Télam, 22 de febrero de 2023: https://www.telam.com.ar/notas/202302/620657-filmus-ant.html

14. La generala Laura Richardson expuso abiertamente los objetivos que persigue el Comando Sur en Nuestra América el pasado 19 de enero en una actividad organizada por el Atlantic Council sobre la seguridad “across the Americas”. Se puede acceder a la misma en el siguiente enlace: https://www.atlanticcouncil.org/event/a-conversation-with-general-laura-j-richardson-on-security-across-the-americas/ (entrada 25 de abril de 2023).


Bibliografía

- AGNEW, John (2005). Geopolítica: una re-visión de la política mundial. Título original: Geopolitics: Revisioning World Politics, traducción: María Dolores Lois Barrio. Editorial Trama, Madrid.

- ANDERSON, Benedict (2013). Comunidades Imaginadas. Fondo de Cultura Económica, México D.F. Traducción de Eduardo L. Suárez, México 1993, de la segunda edición en inglés de 1991.

- HARTLICH, Ariel Carlos y Giorgio, Miguel (2014). La colonización pedagógica y el mundo que nos enseñaron. Editorial El antídoto, Quilmes.

- HARTLICH, Ariel Carlos (2019). La comunidad imaginada por la comunidad organizada. La representación cartográfica durante el primer peronismo 1943-1955. Editorial Biblos. Buenos Aires.

- ISOLA, Emilio R. y BERRA, Angel Carlos (1950) Introducción a la geopolítica argentina. Buenos Aires. Biblioteca del Oficial, Círculo Militar.

- MIGNOLO, Walter (2000). “La colonialidad a lo largo y a lo ancho: el hemisferio occidental en el horizonte colonial de la modernidad”, en: LANDER, Edgardo y otros (2000). La colonialidad del saber: eurocentrismo y ciencias sociales. Perspectivas Latinoamericanas. CLACSO, Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales, Buenos Aires.

- WALLERSTEIN, Immanuel (2005). Análisis de sistema-mundo. Siglo XXI, México.