La colonización pedagógica y económica en la obra tardía de Rodolfo Puiggrós (1956- 1974)

En el aniversario del natalicio de Puiggrós, la autora bucea en las obras del pensador argentino para dejarnos una guía de sus aportes a la teoría y la acción descolonizadora latinoamericana.
Por María Villalba *

El mes aniversario del nacimiento y tránsito final del político, profesor y pensador nacional y latinoamericano Rodolfo Puiggrós constituye una buena oportunidad para homenajearlo con base en el reconocimiento de la vigencia de los ejes centrales de su “obra tardía” y en el recorrido de los aspectos centrales de su vida.

Puiggrós nació el 19 de noviembre de 1906 en la Ciudad de Buenos Aires. Estudió en un colegio religioso donde conoció a José María Rosa, otro pensador nacional revisionista. Cumplió el deseo de su padre que anhelaba que fuese economista: se anotó en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA pero inmediatamente abandonó sus estudios y nunca los terminó.

Viajó por Europa y visitó la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). A su regreso se afilió al Partido Comunista, del que sería expulsado en 1945 por su adhesión al peronismo, al formar parte del Movimiento Obrero Comunista, agrupación que, sin abandonar su pertenencia al comunismo, se encolumnó tras el Movimiento Nacional Peronista.

Puiggrós fundó periódicos, dio clases en diversas universidades y construyó una sólida obra conceptual. Su primer proyecto periodístico fue la Revista Brújula, en el que ya deja la marca de su matriz latinoamericanista y antiimperialista. Su principal trabajo teórico fue “Historia Crítica de los Partidos Políticos Argentinos”, en la que se destaca el análisis historiográfico, la riqueza de las fuentes y la profundidad y originalidad interpretativa. Este libro refleja su ruptura con el Partido Comunista y su nueva visión nacional y popular (Puiggrós, 1956: 129-132). Su vasta producción se completa, entre otras, con obras como “La integración de América Latina”; “Argentina entre golpes” oAdónde vamos argentinos”.

Después del golpe de Estado contra el general Juan Domingo Perón en 1955 Puiggrós formó parte de la resistencia peronista y en la década del 60 viajó a México, tanto por cuestiones políticas como por las penurias económicas derivadas de aquellas.

En 1973 asumió como rector de la Universidad de Buenos Aires; entre sus primeras medidas fue la modificación de ese nombre por el de “Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires”, expresión con la que plasmó su idea de descolonización cultural de lo “académico” y sentó la orientación que pretendía darle a la principal casa de altos estudios del país.

En este período se publicó La Universidad del Pueblo, una compilación de entrevistas que le hicieron en revistas como Panorama, Militancia, Cuestionario, Siete Días y El Mundo.

Durante 1975 Rodolfo Puiggrós fue perseguido por la Triple A y debió exiliarse en México. Allí se integró a la conducción del Movimiento Peronista Montoneros, estructura partidaria de una de las organizaciones político militares más grandes e importantes de América Latina que resistieron a las dictaduras cívico militares del continente.

Rodolfo se casó con Valentina Lapacó y tuvo a sus dos hijos: Adriana y Sergio. Su hija, es una intelectual muy reconocida en el campo educativo y actualmente es asesora del presidente Alberto Fernández. Sergio formó parte de Montoneros y fue asesinado a los 26 años el 22 de junio de 1976 en su domicilio de Capital Federal, en un operativo ilegal de detención y ejecuciones perpetrado por efectivos del régimen instaurado el 26 de marzo de ese año.

Desde su exilio, el pensador nacional organizó la Comisión en Solidaridad con el Pueblo Argentino y fue su Secretario General. El organismo colaboraba con los perseguidos argentinos que llegaban a México y denunciaba la violación sistemática de los derechos humanos por parte del Estado terrorista de Argentina y de otras dictaduras.

Rodolfo Puiggrós falleció el 12 de noviembre de 1980 en Cuba, donde se encontraba circunstancialmente por cuestiones de salud.

La Biblioteca de la Universidad Nacional de Lanús lleva su nombre y contiene el “Archivo de Rodolfo Puiggrós” donado por su segunda esposa, Delia Carnelli de Puiggrós, quien fue colega de nuestra institución. 

Rodolfo Puiggrós. Fuente: Internet.

Pensamiento y conciencia

En Historia Crítica de los Partidos Políticos Argentinos y en su obra tardía en general, desarrolló tres ejes conceptuales básicos: la colonización cultural y pedagógica, la unidad y fragmentación de América Latina y el socialismo nacional. El primero es el que más trabajó, utilizando los términos de conciencia colonial o colonialismo mental, para referirse al fenómeno que consideraba complementario a la colonización económica:

No puede afirmarse, sin embargo, que la penetración de una potencia capitalista en las zonas coloniales y dependientes sea completa, mientras a la penetración económica no se le añade la ideológica. (…) El imperialismo no se consolida mientras a la penetración económica no [se le] añade la penetración ideológica (Puiggrós, 1986: 28-35).

Puiggrós nunca abandonó su concepción materialista de la Historia; sin embargo, se diferenció del marxismo ortodoxo y de su rigidez en la lectura de la relación entre la infraestructura económica y la superestructura cultural, para analizar la colonización capitalista y a la cultural como dos caras de una misma moneda.

La colonización económica es la que ejerce el Imperialismo sobre los países periféricos. Durante el siglo XX Inglaterra y Estados Unidos colocaron sus productos manufacturados en América Latina para llevarse las ganancias a sus casas matrices.

La colonización cultural o pedagógica es la que ejerce el Imperialismo a través de la “intelligentzia”, de la ideología, de sus modelos culturales y de consumo. Puiggrós sostiene que el colonialismo mental penetró en los partidos políticos: tanto en los conservadores como en los que proclamaban la representación de los trabajadores, como el Socialista y el Comunista, del mismo modo que se atribuían reflejar a las clases medias, imponiendo verdades europeas, universales y abstractas para la interpretación de los procesos latinoamericanos.

Un ejemplo de esas afirmaciones fue la enseñanza de la aplicación mecánica de la teoría marxista de las formaciones económicas con base en un recorrido que llevaba del “modo de producción asiático” al “antiguo” (la esclavitud), a la posterior producción feudal en la Edad Media, para arribar al burgués o capitalista de la Edad Moderna, en un proceso que conduciría al modo de producción socialista y, finalmente, el comunista. Puiggrós se diferenció de extrapolaciones de teorías que pueden explicar los procesos europeos pero no los latinoamericanos: “A nadie que profundice nuestra historia se le ocurrirá asimilar el gaucho al siervo de la gleba medieval” (1986: 242 y 243). El siervo de la gleba, por ejemplo, estuvo atado a la tierra de los “señores”, a los que les debió servidumbre; el gaucho por el contrario deambuló por el territorio de forma seminómade, hasta que la expansión de la frontera agraria transformó la estructura de la tenencia de la tierra y su condición socioeconómica. 

También remarcó que hubo formas indoamericanas que se fusionaron con las formas que trajo el conquistador, generando mecanismos originales en nuestro continente como la mita, el yaconazgo, la encomienda, y otros.

Otro ejemplo de colonialismo mental aplicado por los partidos políticos conservadores, socialistas y comunistas de la región, fue la equiparación entre los “nacionalismos” imperialistas como el nazismo alemán o el fascismo italiano y los nacionalismos defensivos y emancipadores de los países periféricos. Puiggrós señaló la diferencia no solamente entre países imperialistas y países periféricos sino que también cuestionó la asimilación que se hace entre aquellos que son considerados “civilizados” y nuestros pueblos que son calificados de “atrasados”. De esta manera, cuestionó la dicotomía “civilización y barbarie”, que tanto mal hizo en nuestro continente y aún hoy en día persiste.

Además, la conciencia colonial en nuestra región significó revalorizar las causas externas para la interpretación de los hechos latinoamericanos por encima de las causas internas. Nuestro pensador destacó que las causas internas son fundamentales para el análisis y la explicación de los hechos históricos latinoamericanos. De los ejemplos que propone, mencionaremos la conquista española, la Revolución de Mayo y la Revolución Mexicana.

Al referirse a la “Conquista” Puiggrós subrayó que no fue más allá de la mera dominación ya que los españoles se fusionaron con los pueblos originarios que habitaban América, produciéndose el mestizaje y el sincretismo, no solamente en términos culturales sino también en las formaciones económicas. Un ejemplo cultural es el de la virgen de Guadalupe que pertenece a la religión católica cristiana, encarnada en una mujer de tez morena, típica de los pueblos originarios. Un ejemplo económico es el de la mezcla entre formas del conquistador (feudalismo y capitalismo) con formas comunitarias de los habitantes locales, lo que constituyen formaciones “indoiberoamericanas”.

Con relación a la Revolución de Mayo, el ex rector de la UNyP sostiene que no puede ser explicada solamente por las ideas de la Revolución Francesa y el proceso de la Revolución Industrial, sino que los procesos internos de nuestra región (por ejemplo el de otorgarle derechos a los pueblos originarios) habilitó que los ideales de libertad, igualdad y fraternidad coincidieran con los ideales de los revolucionarios de mayo:

También esos históricos acontecimientos [refiriéndose a la Revolución Francesa] agitaron a la colonia del Río de la Plata, sin que ello signifique que nuestra Revolución de Mayo haya sido calco o simple eco de la francesa. Pudo ésta ser una de las causas externas que condicionaron los cambios en nuestra ruta histórica (junto con la revolución industrial inglesa, la independencia de Estados Unidos y la guerra española de liberación) por encontrar aquí una base receptiva apropiada. En aquellas sociedades sin tal base receptiva, sin tal conexión de su autodesarrollo con la causa externa, la revolución francesa pasó de largo y no rozó ni la epidermis. Su influencia estuvo determinada, pues, por el grado de receptividad de la base interna de cada zona social del planeta (Puiggrós, 1986: 29 y 30). 

Al referirse a la Revolución Mexicana también afirmó que no puede ser explicada solamente por un enfrentamiento entre criollos y españoles sino que debe ser comprendida por la fusión entre los primeros, continuadores de los habitantes precolombinos, frente a los grupos conservadores que no querían ni la reforma agraria, ni las nacionalizaciones, ni los derechos para los sectores populares.

Al referirse a la conciencia colonial y sus “abstracciones”, Puiggrós considera que, en lugar de “conceptuar conceptos” hay que conceptuar hechos; se debe desentrañar la realidad para poder comprenderla e interpretarla. En lugar de utilizar esquemas teóricos abstractos, para interpretar la realidad propuso el proceso inverso: partir de la realidad para luego construir teoría.  

Uno de los esquemas de colonización cultural es el de interpretar coyunturas en función de “izquierdas y derechas”, categorías eurocéntricas que no permiten el análisis profundo de los movimientos nacionales y populares en nuestro continente. En el caso argentino, es más adecuado aludir a “peronismo y anti-peronismo”, en el marco general de la disputa “pueblo versus oligarquía”. Por eso es fundamental la variable o la cuestión nacional.

En ese sentido, tampoco se puede hablar del enfrentamiento entre proletariado y burguesía ya que en las regiones periféricas, existe una contradicción previa y principal entre el interés nacional y el externo, dependiente, imperial... En ese marco, las alianzas nacionales incluyen a trabajadores y a sectores burgueses defensores de lo nacional. Síntesis como esas, convertidas en “frentes” políticos, pueden enfrentarse a las oligarquías portuarias, que negocian o dependen de los intereses transnacionales y responden a esos intereses.

En Integración de América Latina (conferencias dictadas en la Universidad Nacional Autónoma de México) Puiggrós señaló a la Revolución Cubana como ejemplo de Frente Antiimperialista que triunfó en Nuestramérica como sendero de ejemplo a seguir. En esa oportunidad sostuvo que “Nuestros países han entrado en una etapa de revoluciones sociales, porque no pueden seguir siendo factorías productoras de materias primas para el mercado exterior y deben reconstruir sus estructuras socioeconómicas para adaptarlas a planes internos e independientes de desarrollo”, y recalcó que las naciones americanas “no pueden seguir siendo gobernados por ideologías e instituciones políticas que corresponden a la condición de factorías” (Puiggrós: 1965, 74).

Una herramienta de análisis del coloniaje cultural es la diferenciación entre dictaduras y democracias. Si se analiza el período 1955-1973 en la Argentina, se comprueba que fue un período marcado por las dictaduras, con dos momentos ocupados por gobiernos civiles (Arturo Frondizi 1958-1962 y Arturo Illia 1963-1966) maniatados al poder económico y militar, con el peronismo proscripto. Puiggrós diferencia el gobierno democrático que lo llevó a él a ser rector de la Universidad, de una dictadura como la del 76, que asesinó a su hijo; sin embargo, señala que las democracias representativas, en muchas oportunidades, son débiles y siguen manejadas por los círculos antipopulares.

Puiggrós publicó la primera edición de Historia crítica de los partidos políticos argentinos en 1956  pero en 1965, 10 años después, presentó una segunda edición aumentada, con un tomo específico sobre peronismo, en el que muestra hasta qué punto llegó el coloniaje cultural citando un manifiesto del Partido Comunista en el marco de las elecciones de 1946, que llamaba a “aniquilar a ese malón peronista y hordas salvajes para higienizar la democracia y la política” (Puiggrós, 1986: 497) muestra que dejaba reflejado el pensamiento antinacional y antipopular de dicha corriente política en Argentina, postura que funcionaba, además, como justificación para la denigración de los sectores oprimidos.

Pícaro y serio

Quienes conocieron a Rodolfo Puiggrós lo señalan por su calidad humana y la acidez de su humor. Por ejemplo, él contaba a sus amigos la siguiente anécdota: un día de sol se encuentra en Plaza de Mayo con el Secretario General del Partido Comunista Argentino, Victorio Codovilla, quien llevaba un paraguas colgado del brazo. Rodolfo le pregunta por el motivo de esa contradicción y el jefe del PC responde que es porque está lloviendo en Moscú. Acostumbraba a usar el sarcasmo para criticar la dependencia de los comunistas locales respecto a los designios de la Unión Soviética, aquello que Jorge Abelardo Ramos y Arturo Jauretche conceptualizaban como colonización pedagógica, es decir, mirar a Europa para interpretar y describir nuestro continente, en este caso a la Argentina.

Puiggrós no solamente denunció el colonialismo mental en términos teóricos sino que también lo combatió con su praxis política. Uno de los momentos centrales de esa práctica fue como rector de la Universidad de Buenos Aires en 1973.

Fue rector solamente 3 meses, pero tomó medidas profundas para combatir la colonización cultural y pedagógica. Entre ellas:

  • Articuló la Universidad con la comunidad investigando las problemáticas del país y buscando soluciones en la realidad de mismo.
  • Instaló como obligatoria la materia “Historia social de las luchas del pueblo argentino”, con una matriz nacional, popular y latinoamericana.
  • Creó el centro de estudios del Tercer Mundo “Manuel Ugarte”.
  • Generó títulos intermedios para que los estudiantes pudiesen acceder a diplomas habilitantes antes de terminar la totalidad de sus carreras.
  • Estableció la incompatibilidad de la carrera docente con multinacionales como la Fundación Ford.
  • Desarrolló un plan de becas para favorecer a los estudiantes con menores recursos económicos.

Recorridos de un pensador: unidad y fragmentación de América Latina

Puiggrós también analizó la unidad y la fragmentación de América Latina. Sostuvo que el desmembramiento del continente se debió a causas externas e internas. Por un lado, el imperialismo y su codicia de colocar sus capitales y por el otro los intereses comerciales de las oligarquías latinoamericanas.

Enumeró y analizó las múltiples intervenciones de Estados Unidos en la región cada vez que corrían peligro las inversiones y las ganancias de sus empresas. Los golpes de Estado en Latinoamérica en el marco del Plan Cóndor fueron herramientas criminales destinadas a salvaguardar sus intereses. En Argentina las irrupciones cívico militares se iniciaron en 1930 y se sucedieron hasta el 24 de marzo de 1976, con un régimen que se mantuvo en el gobierno hasta el 10 de diciembre de 1983.

En paralelo a la crítica de los avasallamientos del imperialismo, rescata las resistencias nacionales, como la de Sandino y el Sandinismo en Nicaragua. La Revolución nicaragüense también es un hecho maldito negado e invisibilizado en las aulas universitarias.

En su obra Integración de América Latina (1965) el pensador y político analizó la integración de la región latinoamericana con un enfoque integrador: tanto como una medida impulsada “desde afuera”, como un orden que nace desde sus entrañas. En este sentido, continuó con el análisis crítico de la interpretación de la Historia contemplando las causas externas relacionadas con el autodesarrollo de la región:

La humanidad va hacia la integración, pero no hacia una integración concebida a la manera antigua, es decir, impuesta por un conquistador (…). Va hacia una integración verdadera y proyectada al futuro eterno que se gesta en la medida que se emancipan las clases sociales explotadas y se independizan los pueblos oprimidos (Puiggrós: 1965, 27).

A la integración de América Latina que plantean economistas como Raúl Prebisch, exponente de la teoría económica conocida como desarrollismo, que trabaja en la relación centro-periferia y el proceso de industrialización vía sustitución de importaciones; Puiggrós le cuestiona la mirada europeísta y estadounidense, y afirma que “la esclerosis del sistema no se curará con las vitaminas que quieren administrarle” (1965: 67), sino descubriendo las particularidades de la historia latinoamericana (Puiggrós: 1965, 34).

América Latina es una y múltiple. Múltiple en la riquísima variedad de su naturaleza y en las pronunciadas desigualdades de niveles socioeconómicos (…). Una en el entrelazamiento de sus pueblos en el mismo destino histórico de pasar de lo inferior a lo superior por rutas inéditas. (Puiggrós: 1965, 70).

Puiggrós propone una serie de medidas en el camino de la unidad latinoamericana:

(…) los problemas de la integración latinoamericana podrían tener solución promoviendo el comercio entre los países del continente, organizando una racional división de las diversas ramas productivas, fomentando las inversiones y la capitalización, industrializando el conjunto, impulsando las actividades agropecuarias y mineras, formando un solo frente aduanero proteccionista y, en fin, aplicando a América Latina una serie de reactivos de orden económico, financiero y aun político sobre las estructuras sociales existentes (1965, 33).

Sostiene que es de suma importancia para la integración el desarrollo de la o las causas internas relacionadas al autodesarrollo del continente y señala que en el caso de América Latina los dos principios que movilizan a nuestros pueblos son la democracia directa y la economía y la propiedad sociales (Puiggrós: 1954, 64).  

Socialismo Nacional

El tercer eje que desarrolló Rodolfo Puiggrós es el de socialismo nacional en Adónde vamos argentinos y La Universidad del Pueblo.

Este concepto no es abstracto sino que se apoya en prácticas concretas; por ejemplo, la de los trabajadores y las trabajadoras protagonistas de la coyuntura durante el peronismo (1946-1955) y a lo largo de la resistencia peronista (1955-1973). En este período se forman comisiones internas de trabajo para gestionarse o autogestionarse y promover, además de las reivindicaciones básicas, la socialización de la propiedad.

Puiggrós señaló que el socialismo emerge de los gérmenes existentes en el propio país (1972, p.30). Es decir, nace de las entrañas de los países y los pueblos latinoamericanos.  Dedica al tema el capítulo “Peronismo y Socialismo”, subtitulado “¿Qué es el socialismo?” de su libro Adónde vamos argentinos.

Resalta que para hablar de Socialismo, ante todo hay que señalar la importancia de la emancipación nacional. Destacando que el capitalismo que se desarrolló en América Latina es un capitalismo dependiente, o como él lo define una “colonización capitalista”.

En ese sentido, expresa que “el socialismo siempre parte de lo nacional, en el sentido de que su necesidad surge de las contradicciones internas y específicas de cada país. Si dentro de éste no maduran las condiciones objetivas y subjetivas, si no se dan los gérmenes del socialismo será inútil intentar transplantarlo desde el exterior. En Iberoamérica las ideas y las prácticas reales del socialismo se apoyan en bases nacionales y en oposición al cosmopolitismo capitalista. La Argentina actual tuvo origen en la colonización capitalista posterior a 1853. Una auténtica construcción socialista implicaría el fin de todo tipo de coloniaje (económico, político, cultural)” (Puiggrós: 1972, 178).

Para Puiggrós, el socialismo es anticolonial por naturaleza y, como consecuencia, auténticamente patriota; el capitalismo lleva en su esencia la dependencia de los dominados, que se manifiesta plenamente en su fase imperialista y tiende a destruir en los pueblos sometidos el concepto de patria y el espíritu de lucha por su soberanía.

Considera que las tres banderas del peronismo: soberanía política, independencia económica y justicia social forman parte del socialismo nacional, e implican tanto la emancipación social como la emancipación nacional. La opresión social y la opresión colonial son los elementos estructurales que hay que transformar para alcanzar la liberación popular.

La Nación, la Patria, la bandera y el himno, que en Europa fueron considerados elementos de la burguesía, en nuestros países constituyen conceptos, símbolos, de un imaginario que es necesario construir frente a las características de semicolonialidad -término acuñado por Jorge Abelardo Ramos- del continente.      

Rescatar la figura de Rodolfo Puiggrós es recuperar no solamente a un hombre que fue silenciado por la historia oficial, y que hoy en día no es considerado dentro del canon central de la academia, sino también por la importancia de su figura en la construcción del Pensamiento Nacional y Latinoamericano que, con él y otros grandes pensadores como Juan José Hernández Arregui, incorpora también la noción de Revolucionario.

El rector “nacional y popular” escribió una importante cantidad de libros; en la medida que se fue incorporando a la gestión y a la militancia, redujo el ritmo de las publicaciones, aunque sin abandonar la producción.

Durante su exilio, escribió artículos periodísticos y fue entrevistado en diversos medios de comunicación. El seguimiento, ordenamiento y análisis de las expresiones que vertió en esas piezas, constituyen un cuerpo conceptual importante, que va mucho más allá de lo anecdótico y lo coyuntural. De allí, la importancia de los archivos que contienen esa documentación.   

A lo largo de nuestro recorrido, se pudo apreciar como el pensador no utilizó los conceptos marxistas extrapolándolos mecánicamente sino que les dio un tinte novedoso y particular, tomó sus esencias y transformó su aplicación a realidades concretas, modificando, enriqueciendo y completando la construcción inicial. No hizo un uso simple de, por ejemplo, conceptos como “estructura” o “superestructura”; en realidad les dio una vuelta de tuerca, tuvo en cuenta el problema nacional y desarrolló cómo, en el caso argentino, se gestó la colonización económica y el colonialismo mental o colonización pedagógica. 

Al referirse a la colonización capitalista Puiggrós describió la penetración de los capitales ingleses, estadounidenses y transnacionales que operaron con la connivencia de los partidos políticos locales, que entregaban las riquezas del país a manos extranjeras y dominantes, como en el caso de los frigoríficos, ferrocarriles, servicios, bancos, petróleo, entre otros.

Sobre el colonialismo mental describió a las corrientes epistemológicas europeas como el liberalismo, el positivismo, el desarrollismo, el socialismo y el comunismo, inadecuadas para entender la realidad latinoamericana.

Al mismo tiempo, criticó fuertemente los motes de “nazi”, “fascista”, “demagógico”, “totalitario”, “corrupto” que dirigentes políticos, la intelligentzia, y la prensa hegemónica le adjudicaron a Yrigoyen y a Perón. Estos rótulos no se corresponden con los líderes que condujeron los movimientos nacionales y populares en nuestra región y fueron blanco de gran parte de los golpes de Estado que se produjeron

El yrigoyenismo y el peronismo no fueron regímenes impuestos por la fuerza sino elegidos por el voto popular; tampoco fueron expresión de la demagogia, que la simple definición de diccionario refiere a las promesas incumplidas. Por el contrario, las tres banderas del peronismo (independencia económica, soberanía política y justicia social), no quedaron en el terreno declarativo sino que se llevaron a la práctica al iniciarse un incipiente desarrollo industrial para lograr la liberación nacional, al manejarse con autonomía de Estados Unidos y rechazar la firma de los tratados de 1944 que condujeron a la imposición de un Fondo Monetario Internacional, y promulgarse leyes a favor de los trabajadores.

Además de teorizar sobre estos ejes, pilares del pensamiento nacional y latinoamericano, Puiggrós los puso en práctica durante su gestión como rector de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires, concretando la relación dialéctica entre teoría y práctica.

Rodolfo Puiggrós en el rectoerado de la UNyP de Buenos Aires en 1973. Fuente: revistaharoldo.com.ar

Puiggrós, un amplio legado

Puiggrós no separó el plano de la economía del plano de la cultura, por el contrario, los analizó como caras de una misma moneda. Del mismo modo, conjugó para su análisis de los procesos histórico-políticos las causas externas y las causas internas.

Un elemento clave de su pensamiento es el del socialismo nacional. Atento a las realidades específicas de cada país, no es la trascripción lineal de algo introducido desde el exterior, sino una construcción nacional a partir de las prácticas y las necesidades locales. Explica que la pelea por la justicia y el socialismo en América Latina, buscaron romper las ataduras de todo coloniaje; su producto es anticolonial desde raíz, por lo tanto es auténticamente popular y nacional.   

Puiggrós interpretó al socialismo desde una mirada nacional, entrelazando la cuestión social con la cuestión nacional. Por ello, la patria y la bandera ya no son “mistificaciones burguesas” sino elementos centrales en la construcción de un imaginario compartido, una conciencia nacional, imprescindibles para la lucha contra la oligarquía y el imperialismo y para la construcción de un poder popular.

Como rector de la Universidad Nacional y Popular de Buenos Aires, propuso una universidad al servicio del pueblo y de la Nación y para esto preconizó el estudio de la Historia Argentina reciente, como herramienta que permitiese el conocimiento de las propias luchas, el entreguismo y los mecanismos de dominación extranjeros.

También propuso generar espacios de intercambio entre las prácticas populares y los conocimientos técnicos profesionales, que facilitasen la cooperación con áreas que produjesen, conocimiento, métodos y esquemas de trabajos de utilidad para el conjunto de la población, en especial los sectores más vulnerables. Así, desde las facultades y desde “Extensión Universitaria” o “Cooperación Comunitaria” se impulsaron articulaciones con sectores como los de salud, educación, vivienda o trabajo.

En menos de doscientos días de gestión, Rodolfo convirtió aquella “isla” en un continente con políticas educativas orientadas a la solución de los problemas nacionales. Puiggrós encarnó un modelo político y social, nacional, popular y revolucionario en sus obras y, sobre todo desarrolló una acción política y militante.

Escribió y gestionó en un contexto donde las condiciones de movilización, participación y organización destinadas a la construcción de herramientas de utilidad para la emancipación social y nacional estaban en ebullición.  Como rector cuenta que en su gestión se reunió, incluso con una agrupación de estudiantes primarios (Agrupación JPP: Juventud Primaria Peronista); por encima de la anécdota, expresa los niveles de concientización alcanzada en aquella etapa, en la que “hasta” los estudiantes de la escuela primaria luchaban por sus derechos, con prácticas que Puiggrós incluye en el proceso de “emancipación social y nacional”. 

La “Reforma de Puiggrós” constituyó la expresión universitaria de la lucha multisectorial, multipartidaria, integral y plurigeneracional del pueblo argentino contra sus opresores. No fue una “reforma reformista”, sino una construcción auténticamente revolucionaria.

Profundizar en la crítica a la colonización económica y la colonización cultural, fortaleció la lucha por la liberación nacional y el socialismo nacional en Nuestra América, por parte de agrupaciones políticas, organizaciones político-militares, expresiones sindicales y estudiantiles, barriales, religiosas... por el conjunto de expresiones de aquel “aluvión” que participaba de manera masiva, organizada y con clara visión antiimperialista y latinoamericanista.

Por tan innegable esfuerzo y legado, en este mes quisimos homenajear a Rodolfo Puiggrós. En conmemoración a su natalicio, el 19 de noviembre de 1906, la Universidad Nacional de Lanús publicó la Resolución 291/15 en la que se declara este día como Día del Docente Universitario de la UNLa y por lo tanto, no laborable.

* Licenciada en Sociología de la UBA, Especialista en Pensamiento Nacional y Latinoamericano de la UNLa. Docente de La Universidad en la Argentina y del Seminario de Pensamiento Nacional y Latinoamericano de la Universidad Nacional de Lanús.
Bibliografía consultada:

- Acha, Omar (2006) La nación futura. Rodolfo Puiggrós en las encrucijadas argentinas del siglo XX. Eudeba. Ciudad de Buenos Aires.

- Jaramillo, Ana (s/f) Intelectuales y académicos, un compromiso con la nación. Universidad Nacional de Lanús. Lanús.

- ----------------- (2013) El colonialismo pedagógico y cultural. Universidad Nacional de Lanús. Lanús.

- ----------------- (2016) Atlas latinoamericano. Universidad Nacional de Lanús. Lanús.

- Jauretche, Arturo (2002) Los profetas del odio. Ediciones del Corregidor. Buenos Aires.

- Puiggrós, Rodolfo (1956) Historia crítica de los partidos políticos argentinos. Editorial Argumentos. Buenos Aires.

- Puiggrós, Rodolfo (1986) Historia crítica de los partidos políticos argentinos Tomos I, II y III. Editorial Hyspamérica. Buenos Aires.

- Puiggrós, Rodolfo (1965) Integración de América Latina. Jorge Alvarez Editor. Buenos Aires.

- Puiggrós, Rodolfo (1968) Argentina entre golpes. Ediciones corregidor. Buenos Aires, Argentina.

- Puiggrós, Rodolfo (1972) Adónde vamos argentinos.

- Puiggrós, Rodolfo (1974) La Universidad del Pueblo. Editorial Crisis. Argentina.