Memorias e imaginarios. De la dictadura paraguaya a la pandemia

La autora narra expresiones artísticas y de denuncia ciudadana vinculadas al duelo, la injusticia y las políticas oficiales de abandono en el marco de la pandemia y las texturas que las ligan con una memoria de la represión bajo el régimen stronista.
Por María Esther Zaracho Robertti *

1. El contexto. La expresión "ANR nunca más".

Las manifestaciones ciudadanas de marzo del año 2021 en Paraguay, vincularon la crisis sanitaria con el deficiente manejo de la pandemia por el COVID -19 que el gobierno de Mario Abdo Benítez ha venido ejecutando. A su vez expusieron abiertamente la relación de esta crisis con el partido oficialista, que lleva casi 70 años en el poder.

Desde la caída de la dictadura, pasando por una crisis política con una significativa participación social en marzo de 1999, es destacable que recién en el año 2008 el Paraguay experimentó la interrupción de la hegemonía del Partido Colorado, bastión de la dictadura del General Alfredo Stroessner (1954-1989).

La masacre de campesinos en Curuaguaty y consecuentemente el golpe institucional que derrocó a Fernando Lugo (2012) propiciaron el terreno para el retorno del coloradismo. El traumático corte del 2008 supuso no solamente la interrupción de un proceso social y político sino interferencias en términos de memorias.

Tanto el pedido de perdón en nombre del estado paraguayo por los crímenes del régimen (nunca realizado por gobiernos colorados) como la publicación del informe de la Comisión de Verdad y Justicia Anive Hagüa oiko (Para que nunca más ocurra) abrieron otra etapa para la memoria de la dictadura stronista, que junto con los lugares de memoria, los museos y los espacios públicos, se constituyeron en puentes para la transmisión de una memoria colectiva (González, 2016:100).

Durante la presidencia de Horacio Cartes (2013-2018) y en la actual administración de Mario Abdo Benítez (2018-2023) han sido frecuentes las expresiones reivindicativas del régimen. Podríamos pensar, sin embargo, que estas conmemoraciones de la memoria oficial contribuyeron en el último lustro al reforzamiento de un imaginario de ANR [Asociación Nacional Republicana – Partido Colorado] asociado a la dictadura, contrastando con otros que han surgido más recientemente como el llamado “estudiantazo” del movimiento “UNA: no te calles” (2015) o el presente “ANR: nunca más” (2021), revelando una pugna sostenida entre memorias oficiales y disidentes.

En ambos momentos históricos se escucharon frases como “el silencio ya no es nuestro lenguaje”. Las manifestaciones trascendieron la capital y se realizaron acciones en diferentes puntos del interior del país. Tanto en 2015 como en 2021 las producciones simbólicas pusieron a circular imágenes necesarias para re-significar el pasado, el presente y el futuro de la educación y la salud en el Paraguay.

La aparición de la expresión “nunca más”, asociada a la ANR, revela un dialogo histórico y de memorias en esta disputa, y nos remite ciertamente a procesos de memoria llevados a cabo en Argentina:

El nunca más alude a las consignas utilizadas por los movimientos de derechos humanos en el Cono Sur. Los informes de recopilación de informaciones y listados de violaciones a los derechos humanos por el terrorismo de Estado, elaborados por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (Conadep) en Argentina en 1984, y por organizaciones de derechos en humanos en Brasil en 1985 y en Uruguay, llevan por título nunca más. A partir de esos informes, el nunca más se incorpora en los diferentes países como un grito y una consigna de la lucha contra las violaciones sistemáticas de los derechos humanos cometidas por el Estado durante las dictaduras militares. Para los defensores de los derechos humanos, el nunca más involucra tanto un esclarecimiento completo de lo sucedido bajo las dictaduras como el correspondiente castigo a los responsables de las violaciones de los derechos (Sacavino, 2015: p. 7).

En la consigna “ANR nunca más” opera una conexión entre el pasado traumático dictatorial, sus muertes, duelos, y necesidades de justicia y/o reparación, con las necesidades actuales de un presente pandémico donde el gobierno autoritario, la necropolítica y el abandono nos confrontan con nuevas y refinadas formas de olvido y desaparición.

Esto da pie a una reflexión en torno a las memorias colectivas e imaginarios de la represión y la resistencia.

2. Memoria e imaginarios de la represión y la resistencia. Ciudadanía y comunidades de memoria. 

Las memorias son plurales, diversas, contextuales e incluso contradictorias. Hallbawchs, el pensador que dimensionó la memoria más allá del restricto ámbito de lo individual, habló de una memoria común, colectiva: “(…) solo podemos recordar cuando es posible recuperar la posición de los acontecimientos pasados en los marcos de la memoria colectiva… el olvido se explica por la desaparición de esos marcos o de parte de ellos”, expresaba (Hallbawchs, 1992: 172).

El pasado y el presente común, las experiencias compartidas como pueblo o comunidad, e incluso nuestras memorias biográficas conforman ese marco de memorias colectivas y también nutren nuestros imaginarios, tanto de represión como de resistencia.

De esta forma “dictadura”, “stronismo”, “transición” o “democracia” pueden ser leídos en clave de imaginarios y como tales construidos por actores sociales dentro de contextos específicos.

Es viable que entre las manifestaciones artísticas y de denuncia ciudadana en el contexto de la pandemia en Paraguay estén activas, aparte de la crítica a la situación sanitaria del presente, otras producciones derivadas del recuerdo en torno a las faltas y ausencias históricas del pasado, en especial las vinculadas a los gobiernos colorados.

Considero importante poner en relieve que la noción de ciudadanía “emancipada” asumida en este texto se corresponde con la reflexión y definición de Boaventura da Sousa Santos. Esta emancipación apela a la construcción de un “nuevo sentido común político”, el cual deberá ser construido a partir de las representaciones más inacabadas de la modernidad occidental: el principio de la comunidad con sus dos dimensiones (la solidaridad y la participación) y la racionalidad estético –expresiva (el placer, la autoría y la artefactualidad discursiva). Para De Sousa Santos la solidaridad alude a una dimensión ética, la participación a una dimensión política y el placer a una dimensión estética (De Sousa Santos, 2003: 125).

En ese sentido resulta comprensible que la ciudadanía movida por este “nuevo sentido común” y/o con elementos constitutivos de las “comunidades de memoria”, construya propuestas éticas, políticas y estéticas que pongan en tensión imaginarios y memorias de represión y resistencia, lecturas que permitan repensar el pasado y cuestionar el presente y el futuro (directa o indirectamente).

Estas manifestaciones artísticas, estéticas y de denuncia son analizadas con mayor detenimiento en el siguiente apartado, donde incluyo tanto un corpus producido desde el arte contemporáneo como propuestas surgidas en el marco de las manifestaciones ciudadanas de 2021 y que tienen como común denominador la recurrencia a las mismas texturas, materiales y soportes para el recuerdo o la denuncia.

3. Texturas de memoria: carpa, lona, polietileno. 

En los últimos años, algunas texturas oficiaron de repositorios de memoria-denuncia, tanto de la dictadura stronista como de la represión acontecida durante los últimos gobiernos colorados. Las carpas, los pedazos de lona y las bolsas de polietileno se constituyeron en repositorios privilegiados de las manifestaciones artísticas en lugares que hoy se constituyen como espacios de memoria de las luchas ciudadanas, como son las plazas que rodean el congreso nacional en Paraguay.

En democracia, varios artistas han documentado o utilizado estas texturas. No voy a realizar un recuento o cronología por razones de tiempo y espacio, pero elijo dos referencias que considero significativas e ilustrativas. Por una parte, el caso del cineasta Hugo Giménez con sus películas Fuera de Campo (2016) donde se hace mención a que los cuerpos masacrados llegaron envueltos en polietileno y a que la instalación de carpas marca una señal de lucha territorial y Matar a un muerto (2020), donde podemos observar las texturas que envuelven a los cuerpos de los desaparecidos durante el régimen, así como sus formas. Por otra, se encuentra el corpus de obras de arte producidas por Ruth Celeste Estigarribia (Asunción, 1980).

Las obras aquí mencionadas se corresponden con el tiempo de mandato de Horacio Cartes. La pieza inaugural es Telepronter (2015) con la que la artista obtuvo el segundo puesto del Premio Henri Matisse de la Embajada Francesa en Paraguay. Evidenciando la artificialidad guionada como “dispositivo para el olvido”, Telepronter estampó frases sobre las precarias construcciones de madera de los desplazados que ocupaban las principales plazas de la ciudad. El uso concreto del polietileno, en este caso transparente, se encuentra presente en Evidencias (2016); en esta acción, performance, instalación y video, la artista coloca una exposición participativa de “evidencias” frente al Palacio de Justicia de Asunción, exponiendo los objetos que, bordeando el rídículo o la farsa, fueron presentados por el juez de la causa para incriminar a los campesinos acusados por la masacre de Curuguaty.

Las bolsas negras de polietileno también sirvieron de soporte a la instalación, acción, performance de Sin tierra (2016). Como antecedente contextual inmediato, el gobierno había ejecutado desalojos violentos en diciembre de 2016 y en enero de 2017 en la colonia Guahory. Un juego donde todos pierden y todo se pierde, rezaba en la descripción de esta obra.

Sin tierra (2016). Josué Congo. Caaguazú

En Cavernícolas (2017), acción, performance realizada también en la plaza del congreso, los agricultores presentes en una manifestación en Asunción utilizaron sus palos −símbolo histórico de la lucha campesina− para responder a las declaraciones de la ministra de Hacienda Lea Giménez, quien los había calificado de cavernícolas. El soporte de esta obra fue el polietileno negro como lienzo. Finalmente, Cruces (2017) fue una acción, performance, video donde Ruth construyó cruces con las maderas que fue recogiendo durante una manifestación en las plazas del congreso. El escenario que rodeaba esta instalación conmemorativa de las luchas estaba compuesto por las carpas de lona donde acampaban los manifestantes.

Cavernícolas ( 2017). Fotociclo.

Tomando en cuenta el sentido amplio de las manifestaciones artísticas y ciudadanas desde la perspectiva de autores como Jelin y Longoni (2005) o De Sousa Santos (2003), volvemos a encontrar estas texturas en las acciones realizadas por la ciudadanía en marzo de 2021. Una de las más emblemáticas fue la recurrencia al polietileno negro en la acción performática de denuncia frente a las sedes de la ANR, en el departamento central y en la capital.

En dicha puesta, se presentaron muñecos que simulaban ser cuerpos sin vida envueltos en polietileno con carteles alusivos a la precariedad del sistema sanitario, educativo y a la represión policial. Con esta acción, se establecía en el imaginario, un paralelismo con los cuerpos que eran envueltos con otras texturas y en otros tiempos, de forma que los muertos de la dictadura, por vía de enlace del lugar de “aparición” (las sedes del Partido Colorado) se asociaban o mimetizan con aquellos que habían muerto en pandemia.

Manifestaciones de marzo paraguayo, 2021. Fuente: RTV

Un segundo caso se dio a partir del rechazo y de la apropiación de sentidos que realizaron los familiares de pacientes internados a causa del COVID en relación a una carpa de lona donada por el gobierno, específicamente por el despacho de la primera dama, para ser utilizado como albergue transitorio. Los familiares utilizaron la carpa como espacio para expresar demandas de medicamentos y realizar una conmemoración de sus familiares recientemente fallecidos.

Carpa o Albergue transitorio. Fuente: ABC Color

Si bien existen/existieron manifestaciones artísticas y de denuncia que recurrieron y recurren a otras texturas como telas, piedras o maderas, el polietileno y la lona resultan materiales significativos desde una perspectiva de expresión post dictatorial, en tanto asociadas a espacios de resistencia (principalmente del campesinado) tanto en sus propios territorios como durante las manifestaciones en zonas urbanas durante toda la era democrática.

4. El olvido como injusticia-abandono-muerte. Las resistencias a nuevas formas de olvido.

Tanto la aparición de la consigna “ANR nunca más”, como la recurrencia a ciertas texturas como soportes de memorias de represión y resistencia en la ciudadanía durante las manifestaciones del mes de marzo de 2021, se configuran en torno al procesamiento de eventos traumáticos de la historia reciente. Los hechos se reencarnan y reelaboran a modo de éticas, políticas y estéticas que posibilitan la denuncia, el sentido de comunidad, el duelo y la necesidad de justicia del violentado tejido social.

Así como el nunca más se transpola de los ámbitos de denuncia de derechos humanos en el contexto de las post dictaduras latinoamericanas, la noción de olvido se actualiza en tiempo presente asociada a la precarización histórica del sistema de salud y la inacción del gobierno entendida como desprecio a la vida o necropolítica oficial de abandono.

Las manifestaciones artísticas y de denuncia actúan de cierta forma como pedagogías del nunca más ante el autoritarismo del pasado y del presente.

Durante la redacción de este escrito fui estampando en una lona, con marcadores indelebles, apuntes de un incipiente “diario de campo”. Aferrándome a esta textura (comprendida aquí y a estas instancias, como tejido y cualidad de lo decible) recogí en medios y espacios públicos palabras que ponen en tensión las experiencias y vivencias en torno al Partido Colorado.

El proceso, como el de la memoria, es laborioso y persistirá en tanto todavía necesitemos contrarrestar ese olvido abandónico que nos está matando.

Texturas de memoria (2021), María Esther Zaracho.

 

* Antropóloga Social.
Referencias bibliográficas

- Baczko, B (1984) Los imaginarios sociales: memorias y esperanzas colectivas. Ediciones Nueva Visión. Buenos Aires. -Argentina. 2da. edición.

- De Sousa Santos, B (2003 ) Crítica de la razón indolente. Contra el desperdicio de la experiencia. Editorial Desclée de Brouwer S. A. España. Disponible en: http://www.boaventuradesousasantos.pt/media/critica_de_la_razon_indolente.pdf Consultado el 4 de abril del 2021.

- Diario ABC Color. Disponible en: https://www.hoy.com.py/nacionales/anotan-nombres-de-fallecidos-en-carpa-de-la-discordia-de-clinicas

- Gonzalez, M (2006) Archivos del Terror del Paraguay: velos que desnudan la dictadura stronista (pp. 81-103) en Archivos y memorias de la represión en América Latina (1973-1990) (2006). LOM ediciones Primera edición. Santiago de Chile.

- Halbwachs, M ( 2004) La memoria colectiva. Zaragoza: Prensas universitarias.

- Jelin, E y Longoni , A (comps) ( 2005)Escrituras, imágenes y escenarios ante la represión. Siglo XXI de España Editores. Madrid.

- Jelin, E (2014) Memoria y democracia. Una relación incierta1 Revista mexicana de ciencias políticas y sociales versión impresa ISSN 0185-1918ev. mex. cienc. polít. soc vol.59 no.221 México may./ago. 2014. Disponible en: http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0185-19182014000200010 Revisado el 07/04/202.

- Sacavino, S (2015) Pedagogía de la memoria y educación para el “nunca más” para la construcción de la democracia. Disponible enhttp://www.scielo.org.co/pdf/folios/n41/n41a05.pdf Revisado el 7/04/2021.

Páginas web consultadas:

- Sin título (22 de marzo de 2021). Facebook. Consultado el 7 de abril del 2021. https://www.facebook.com/RadioTvNuevoParaguay/posts/4587169924632